22 de mayo de 2010

MOU o el Futbol maquiavélico 3.0

     Para los que nos gusta ver los Simpson, Mou es el tabernero garrulo al que Burt Simpson toma el pelo desde siempre. Pero ahora, los que nos gusta el futbol y los que somos del Madrid tendremos que irnos acostumbrando al otro Mou: Jose Mourinho, entrenador portugués que seguramente termine fichando para dirigir al equipo el año que viene.


     Hace ya un puñado de años, era yo adolescente, en el Real Madrid tuvimos una generación maravillosa de futbolistas que se llamó la Quinta del Buitre. Todos eran de aquí, habían surgido de las categorías inferiores, su juego era alegre, vistoso, rápido, con buen trato de balón. Acostumbrados a la 'furia española' y su mediocridad balompédica, aquel equipo mejorado con un inolvidable Hugo, nos dio a los madridistas más de una y de dos tardes de alegría. Pero cuando aquel equipo, que para nosotros era la leche de bueno y de moderno salía a Europa, las catástrofes se iban sucediendo una tras otra. Un nuevo poder emergía también desde el norte de Italia. Otro de los grandes de Europa, el AC Milan, con 3 magníficos holandeses en sus filas campaba a sus anchas, sin que nadie les hiciera sombra. En su banquillo había un hombre poco conocido hasta entonces pero cuyos planteamientos futbolísticos reescribieron lo que hasta entonces había sido la historia táctica del futbol. El fútbol posmoderno estaba punto de nacer.
     Arrigo Sachi no necesita presentación. Sus títulos le avalan. Aquel juego de potencia y desgaste físico, en zona, con una defensa jodimente adelantada y con presión a 90 minutos resultó ser la mayúscula catastrofe de nuestra quinta blanca. Para nosotros era la leche, pero se desmoronaba como un azucarillo en las eliminatorias directas. Aquella fue la versión originaria del fútbol maquivélico en el que la estrategia y la táctica ocuparon el centro neurálgico del fútbol, y el preciosismo se convertía solamente en la guinda del pastel. Todos recordamos los golazos de Van Basten, pero Baresi, Costacurta, Colombo, Donadoni, Maldini, Rijkaard y Gullyt trotaban por el campo los 90 minutos. Ese tipo de fútbol sólo pudo surgir de Italia donde el catenaccio siempre ha causado furor. Ese fútbol de Sachi, poderoso y firme cuando salía bien, también cambio la perspectiva de la vergüenza cuando salía mal. Si la cosa no funcionaba los 11 tíos atrás y punto. Los demás nos rasgábamos las vestiduras, que si el fútbol es tal o cual o pascual. A ellos la vergüenza, o el 'qué dirán', o el bochorno de estar haciendo algo mezquino y ruín, se las traía al pairo. 
     El sucesor de Sachi en el Milan y en los planteamientos futbolísticos fue Flavio Capello. Su versión fue la 2.0, que todavía disfrutan en la pérfida albión. Aquello fue la repera. El fútbol hiperpragmático ya era un hecho consumado, y con Capello alcanzó cotas sublimes. Aquel tipo de fútbol casi garantizaba los resultados. El palmarés del bueno de Flavio así lo dice. Y el repasito que se llevó el barca de Cruyff fue de órdago, todavía tienen algunos pesadillas con Desailly. Con el tiempo Capello terminó recalando en el Real Madrid, donde una vez más triunfó, pero su fútbol no tenía buen cartel. Aquí si tenemos vergüenza y mucha mala conciencia y cuando el equipo juega mal, aunque gane, nos entra complejo de culpabilidad. Capello no duró mucho ninguna de las dos veces que entrenó al equipo. El equipo no jugaba un pijo al fútbol pero los títulos no faltaron.
     Pero esta evolución no ha quedado aquí. Desde hace algún tiempo disfrutamos en Europa del fútbol maquiavélico 3.0. El bueno de Mourinho comenzó siendo traductor de Robson en el Barca, y ha terminado siendo uno de los entrenadores más laureados del fútbol actual. Con este tipo, el fútbol hiperpragmático y sinvergüenza es una auténtica máquina de matar y encima, aspira a obra de arte irredenta. La eliminatoria con el Barca este año, especialmente el partido de vuelta en el Nou Camp, es toda una obra maestra del fútbol Mou. Hoy, recién ganada la Champions League, el luso acaba de tocar pelo en los altares. Por los ojos de Florentino chispean las chiribitas.
     No esperemos de Mourinho ni el buen fútbol ni el preciosismo balompédico. Al contratar a Mou, estas contratando la fiabilidad que otorga la mala conciencia y la poca, o ninguna, vergüenza. Cuando se contrata a Mou se va buscando los resultados y no el juego. Eso le tiene que quedar claro a muchos madridistas. El Madrid no jugará bien los partidos importantes pero los terminará ganado seguramente, porque hoy por hoy es el mejor estratega del mundo. El palmarés no engaña, el sueldo que va a tener tampoco.