20 de septiembre de 2010

Verdad y Hermenéutica

   ¿Qué lugar ocupa la verdad en los tiempos que corren? No hace mucho asistimos atónitos, e indignados, al engaño masivo perpetrado por las altas esferas políticas en relación a las armas de destrucción masiva en Irak. No era la primera vez que la alta política engañaba-manipulaba, a lo bestia, a las opiniones públicas del mundo; era la primera vez que asistíamos en vivo y directo, no al acto, sino a la impotencia colectiva. También, desde hace algún tiempo vivimos en el descrédito de los medios de comunicación. Es vox populi que todos mienten; o al menos, y esto no es mucho mejor, que aportan interpretaciones interesadas y orientadas a determinados lugares. Cada grupo induce a sus lectores-oyentes-televidentes a mirar a un sitio determinado obviando centrarse en otros. Lo mismo podemos decir de las ideologías (y los partidos políticos) que son absolutamente parciales y muestran una visión sesgada de la realidad. Todo esto cala en la gente, que a su vez, en su día a día refleja muchas veces, con sus actos, este revolcón a la verdad.

   Hay comportamientos individuales, especialmente en personas que son o deberían ser referentes de la sociedad, completamente aberrantes, como tuvimos ocasión de padecer-comprobar en la trágica escena de las Azores. Y qué decir de esos intereses bastardos que inoculan sus venenos en los mass-media que ya no sólo pelean en un mercado objetivo de ventas, también en otros más subjetivos de ideas y conductas. Yo voy más allá… ¿no será que el propio paradigma de ‘verdad’ en el que vivimos está dando síntomas claro de desgaste, incluso de agonía?

   Vivimos en una tradición iluminista e ilustrada, de metafísica positivista que maneja una definición de verdad (la mera correspondencia objetiva con los hechos) que ni siquiera ella misma respeta. Es más, como hemos visto, la maltrata y pisotea sin misericordia. A pesar de los muchos aldabonazos y llamadas de atención que ha recibido este macroparadigma, desde dentro y desde fuera, por ser el paradigma reinante, no va a renunciar a dejar de ordenar y mandar en el mundo por las buenas, es más, tolera bastante mal las disidencias, incluso aquellas que no son impositivas, sino invitaciones a otra forma de pensamiento.

   Por eso, desde determinadas instancias, minoritarias, se ha comenzado a proponer nuevos mundos-paradigmas-verdades. La Hermenéutica defiende una verdad, no la ausencia o la relatividad de la misma. Una verdad que ni es otorgada, ni es impuesta, ni es encontrada por arte de magia. La verdad hermenéutica se construye entre todos los que se comprometan a ello en libertad y responsabilidad.

Bibliografía: ¿Adiós a la verdad? Gianni Vattimo en Ética de las Verdades Hoy. Homenaje a Gianni Vattimo. UNED Ed. Madrid 2006 T. Oñate y Zubía & S. Royo Hernández. [pp. 71-80]