11 de enero de 2010

Diferencias... ¿Qué diferencias?

La política actual que vivimos está completamente desnaturalizada por la forma que tienen los políticos de actuar. Ya no son esos prohombres a los que la gente admiraba por su entrega. La clase política se ha hinduizado, se ha convertido en la alta clase brahmanica que nada en privilegios porque los dioses han depositado en en ellos el timón de la sociedad. Es normal que la gente haya perdido la confianza en ellos y sólo los muy ingenuos siguen confiando en que la clase política puede mejorar la vida de la ciudadanía. Los muy ingenuos y también, claro está, la inmensa caterva de gorrones y enchufados que siempre hay alrededor de todos los partidos políticos, sea cual fuere su color. Mientras que existan políticos siempre habrá migajas de pan que caigan hacia abajo y los alimente. Hay en esto toda una cultura del pelotazo que en España ha hecho historia. En este país, y en Andalucía ya ni hablamos, tener el carnet del partido abre muchas puertas, un trabajo asegurado, posibilidad de medrar en el escalafón del partido, buenos ingresos, posición social cómoda, colegios y universidades en condiciones para los críos, vida social activa, buen poder adquisitivo, ayudas, amiguetes  y enchufismo para cuando haga falta, y el futuro asegurado para la familia. Este es un episodio que iguala más si cabe a toda la clase política.
Pero visto la cuestión desde el interior de la clase política, la cosa es distinta, porque su preocupación no es otra que demostrarse que su pedigrí es el mejor de los posibles. Ellos se indignan cuando la gente de la calle los igualamos. Ellos creen que por defender la ideología X frente a la Y los convierte en semidioses, en auténticos garantes de la vida en sociedad, y que es gracias ellos que se procura el cemento que une a la sociedad. Y los mismo ocurre con los de Y frente a los X. Esto es una auténtica estupidez. Cuando la verdad es que todos los políticos profesionales son auténticos privilegiados y viven en un nivel socioeconómico brillante mientras que los demás hacemos encajes de bolillos. Efectivamente, es que en esto, sí que son todos iguales. Aunque sigan cacareando que si lo de la ideología tal o la ideología cual, que si nosotros defendemos esto y lo otro, que nosotros impedimos que vuelvan los terrores de tal  o cual época pretérita. Mentira, mienten más que hablan. Esa antigua ideología que dicen defender no es más que un tapujo, algo para aplacar sus malas conciencias.
Desde hace algún tiempo ronda por internet un powerpoint donde aparece descritos los sueldos de los políticos más importantes del país. Yo pensaba que era una maldad más de la muchas que corren por la red. Pero resulta que es cierto que la revista 'Expansión' ha publicado esa información y que está disponible para todo el que quiera leerla. La noticia es del 2007, cuando todavía no se había materializado la gran crisis que hoy nos acojona a todos. Si actualmente alguien publicara los que estos sujetos cobran por pelearse como gallitos en las tertulias de la radio, sería de revolución.


Uno de los muchos tabues de este país es hablar abiertamente del sueldo que percibimos. Como si se quisiera ocultar a la mirada y al escrutinio de los demás el poder adquisitivo. Eso refleja, en el caso de los políticos, como dije antes, la mala conciencia de un dinero que no ha sido trabajado ni sufrido; y que por supuesto no se merece. A la vista de esas tremendas cifras, ¿de verdad tenemos que creernos que tigres y leones luchan por nuestras vidas? ¿de verdad tenemos tenemos que creernos que tigres y leones son diferentes, cuando su mundo ya no es nuestro mundo?.