26 de febrero de 2010

Shinto La Sabiduría autóctona de Japón(I)

El Shinto no tuvo en su origen ni libros sagrados donde se revela la Verdad, ni estructura sacerdotal jerárquica ni dogmas que lo controlen ideológicamente. No es producto de la revelación de ideas ni el engendro de algún hecho histórico trascendente. No se conecta ni a un fundador, ni a grandes maestros desarrolladores. En su origen carece de escrituras, dogmas y credos. Nada de esto encontramos en el Shinto. El culto, los rituales, los festivales y los santuarios son los lugares, tanto físicos como abstractos, donde se manifiesta la religión. Sin embargo, como ocurre con el hinduismo, millones de personas, en el pasado y en el presente lo consideran una manera de vivir y sentir singular y única, que se manifiesta en una cultura tradicional perfectamente definible y de gran riqueza, y en muchos y variadas formas de culto, populares, familiares y nacionales. Ha sobrevivido desde tiempos remotos hasta la actualidad, pero con el transcurso de los siglos ha experimentado innumerables adaptaciones y transformaciones.

PARA EMPEZAR UN NOMBRE CHINO

Para cuando el budismo entra en Japón, Siddharta Gautama ya hace siglos que disfrutaba de su extinción total, del paranirvana. Con esto quiero decir que cuando el budismo hace acto de presencia en las islas no es una sabiduría novicia y en crecimiento. La tradición budista es una robusta tradición en clara expansión misionera.

Antes de la entrada del budismo en el Japón existía una estructura dispersa y sin nombre de mitos (Shinwa), leyendas (Densetsu) y cuentos (Ninsetsu). Lo que luego sería etiquetado como Shinto. Shin-To procede de una palabra china. Esto es así porque cuando el sintoísmo comenzó a desarrollarse el chino era la única lengua que tenía escritura en Japón. Shin-To proviene del chino Shen, que significa espíritu; y Tao o Dao que significa camino. Significa por tanto, el camino de los espíritus o de las divinidades o de los dioses, en contraposición al nuevo camino llegado del continente: el Butsudo o camino del Buda. En el s. VI con la entrada en escena del budismo y del confucianismo, lo primero que hace el Shinto es nombrarse, catalogarse como algo diferente a lo que llega. Antes de esta entrada, la sabiduría natural de los kami no necesitó ni siquiera de un nombre para habitar plácidamente entre los nipones. Y lo hace con lo que hay, con el lenguaje chino, de ahí que sea Shin-To. Más tarde con el desarrollo escrito del japonés se llamará Kami-no-michi.

Con la llegada de las religiones continentales y su rápida extensión, surge la necesidad de sistematizar, nombrar, etiquetar, hacer explícito en definitiva, lo que hasta entonces no lo había sido. El Shinto tuvo que evolucionar entonces para interactuar con las otras religiones recién llegadas. Efectivamente, el budismo y el confucianismo ya llevaban siglos de evolución que los dotaron de gran complejidad, sofisticación y empaque. Es una ardua y compleja tarea la de estructurar lo desestructurado, lo que nunca antes había sido conceptualizado. El Budismo contaba con doctrinas altamente estructuradas y un sistema monacal recio y de probada funcionalidad. Contaba además con un corpus dogmático escrito y una tendencia estética clara. Por el contrario, y a su lado, el Shinto parecía solamente un puñado de creencias espirituales, con mucho arraigo, pero completamente desorganizadas. Esa fue, digamos que la segunda tarea del sintoísmo, hacer frente al organizado corpus ideológico budista. Y pasar de ser una religión familiar, privada y naturalista a ser territorial y luego imperial. Por tanto, y sea como fuere, el budismo jugó un papel relevante e imprescindible en el desarrollo del sintoísmo. Primero como acicate en su nacimiento y luego como espejo donde mirarse para madurar, aunque más tarde se separasen sus caminos. Profundizaré en este tema algún capítulo más adelante.

A lo largo de la historia el Shinto se desarrollo bajo cuatro formas fundamentales: Jinja, Koshitsu, Shuha y Minzoku.
     • Jinja: Shinto de los santuarios. Es un Shinto popular practicado por la población común e inseparable del santuario.
     • Koshitsu: Shinto Imperial. Shinto nacionalista de exaltación del emperador. Ritualismo encaminado a la unidad del estado y la felicidad de la ciudadanía. Es el de más complejidad ritual. De ellos se encargan clérigos masculinos (Shoten) y femeninos (Nai-Shoten).
     • Shuha: Shinto sectario. Shinto desarrollado a partir del s. XIX siguiendo las tradiciones pero alejados del control político estatal.
     • Minzoku: Shinto folclórico y populista.

 
Como cualquier otra religión, el shinto fue evolucionando con el paso del tiempo. Desde la optimista forma anímica de los kami hasta el Shinto Imperial ultranacionalista transcurrieron un buen puñado de siglos. Entre medias, desde el s. VIII se produce una conciliación entre el Shinto y el Budismo que dura varios siglos. Sólo algunos lugares, como el Santuario de Ise, logran mantenerse sin sincretismo. A partir del s. XIII y en adelante se vuelven a separar, aunque popularmente siguió vigente el sincretismo. En el s. XVII, el Shinto desarrollado por los Yoshida renovó la tradición nacional. Con la llegada de los Meiji, en el s. XIX, se establece el llamado Shinto Renacido o Fukko Shinto: se elimina todo vestigio del budismo y los sacerdotes son nombrados funcionarios estatales. La religión sintoísta fomenta el patriotismo, y ya en el s. XX el militarismo expansionista del Imperio. Tras la derrota en la 2ª GM, y el fuerte impacto negativo sufrido, volvió a resurgir pero sin atributos políticos.
Podíamos terminar reflexionado, y claro está valorando positivamente la capacidad de asimilación de lo extraño y lo ajeno que tiene el pueblo japonés desde tiempos inmemoriales. La sabiduría nipona fue una auténtica esponja que fue absorbiendo y convirtiendo en propio todo lo que le fue llegando de afuera, especialmente desde China. Esta falta de creatividad es compensada, y con creces, por la adaptabilidad radical.