5 de marzo de 2011

Tablero de juego. Semana 27

¡Spain is different!

En Alemania, a un Ministro de campanillas, el de Defensa nada menos, lo trincan por un fraude de 'juventud': plagió sus tesis doctoral. DIMITE.


En España, ni los populares por Gurtel, ni los socialistas andaluces por Mercasevilla y el 'Eregate' dimiten, se limitan a pelearse entre ellos, arrojándose ingentes cantidades de mierda asquerosa y maloliente.
Hay que reconocerlo, somos diferentes. Estamos en un punto de nuestra historia en que la corrupción nos importa un carajo. En este país no se castiga al corrupto, ni judicial ni electoralmente; más parece que se le envídia, y siempre se le permite que haga lo que quiere si tiene el paraguas de las siglas que votas. Los votantes del PSOE defienden a muerte a los suyos e insultan en arameo a los populares y viceversa. 
Por este camino nos estamos despeñando. 
Hemos convertido en una cuestión partidista algo que tendría que ser de orgullo nacional: la honradez de TODOS los políticos. Tal vez ahí esta el problema, en que tu supones una cosa para los tuyos y lo peor para el contrario. El votante del PSOE defiende a los suyos como políticos de verdad y ve en los populares a una pandilla de salvajes fascistas, solamente herederos de los crímenes del Franquismo; y los votantes del PP defienden a los suyos como políticos de verdad y ven en los socialistas a una banda de radicales, que solamente saben robar y mentir para elevar sus status personal.
Ellos se pelean, se pelean, vuelven a pelearse sin parar. Los políticos españoles son expertos en pelearse entre ellos. Han convertido la política en una bronca de patio de colegio, en la que los dos matones de sexto curso se dan de ostias en el recreo mientras el resto del clase se agolpa alrededor jaleando a unos y otros.
Tenemos desde hace un siglo y pico un problema de fondo que nadie quiere tratar. Una parte de España no quiere entenderse con la otra, lo quiere hacer realmente es LIQUIDAR a la otra, borrarla del mapa, desintegrarla; y ni una ni la otra pueden hacerlo, con lo que el resultado que tenemos es un país hecho trizas y sin respuesta objetiva ante el tremendo problema económico en el que estamos. 
Y mientras, la realidad es parca en brotes verdes y erre que erre nos golpea sin misericordia, mientras estos tíos se pelean:

¿Dónde vamos con estos números? ¿La simple pelea a machetazos entre unos y otros es la solución para estos cuatro millones y pico de españoles? ¿Esta gresca produce puestos de trabajo? ¿Este odio cerril genera confianza en los mercados internacionales?