12 de mayo de 2009

¡Pero qué desgraciaitos somos!

Ayer, sólo un día antes del Debate sobre el Estado de la Nación, y con un revuelo nada despreciable, se anunció la legalización de la llamada píldora postcoital. Y claro está, se ha montado la marimorena. Quisiera comentar algunas cosas al respecto.

1º - He intentado buscar en Internet alguna información sobre la famosa píldora y es curioso ver como hay centenares de páginas a favor y en contra de su uso, algunas de ellas con argumentos furibundos en contra de los contrarios, pero hay muy pocas de información científica seria y contrastada. Vivimos en el mundo de la desinformación y del desconocimiento, pero donde todo el mundo opina de las opiniones de los demás sin antes haberse formado. ¡Pero qué desgraciaitos somos!

2º - En temas como estos uno se da cuenta de que nos hacen vivir en una realidad dividida.
Portada de 'El País' edición digital nacional de hoy: ninguna refrencia.
Portada de 'El Mundo' edición digital de hoy: varios artículos a mitad de página en la sección de Salud.
Portada del 'ABC' edición digital de hoy: segunda noticia y en Sociedad.
Portada de 'La Razón' edición digital hoy: Cabecera.
¿En que lugar del mundo o de la realidad vives tú? En esa en el que un tema como este no existe, o en esa donde lo más importante del mundo es este tema, o en otros donde este tema es un trascendental asunto de segunda fila. Depende de a quien leas en la prensa, o a quien escuches en la radio, o que tertulias veas en la tele, vivirás en un mundo u otro. Vivimos en una realidad que ha sido troceada en compartimentos estancos cada vez más separados y autoignorados, sólo vigilándose por el rabillo del ojo para poder replicarse. ¡Pero qué desgraciaitos somos!

3º - ¿Es el momento idóneo y adecuado para sacar de manera tan abrupta un tema tan delicado e importante? Cualquier momento es bueno si las cosas se hacen bien, con sensibilidad y decisión; y cualquier momento es malo si se hace con torpeza e ignominia. En este caso estamos en este segundo y mal escenario. Y no por que se trate de una cortina de humo que trate de parar de hablar de la crisis económica, que lo es; y no porque se trate de un ruido más estruendoso que haga menos audible el ruido de los fracasos del gobierno, que lo es; es porque el oportunismo es en sí mismo censurable y execrable. ¡Vaya! ¿Pero no es la política en sí misma oportunismo? ¿No tratan los políticos de buscar el propio interés en cualquier oportunidad que se les presenta?.
Esto es, realmente, una enmienda a la totalidad de la política y de los políticos; convertidos ya en unos seres grimosos y escurridizos cuales Gollums de hemiciclo, incapaces de responder claramente a la más simple de las preguntas, llenos de poses hieráticas y frases aprendidas, maquinándo las maneras de que no los pillen. ¡Pero qué desgraciaitos somos!

4º- Desde el punto de vista médico o sanitario o de salud pública, el asunto me despierta serias dudas y miedos atroces (¡menos mal que no tengo hijas!). Me pregunto que pensará ZP si una de sus hijas va a una Farmacia y compra la pastilla. Nada. Seguro que su hija, las hijas de todos estos politicastros de medio pelo, apoltronados en lo más aristocrático y florido de la sociedad no pasarán por estos avatares del populacho. Pero hay que tener claro que ningún, repito ningún, medicamento es inocuo al organismo humano, sea hija de carpintero o sea hija de un político de rancio abolengo. Esto es una irresponsabilidad tremenda de consecuencias muy desagradables. Vivimos en un mundo en el que a una chica de diecipocos años no se le concede el derecho a votar pero sí a destrozarse la salud y a decidir sobre la moralidad de asuntos que llevan siglos debatiéndose, y todo eso en las décimas de segundo que se tarda en tragarse una pastilla con un vaso de agua. ¡Pero qué desgraciaitos somos!

5º - Si tu encierras en una habitación a tres o cuatro políticos de los tigres, a otros tantos de los leones, y a un puñado de personas a favor de la administración del fármaco y a otras que estén en contra, con la fórmula de la eterna juventud- eso sí le pones un grifo de agua y una jarra brita para beber y algunos sacos con paquetes de pipas-, y luego tiras la llave a la Fosa de las Marianas en el Pacífico a 2550 km de profundidad. Cuando, dentro de algunos siglos, se tenga la tecnología suficiente para bajar a tanta profundida y se recupere la llave, y luego de abrir la herrumbrosa puerta de nuestra habitación, encontraremos a nuestro contertulios debatiendo e incapaces de ponerse de acuerdo y llegar a unos mínimos soportables por todas las partes. En determinados asuntos hablando NO se entiende la gente. Se trata de la responsable y racional voluntad de decisión del que ejerce el poder en ese momento. Trás siglos de debate ético nadie se ha puesto de acuerdo o ha reconocido parte de verdad en la postura ajena. En un asunto como este sacado a la remaguillé, con nocturnidad y alevosía los ánimos se irán caldeando con el paso de las horas. ¡Pero qué desgraciaitos somos!

6º - En este asunto yo quisiera definirme: estoy a favor de que este tipo de medicamentos existan, estoy a favor de que este tipo de fármacos se usen y se generalicen, estoy a favor de este tipo de políticas que hagan que la mujer tenga herramientas de decisión en su vida. Pero si junto a esto, y de la mano, no transita el sentido común, el rigor científico y la rigurosidad legal, este asunto terminará en la antípoda del lugar donde se pretendia llegar.