25 de febrero de 2011

De donde proceden los míos, hacia donde nos encaminamos


   El chamán nace, pero sobre todo se hace, mediante las iniciaciones chamánicas: soledad, aislamiento y ruptura con la comunidad; ayunos, restricciones dietéticas y prácticas ascéticas; ejercicio físico prolongado y danzas; ingesta de bebedizos y pociones; incluso la tortura y el sufrimiento extremo. Son muchas las variables conocidas, he apuntado las más comunes. Este régimen vital provoca sueños y visiones, trances y éxtasis, en los que el iniciado recibe la visita de los espíritus. Cada chamán tiene su propio espíritu tutelar, generalmente con forma animal, aunque también existen espíritus antropomórficos. Estas iniciaciones tratan de transmutar la espiritualidad del novicio mediante el autodescubrimiento íntimo y profundo en medio del cosmos natural y salvaje: la naturaleza es una manifestación sagrada. Por tanto, transmutación espiritual y participación plena en lo sagrado es lo que persigue las iniciaciones chamánicas.
   La importancia de los chamanes en las arcaicas sociedades de cazadores-recolectores es inapelable; y podemos rastrear su presencia por las dos Américas, África, Oceanía, Asia y Europa, esto es, prácticamente por todo el mundo.
   Los dos rasgos más significativos de la iniciación chamánica son: primero, la locura o demencia iniciática del próximo chamán; segundo, el éxtasis, esto es, que el alma abandona el cuerpo para ascender a los cielos alcanzando un plano de conciencia y existencia diferente al resto de la sociedad.
   Las pruebas físicas y mentales a las que son sometidos los iniciados voluntariamente tienen consecuencias y dejan secuelas que no son, desde luego, inocuas ni para el cuerpo ni para la mente de esos hombres. Pero todas y cada una de ellas adquieren sentido religioso, el fin justifica los medios. ¿Cuál es el ‘premio’ a tanto dolor, a tanto sacrificio? ¿Qué encuentra el chamán después de toda una larga y extenuante experiencia que pone su cuerpo y su mente en el límite de la vida? Encontrarse cara a cara con lo sagrado y alcanzar la sabiduría.
   El chamán, especialista en lo sagrado y lo trascendente en las sociedades primitivas, lo es porque ascendió simbólicamente a los cielos y cambió su estatus ontológico al convertirse en el auténtico homo religiosus; por tanto, se convierte en una figura de gran prestigio social. En un mundo, en una forma de vivir, en la que lo sagrado y trascendente eran de vital importancia, y daban sentido a todas las actividades mundanas del hombre, el encargado de esa función también adquiere vital importancia, la representación del cielo en la tierra. También es el hombre que sabe y recuerda los misterios de la vida. Es la memoria de toda una sociedad, nunca olvida lo que es vital e importante. No es sólo un extático, es también un sabio. Posteriormente serán los pensadores y los filósofos los que se harán cargo de investigar la existencia.

Para saber más
NACIMIENTO Y RENACIMIENTO.
EL SIGNIFICADO DE LA INICIACIÓN EN LA CULTURA HUMANA
Mircea Eliade

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Mil gracias Ramón