29 de septiembre de 2010

Huelga: entre el fracaso y el miedo

   Para empezar, he de decir, expresar, mi opinión personal, de que esta huelga no se ha hecho con verdadera sinceridad. Esta huelga de los sindicatos apesta desde el principio a contubernio erótico-festivo con el gobierno. Todo indica que han pactado un empate y que al final del partido se abrazarán e intercambiarán camisetas. Por momentos parecía que se la estaban haciendo al PP de Aznar (cuando aprenderá este país a dejar a los muertos descansar en paz). Pero bueno, lo pasado pasado está, y ya mismo ni nos acordaremos de estas cosas. Pero lo chungo es el surrealismo marxiano (de los hermanos Marx) que deja poso en la sociedad. Esto es como el camarote de los hermanos Marx, un auténtico espectáculo donde lo grotesco, lo ridículo y lo cómico se mezclan con una naturalizad pasmosa. Del mismo modo que se pierde el sentido del ridículo se pierde el sentido de la decencia y la honradez. ¡Qué fracaso! ... Y seguimos con los fracasos...

     Toda huelga implica un fracaso; así, toda huelga que fracasa es un fracaso per se, pero es que toda huelga que triunfa implica un fracaso aun mayor. Es más, todo sistema sociocultural actual y moderno que acoja en sus entrañas una huelga es también un fracaso. Partamos de una hipótesis: los convocantes a la huelga irán a la huelga pero respetarán a todos los que no quieran hacerla. Esta hipótesis en el status quo actual nos mostraría un seguimiento insignificante, nimio para ser redundante: la huelga fracasaría. Una segunda hipótesis: los convocantes a la huelga irán a la huelga pero no respetarán a todos los que no quieran hacerla, harán todo lo posible mediante piquetes para que la huelga triunfe. Aquí el fracaso sobrepasa con mucho el ámbito sindicalista y político ya que al inocular la violencia en las calles lo que están haciendo los huelguistas es un acto antidemocrático e incívico. Es el Terror. Es un fracaso de la humanidad entera que sigue teniendo que recurrir a la violencia antropológica para lograr sus objetivos, es un fracaso más de la razón y del diálogo, un fracaso más de la política como paradigma del entendimiento humano, colocando en la picota a los incendiarios y provocadores de este desasosiego civil: los sindicatos y sus líderes. ¿Cuál de las dos hipótesis creen ustedes que se ha confirmado esta noche?

   La segunda hipótesis no genera justicia social, ni genera honra ni dignidad a los trabajadores, ni provoca éxito a los paradigmas proletarios, ni se devolverán los derechos que nos arrebataron. La huelga lo único que genera es miedo. La huelga es miedo. Las huelgas triunfan por el miedo, el miedo más primario que existe: el miedo a que quiebren nuestra integridad física. Miedo a que te rompan las piernas si vas a la fábrica, miedo a que te apedreen el autobús si llevas a tu niño al cole. Ese es el triunfo de la huelga. El triunfo del miedo y del terror. Y por eso mismo es un fracaso rotundo y sin paliativos. Si los movimiento socialistas (sindicatos primero y partidos después) surgieron en el mundo con la estimable intención de promover la igualdad entre todos los hombres, es meritorio lo que están consiguiendo: la igualdad de todos en el miedo y el temor. La gente que no es tonta, y aunque esté muy manipulada, en su conciencia colectiva interna van quedando colgadas y prendadas, como si fueran bolas en los árboles de navidad, todos estos mensajes de miedo y odio. Alguien debería de recapacitar seriamente.