4 de abril de 2010



Los muertos no resucitan. Por muchos discursos que sean lanzados al vacío , con susurrantes voces que sean capaz de percutir por todos los oscuros recovecos del alma humana, nunca jamás resucitará ninguno de los muertos. Ninguno de ellos. Ni los muertos de uno, ni los muertos de los otros. Sólo nos queda el recuerdo. Un recuerdo que sirve para alentar el odio profundo contra todo lo humano, y perpetuar generación tras generación la violencia terrible del puño que golpea la carne y la palabra que acuchilla la mente. Por suerte para unos pocos, de uno y otro lado, queda otro recuerdo más entrañable. Maestra, aquí seguimos mirando hacia arriba con curiosidad y siempre cuestionándonos qué diablos pasará por allá en lo alto. Sophía vive... los cielos y las estrellas que cuelgan en ellos y que nunca caen sobre nuestras monstruosas existencias lo certifican. Sophía vive...