14 de marzo de 2010

La Sabiduría de Irán (I)

Para los expertos en muchas disciplinas del conocimiento (historia, lingüística, antropología, filosofía, religión y un largo etcétera) el impacto del pueblo indoeuropeo es indudable. Pero ocurre que una gran oscuridad se cierne sobre su estudio directo: no han legado documento escrito alguno y tampoco hay restos materiales unívocamente suyos en ninguna de las regiones donde se supone que reposan sus huesos. Lo que se sabe de ellos es de manera indirecta: el estudio filológico y el estudio arqueológico.
Por tanto llamamos indoeuropeos a los primitivos hablantes del indoeuropeo. Las preguntas que comenzaron a hacerse los expertos tenían que ver con el cuándo y el dónde del surgimiento de estas tribus que compartían semejante lengua. Las interminables llanuras de Europa Oriental, de las actuales Polonia, Rumania y Ucrania, es la más que probable cuna de estos pueblos. En el -2000 los hetitas cruzan los Balcanes, cruzan el Bósforo y se establecen en Anatolia. En el -1900 los protogriegos hacen el mismo camino pero siguen hacia el sur, hasta el Peloponeso.  En ese mismo tiempo comenzó la emigración hacia el Oeste de celtas e itálicos; y hacia el este de los iranios y los indo-arios.
     Hacia finales del III milenio a.C., pueblos indoeuropeos procedentes de las regiones situadas al norte del Mar Negro llegan hasta Asia central, donde permanecen por algún tiempo. Después se desplazan hacia el sur y, al comienzo del II milenio a.C., los encontramos en la llanura irania y en las montañas de Afganistán. Finalmente, alguno de esos pueblos penetran en el subcontinente, mientras los otros se adentran en Irán. Aunque instalados en diferentes regiones de esta vasta región mantiene singularidades lingüísticas y un sentimiento de pertenencia a una misma comunidad.
     Para distinguirse de los nativos, todos estos pueblos se llaman a sí mismos arios, del sánscrito arya, noble. La religión es el elemento básico de la estructura cultural de los pueblos arios, y también la que provee el cuerpo ideológico sobre el que descansa la idea misma del carácter ario. Los arios entendían la ocupación de una región como la sacralización de una zona estimada profana antes de que ardiese por primera vez el fuego ritual.
Básicamente eran pastores nómadas de ovejas, cuyos rebaños constituían su principal riqueza. También criaban bueyes y cerdos. Sabían sembrar cebada y moler el grano. Pero lo que de verdad supuso un salto de calidad en su desarrollo fue la pronta domesticación del caballo: no sólo era una mejora en el pastoreo también fue una estupenda evolución en la técnica bélica. Las tribus indoeuropeas debieron ser prácticamente invencibles en el campo de batalla. La enorme importancia del caballo queda reflejada posteriormente en numerosos nombres, mitos y ritos. La organización social era simple y se basaba en la tripartición:
- Individuo - Casa[Patriarca] – Tribu[Monarca].
- Tres clases sociales: guerreros, sacerdotes y productores.

      El panteón
     El panteón se divide entre los devas y los asuras, a los que se les ofrecen sacrificios. La persona espera, tras la muerte, llegar a los dominios celestiales donde resplandece la luz eterna, para ello el individuo debe actuar de acuerdo con el bien y luchar contra el mal.
La antigua religión irania tenía un panteón común con los habitantes del subcontinente: Indra, Mitra, Nasatyas y Varuna. Hacia el siglo X a.C. se separan y Mitra ocupa el peldaño más alto del panteón iranio; tras él, la diosa Anahita tuvo un papel relevante. Los medos veneraban a Zurván, en Sogdiana a Baga. Adoraron al Sol, la Luna, la estrella Sirio, la tierra, el agua, el fuego y el aire. El lugar de culto eran lugares altos de montañas o bosques. Sacrificaban caballos, toros y carneros.
     Es en este contexto cultural y religioso sobre el que actuará uno de los grandes hombres religiosos de la Humanidad: Zaratustra.

      La vida de Zaratustra
   Aun siendo tan grande su obra, como la de Buda o de Confucio, hubo de transcurrir mucho tiempo antes de que su influencia se dejara sentir sobre el pensamiento y la religión de Occidente. Quien primero representó la sabiduría oriental para Europa fue un profeta persa llamado Zaratustra (también conocido en su forma helenizante como Zoroastro, de ahí que se llame Zoroastrismo a la religión de sus seguidores).
     La vida de Zaratustra se halla cubierta por una espesa niebla de leyendas. Hay imprecisiones e inseguridades tanto en la datación de la época donde nació y vivió, como por determinar el lugar exacto de su nacimiento. Los Gathas, documentos más antiguos y autorizados, nos presentan un hombre de fuerte personalidad. Hay indicios que permiten afirmar que nació en Raga, fruto de un enlace de un varón del linaje Spitama, criadores de caballos, y la hija de un rey medo. La colectividad a la que adoctrinó estaba constituida por pastores sedentarios que tenían unos jefes: kavi (príncipes), usig (sacrificadores) y karapan (sacerdotes murmuradores). Zaratustra se pronunció contra las creencias religiosas de estos sacerdotes custodios de la religión aria, y como se opusieron a sus reformas tuvo que huir y refugiarse en Visthapa, donde predicó con mayor fortuna su nueva doctrina religiosa. Tampoco hay acuerdo sobre su muerte: algunos afirma que fue asesinado y otros (los parsis) que murió tras la conversión del monarca que fue su protector.
      
      El Avesta
     La doctrina de Zaratustra es conocida gracias a la colección de textos de diversas épocas denominadas Avesta (fundamento). El texto que actualmente poseemos no es más que una pequeña parte del existente en tiempos de los asácnidas y sasánidas. Hoy sabemos que es en realidad una obra fragmentaria y desigual, compilada en una época relativamente reciente con trozos de textos, cuya redacción debió extenderse a lo largo de varios siglos. En el núcleo del Avesta figura un conjunto original que se distingue de todo el resto de la obra por el estilo, el dialecto en que está escrito, y el género literario. Se compone de cuatro bloques:
- Gathas (Cantos): se trata de himnos de extensión mediana atribuidos al propio Zaratustra.
- Yasna (celebración de sacrificios): se trata de himnos más largos que los anteriores.
- Yashts (cantos de sacrificios).
- Vendidad o Vivevdat (ley contra los demonios) ofrece las normas relativas a todas las situaciones de la vida, consideraciones en torno al destino del alma tras la muerte, los rituales y las prescripciones de pureza. Es el único texto que ha llegado íntegro a nuestros días.