16 de mayo de 2010

Tras la explosión...

tras el estruendo, se va disipando la nube de polvo. Poco a poco vamos viendo las marcas de devastación de la metralla. Ahora, tras el impacto vamos conociendo cómo la onda expansiva ha hecho añicos la esperanza de mucha gente. Son muchas las caretas que han caído tras este ataque furibundo contra la propia naturaleza. Acoso y derribo de los propios pilares de sustento. De las cientos de posibilidades que tenían para pasar su linda y progresista tijerita, ha sido al trabajador público, el trabajador que con su acción y su labor ha sacado el tan cacareado Estado del Bienestar adelante, el que ha sufrido las más grandes dentelladas. ¡A lo hecho pecho!, que le vamos a hacer, pero hay cosas que no se van a olvidar.
     Es evidente que en este status quo económico y finaciero en el que vivimos haya que apechugar de algún modo. La sudida del IVA de este verano ya va ser una puñalada trapera dolorosa. Pero que única y exclusivamente sean los trabajadores públicos (y los abuelos) los que tengan que pagar esta factura es injusto, e impropio de un partido de izquierdas.
     Sr. ZP y otros destacados socialistas, si ustedes todos se jactan pública y notoriamente de su progresismo y socialismo, tengan luego los cojones políticos de llevar su ideología hasta las mayores consecuencias; y si ustedes estan en contra del capital y del neoliberalismo salvaje que se encarna en el sistema bancario y finaciero, los cuales han sido los causantes de estos desmadres, tengan los cojones, repito, de ir a por ellos. No pagen el pato con el eslabón más débil. Que sean ellos los que pagen la minuta de sus tropelias. De que, como dice mi amiga Ana, pagen por los Crímenes contra la humanidad que han cometido.
     El día 11 de enero, en este mismo Blog ya hablaba yo de cómo el Gobierno fue a saco contra los Controladores aéreos; y en broma decía que los siguientes serían los trabajadores públicos. ¡Vaya! se cumplio aquello.


     LLegados hasta cierto punto, y entendiendo que esta situación de 'a grandes males, grandes remedios' acepto, pataleando, que me quiten el dinero trabajado, que no regalado (no nos regalan nada). Pero no acepto que la medida haya sido tomada a sabiendas de que gran parte de la población lo verá con buenos ojos. Esa demagogia no es honrada ni decente. Tampoco acepto que a otros sectores de riqueza de esta sociedad no se les pase ni siquiera el cepillo dominical para ayudar un poquito. Tampoco acepto que este Gobierno, y sus brillantísimas mentes pensantes, no hayan sido capaces de mamar una sóla medida que genere dinero y empleo en el país, ni una sóla. Tampoco acepto la postura cosmética de la Oposición, y su poco interés constructivo. ¿No tendremos lo que merecemos?