19 de septiembre de 2009

Sobre la política que hoy en día padecemos…

El actual ‘mundo político’ en el que malvivimos ni ha nacido de la nada ni es producto del azar. Es importante, creo, hacer una labor pedagógica respecto a su génesis y desarrollo.

La política como lucha terrible entre poderes fácticos, de guerra abierta en los medios de comunicación, de demagogia y populismo, de asesores de imagen y mentiras mostradas como verdad, de promesas electorales y programas incumplidos, de mesías salvadores de monstruos fascistoides, una política sin ‘política’ y sin ciudadanía; esta política, la que todos conocemos y padecemos tiene partida de nacimiento, tiene Carta Fundacional y toda una extensa narrativa que la desarrolló hasta pulirla y darle la forma actual. Y aunque es cierto que fueron los pensadores liberales clásicos los que la parieron, y que luego fueron los ideólogos neoliberales anglosajones los que la envenenaron, actualmente todo el espectro ideológico ha sucumbido a sus encantos.

Los Padres Fundadores tiene nombres y apellidos y fueron: Constant, Weber y Schumpeter. El primero en el siglo XIX con su obra ‘De la libertad de los antiguos comparada con la de los modernos, y los otros dos en el siglo XX, el alemán con su obra ‘La ética protestante y el espíritu del capitalismo’ y el austriaco con su obra ‘Capitalismo, socialismo y democracia. En la segunda parte de este mismo siglo XX con la tecnología de las telecomunicaciones, la informática e internet y la socio-psicología aplicada (control de masas, mercadotecnia, publicidad y asesorías de imagen) han terminado de construir este magnífico agujero negro.

Benjamin Constant fue el gran defensor de la Democracia Representativa. El ciudadano a través de su voto otorga a su representante un cheque en blanco para que éste haga y deshaga a su antojo, olvidándose de aquel que le otorgó su confianza. Aquello supuso el fin de la soberanía política individual: el ciudadano de la democracia representativa es un sujeto pasivo que sólo debe dedicarse a sus intereses económicos. Max Weber fue el gran defensor del caudillaje político. Sin un líder político, un caudillo, la política no es ni posible ni viable. Es él y su voluntad, y no la razón, la que deben dirigir a la ciudadanía de masas. A esto sumamos que el verdadero orden de lo político es la economía. Por lo tanto, la política debe convertirse en una ciencia económica, de frialdad racionalizadora, donde el criterio de máximo valor es la razón de estado.

Joseph Alois Schumpeter es uno de los teóricos político y económicos más importante del s. XX. Sus teorías han marcado a fuego todo la ‘Realpolitik’ del siglo pasado. Recoge con ánimo el legado de los dos filósofos anteriores y los lanza con fuerza al futuro. Habrá que explicarlo con detenimiento…

No hay comentarios:

Publicar un comentario