17 de abril de 2010

La noche es mágica (II)

Desde muy pronto el ser humano comenzó a mirar el cielo y a intentar darle una explicación a los movimientos de las estrellas y de la luna. Una de las peculiaridades del mundo moderno, realmente es una de las cosas que hace moderno al mundo moderno, es la compartimentación de los conocimientos y los saberes. En el mundo arcaico y antiguo esta compartimentación no existía, no la necesitaban para vivir, por tanto habría que tener cuidado a la hora de menospreciar con adjetivos modernos todos sus avances. Porque sin sus avances no hubieramos llegado a los nuestros. Ese ‘todo’ en el que vivían era también pensado como un todo, y el ser humano formaba parte de ese todo. El ser humano aprendía a vivir en ese todo. En el pensamiento celeste arcaico y antiguo se mezcla lo que hoy en día calificaríamos como religión, astronomía, astrología y cosmología. Hoy veremos dos ejemplos el chino y el mesopotámico.

Para el mundo chino la jerarquía en el gobierno de las cosas era primordial, tanto en el área celeste como en el área humana. Los cuerpos celestes más importantes eran la estrella polar y las estrellas circumpolares tenían un rango inferior. Así, La polar se tenía por el Emperador de los cielos, las circumpolares eran Príncipes y las otras estrellas eran los Funcionarios de la corte celestial. Los cálculos astronómicos chinos eran casi enteramente algebraicos. En cuanto a la construcción del mundo han llegado hasta nosotros tres sistemas principales:
- El cielo hemisférico de Ka Thien. Los cielos eran una bóveda hemisférica y la Tierra una escudilla boca abajo con aristas lineales. El cielo no era regular, se elevaba al sur y se deprimía en el norte, además, tenía un movimiento de rotación. En él, el Sol, la Luna y los planetas se movían con un movimiento propio. En torno a los bordes de la Tierra había un océano en el que se hundía la bóveda celeste en su periferia.
- La esfera celeste de Hu Thien. El universo era un esferoide, similar a un huevo, en su interior, la Tierra descansaba sobre el agua y los cielos se sostenían por vapores.
- El espacio infinito vacío de Hsuan Yeh. El universo carece de forma y sustancia, excepto la Tierra y los cuerpos celestes. El espacio era infinito y vacío, los cuerpos celestes se mueven por él impulsados por fuerte vientos.

Pero no cabe duda de que el conocimiento celeste más importante de la era arcaica lo tuvieron los mesopotamios. Entre el Tigris y el Éufrates (la actual Irak) surgió la primera de las Civilizaciones: Mesopotamia, que significa eso literalmente entre (meso) ríos (potamos). Los mesopotamios estaban convencidos de que no eran dueños de sus vidas, de que eran los dioses quienes fijaban sus destinos. Por eso siempre andaban buscando signos y pistas de los planes divinos. Y el cielo parecía un lugar privilegiado para encontrar tales signos. Además de ‘inventar’ los códigos legales (Código de Hammurabi) a ellos debemos el nacimiento de la escritura (cuneiforme). La escritura y la numeración surgieron como respuesta al problema del comercio y la distribución de las cosechas, los bienes y las ganancias. Luego comenzaron a escribir sobre todo tipo de cosas. Para el conocimiento celeste quedó para la posteridad dos series de tablillas
ENUMA ANU ENLIL.
La observación de los cielos llevó durante la dinastía de Hammurabi a la confección de la serie Enuma Anu Enlil, con más de 70 tablillas, una auténtica enciclopedia de astrología con más de 7000 presagios. Pero en lo que nos interesa, la astronomía, describen el calendario que usaban: a la vez lunar y solar, cada mes empezaba con la luna nueva y el año comenzaba con el primer mes de primavera. También contiene un registro (la tablilla 63) bastante preciso, detallado y continuo del planeta Venus, y lo que es más importante aplican por primera vez series aritméticas al cálculo astronómico.
MUL APIN.
Posterior al Enuma aparece la serie Mul Apin, compendio de todo el saber astronómico acumulado hasta entonces. Los contenidos más importantes son:
- Catálogo de estrellas fijas. Registra 71 estrellas repartidas en tres franjas llamadas Anu (15º N hasta 15º S), Enlil (15º N hasta polo norte) y Ea (desde 15º S).
- Lista de los ortos heliacales de 36 estrellas diferentes.
- Método para saber cuándo se producían los ortos de las estrellas sobre el horizonte.
- Método de medición del orto de algunas estrellas y la culminación de otras asociadas, para medir el tiempo durante la noche de manera más precisa.
- Método para determinar las estaciones de un modo astrómico, siguiendo a la eclíptica en sus sucesivos cortes a los paralelos celestes de Anu, Enlil y Ea.
- Gran cantidad de hallazgos “menores” como: cálculo de la fecha en función de la sombra de un gnomo (palo vertical que arroja su sombra sobre una base horizontal marcada), método para computar la duración del período diurno y nocturno en los diversos días del año, método para calcular el momento de la salida y de la puesta de la luna.

Para todo el que quiera profundizar más: