8 de mayo de 2009

Las polémicas que siempre vuelven

Si la vida es una caja de bombones las novelas de Dan Brown son puzzles de mil piezas: con cientos de piezas del mismo color azul que sólo cuando se juntan dejan ver lo que de verdad dice. El núcleo principal del puzzle es desde luego la recaudación. Esto es una gigantesca maniobra financiera para sacar dinero. 'Ángeles y demonios' fue la primera maniobra, que luego se pulió con 'El Código'. ¿Cuántos millones de copias vendidas? ¿Cuánto ha recaudado la editorial y luego Hollywood? Así que el primer veredicto es que es un éxito, mejor un E X I T O. A partir de aquí podemos ir tocando el flaviol hasta llegar al Louvre, o al CERN o al Vaticano.

Y es que a lo que Brown apela en sus novelas es a los aspectos irresolubles de la existencia. Al perpetuum mobile de la realidad. El ejemplo más claro de esto lo vemos en que desde ayer no se para de hablar de la misma cuestión sin parar, que si el Barca, el jogo bonito, la suerte, la ayuda arbitral, bla, bla, bla. Siempre moviéndonos en círculos completamente irresolubles, incapaces de convencernos los unos a los otros, dos muros gritándose pero sin moverse. Todos ya cansados pero sin querer ceder en ningún momento a decir la última palabra, el ultimo chiste, la ultima bronca, y así hasta el infinito, porque si a no cierra la boca no lo harán ni b ni c. Brown apela descaradamente a eso. Apela a que no es verdad, ni por asomo, que en el mundo en el que ya vivimos hablando se entiende la gente

No será ni el primer ni último libro que con tan poca calidad literaria mete a tanta gente en la lectura; y en un país donde se ve tanto Gran Hermano y otras chorradas que alguien se siente a leer un libro tiene merito. Yo recuerdo que cuando salió, en el Hospital donde trabajo hasta las más viejas del lugar dejaron por unos días el punto de cruz y cogieron el libro con la Mona Lisa en la portada. TODO el mundo habla de esos libros. ¿Cómo puedes repudiarlo si no lo has leído si quiera? Así que ‘CLIN $$ CLIN’ pasa por caja, leételo y luego me importa un carajo que me pongas a parir diciendo que es un bodrio.

De alguna manera que él sabrá ha conseguido conectar con una serie de acontecimientos vitales que anidan en el inconsciente colectivo de la Humanidad Occidental. Pondré algunos ejemplos:

- El primero está claro viendo a algunos discutir y desollarse vivos a cuenta del futbol y la rivalidad entre el Madrid y el Barca. Nos encanta discutir, nos encanta putearnos, nos encanta llevar razón y restregarlo por las narices de los demás. Brown le da caña a mucha gente descaradamente, especialmente a la Iglesia Católica, así que el lector muchas veces es tratado como si estuviera en el Circo Romano y se enardece viendo como se mataban los gladiadores. Brown sabe como apelar a esa parte rastrera del ser humano.

- El segundo tiene que ver con los aspectos religiosos. El da por supuesto, y creo que acierta, de que existe una ingente cantidad de seres humanos con una necesidad no cubierta, o no cubierta satisfactoriamente. Así que perpetra en su melting pot particular un sincretismo religioso cogiendo cosas de aquí y allá de tal manera que a cada uno le dice una cosa y acierta

Peter Berlin escribió una trilogía hace algunos años sobre el Grial y todas estas cuestiones. Era unos libros densos, muy pesados para el gran público. Años atrás Michael Baigent, Richard Leigh and Henry Lincoln escribieron El Enigma Sagrado; un libro de esos que recomendaría Iker Jimenez y Javier Sierra donde se pormenoriza algunas cuestiones consideradas por algunos como heréticas. Brown creyó en sí mismo al perpetrar un camino intermedio entre el tedio de la novela histórica del alemán y las conspiraciones alucinantes de los otros, dotando a sus novelas de recursos muy masticados para que el lector no tenga que esforzarse lo más mínimo en su lectura. Leer a Brown es como el sillon-ball no es esforzarse jugando al futbol. En el mundo en el que vivimos poca gente ya juega al futbol y millones nos sentamos con pañales los fines de semana para hacer sillon-ball. Brown apela a ese sillon-book.

Yo primero leí 'El Código' y automáticamente me fui a la web del Louvre para ver fotos de los cuadros. Con 'Ángeles...' a la web del Vaticano y sus Museos. Este libro trasciende a las letras y se convierte en un autentico Tsunami que recorre toda el orbe tambaleando todo lo que pilla a su paso. Por ejemplo ¿Cuántos no han viajado a París con un pack Código da Vinci o Roma con un pack Ángeles y Demonios? La propia Iglesia Católica que se siente tan ofendida aprovecha un tirón como este para hacer piña y fundirse a fuego en sus propias convicciones. En mi humilde opinión nadie que lea el Código o A&D dejará de creer. Más aun este tipo de eventos son un empujón al fanatismo y al milenarismo apocalíptico de algunos. Y en los tiempos que corren los 'Intocables' ya no existen; todo es opinable y todos estamos en la picota para ser criticados. La Iglesia también. Es más, ésta cuenta con mecanismos de defensa abundantes y contundentes, suficientes para defenderse y no ir lloriqueando como si no hubiera partido un plato en su existencia.

Desde que hay humanes en la Tierra, éste ha sentido la necesidad de creer en algo trascendente a él mismo. Eso es un hecho irrebatible, incluso para los que no creemos. La idea de Dios ronda por la cabeza de los hombres desde que en aquellas cuevas de Altamira pintaban bisontes con el deseo de tener una buena caza y poder subsistir la siguiente generación. Miles de años después, tras la evolución de la Cultura y la Sociedad, tras todo el despliegue racional de la Ciencia y todo el abigarrado empuje de las diversas religiones, especialmente las confesionales monoteístas que se estructuraron en potentes aparatos político-ideológicos, la gente sigue queriendo y necesitando creer. Ya lo vimos con Mulder 'I want to believe'. Brown se ha limitado a proponer SU peculiar visión del asunto, y resulta que el AZAR, primero y un buen merchandaising después, ha calado en lo profundo-oculto de la gente, bien para abrir su curiosidad y comenzar a preguntarse por cosas que no sabía de su existencia, o bien para afianzarse en su creencia-religión, o bien para despotricar de semejante conspiranoia de baja estofa.