24 de marzo de 2010

El Modelo Andaluz

El modelo político de Andalucía es, por decirlo de alguna manera suave, la envidia de todos los políticos y estrategas de la España política. ¡Hasta ahora! Desde que se juega a la democracia en este país, en Andalucía ha ganado siempre el mismo contendiente. La aritmética electoral de cada domingo es incuestionable. Nadie ha sido capaz de hacerles sombra. Han ganado todos los partidos por goleada. No tienen enemigos en el campo de batalla electoral. Es como si siempre hubieran jugado solos en un campo donde todos los asistentes aplaudían a rabiar ¿Cuáles son las claves para que esto ocurra? ¿Puede algún día cambiar el rumbo? ¿Es exportable a otros lugares?
Esto es el paraíso de los políticos. Una suerte de Xanadú donde los errores políticos del partido ganador no tienen consecuencias políticas, porque nadie se les enfrenta con contundencia. El sueño de todo político. El Walhalla a donde todo político quiere ir cuando muera. ¡Hasta ahora!
Esto es así porque durante estos años ha conseguido infiltrarse en todos y cada una de los niveles del tejido humano andaluz. No hay nada en Andalucía que no esté bajo su palio, nada que no haya sido pasado por su punto de mira, nada que no haya sido pasado por su tamiz, nada que no haya sido supervisado por un comisario político. Y no sólo las posiciones gubernamentales que les corresponden por ley, todas las demás también. Al no tener enemigos políticos de entidad no han encontrado barrera alguna. ¡Hasta ahora!
El brutal clientelismo que vivimos aquí no tiene paragón en ninguna otra zona del orbe político civilizado. Andalucía es la envidia de los políticos de fuera, los de este partido, y los del otro también. Creo que esto debería ser objeto de un estudio sociológico en profundidad. Todos los sectores de servicios y de producción deben algo, en mayor o menor medida, a la Junta de Andalucía y al partido que la gobierna. No hay nadie en Andalucía que no deba un favor a alguien de la Junta. El encadenamiento de favores tiene proporciones homéricas. Incluso aquellos sectores que estarían más cercanos a sus enemigos políticos se ven obligados a rendir pleitesía so pena de perder privilegios en la gran olla. Así hay establecida una red feudal de favores y deudas. ¡Hasta ahora!
La fuerza de este tejido es tan grande que todo el mundo necesita que sigan gobernando por miedo a que su status quo desaparezca si los de siempre desaparecen. Una especie de horror vacui, de miedo a que todo se desmorone si algún día se van. ¡Hasta ahora!
Todo atisbo de insurgencia política es como un leve murmullo, insignificante. Los partidos de corte nacionalista, con luchas intestinas constantes, no calan hondo en la Andalucía de ferias, carnavales y romerías. El otro partido de izquierdas, a la hora de la verdad, es incapaz de asumir riesgos con su identidad política propia y es otro cliente agradecido. El partido de la gaviota todavía no ha sido capaz de deshacerse de su traje de señorito andaluz, ni de la sotana amenazadora. Han cometido tantos errores, tantas injusticias que no pueden arrancar más apoyos. En esta tierra hay mucho campo y mucha espalda destrozada por siglos de trabajo y abusos. El partido del gobierno ha sabido canalizar como nadie todo ese resentimiento ancestral que todavía rezuma el campo andaluz, haciéndolo jugar a su favor durante décadas. En esto son los mayores expertos de España. Para la Junta trabajan los que mejor saben tocar las teclas del temor y del rencor de aquellos que nunca olvidan, porque esos nunca han tenido riquezas ni tierras, sólo tienen memoria. Y el que sólo tiene memoria no olvida jamás el daño que recibió. ¡Hasta ahora!

Y porqué pongo en rojo esto de ¡Hasta ahora!. Si da miedo pensar en lo que hay, más aterra pensar en lo que puede llegar. Lo que ocurre es que el descontento de ahora es mayor que la manipulación que trata de sedar a la ciudadanía. Y eso en Andalucía es tremendamente significativo. Y bien merece la pena de pensar en ello y fijarse en determinados sitios. Hasta el grupo PRISA se rindió a la evidencia y publicó este artículo en febrero de 2009.
Pero ahora en el 2010 las cosas no han hecho más que empeorar.
Una vez más el grupo PRISA tiene que abrirse a la realidad, aunque sea con tibieza.
Otros grupos mediáticos no afines se fajan a fondo con la encuesta de CEPES

Por primera vez en 3 décadas, ¡Jo!, se dice pronto, por primera vez en 30 años, por el pequeño agujerito de una cerradura, en una olvidada puerta oxidada, desvencijada por el combate del viento de levante y el salitre, se ve una luz diferente al foco que hasta ahora deslumbra toda nuestra tierra. Esto se traduce en pánico, se traduce en cambios de las cabezas visibles en todo este entramado, en cambios de gabinete, en cambios de los viejos rostros conocidos por otros nuevos, y sobre todo en mucho acojone. Dios me libre de afirmar que lo que venga será mejor que lo que salga. Eso no lo sabe nadie. Lo que sí es seguro será que de aquí a las elecciones regionales van a llover las puñaladas, y que la sangre política se va perder a borbotones. Esto va a dejar a las corridas de toros en experimentos de laboratorio. Un tío que lleva viviendo de esto durante 30 años no entrega la cuchara sin pelea. Y esto es lo que de verdad me preocupa y me da miedo, que con lo que está cayendo se dediquen a matarse unos a otros en vez de sacarnos del pozo.