27 de enero de 2012

Recuerdo


Tal día como hoy, pero en 1945, el ejército ruso llegaba hasta las puertas de un Campo de Concentración que los nazis habían instalado en Polonia. Un lugar llamado Auschwitz-Birkenau. El Horror, así con mayúsculas. Adorno, un filósofo alemán, llegó a decir: nach Auschwitz ein Gedicht zu schreiben, ist barbarisch. Escribir poesía después de Auschwitz es un acto de barbarie. Pienso que esta es una de esas cosas de las que no hay que olvidarse.
Webs de la ONU con información:
 Web del Yad Vashem (Museo de Historia del Holocausto) en español:



24 de enero de 2012

37-77

El último relato breve que he escrito. ¿Qué ocurriría en el mundo si pasara lo que nunca nadie jamás pensó que podría pasar? Cada cuál pone su propio final.

Benítez Rubio, Fco. Javier - 37-77

22 de enero de 2012

Recordar y olvidar

Suele decirse que el tiempo todo lo borra. Más exacto sería afirmar que el tiempo todo lo difumina. Siempre permanece la marca del dolor, pero el paso de los días la desdibuja, le confiere un carácter borroso. Los humanos sobrevivimos gracias a la fragilidad de nuestra memoria. Una persistencia viva y acuciante del pasado enervaría nuestra fuerzas de cara al futuro. 

Hay quien puede recordar hasta el más insignificante de los detalles, hay quien puede vaciar su mente y olvidarse incluso a sí mismo. Estos son casos extremos. Las personas que lo olvidan todo, están enfermas para su desgracia, la demencia senil o el Alzheimer, provocan el vaciado progresivo de sus mentes. Las personas que quieren acordarse de todo, generalmente, lo hacen por ánimo de venganza. Personas cuyas taras vitales impactan en su alma de tal modo que se convierten en ordenadores minuciosos de los crímenes que no perdonan. Ni unos ni otros son considerados normales por el vivir corriente y moliente del día a día. 
En medio del blanco y negro, encontramos un inmenso gradiente de grises. De Fraijó, uno de mis maestros en esto de la filosofía, he aprendido que recordar las cosas es una obligación imperativa y olvidar una necesidad perentoria. Pero entre la espada y la pared ha de encontrarse el equilibrio particular de cada uno. Recordar es sufrir, olvidar es dejar de hacerlo. Olvidar es una injusticia que se enmienda con el recuerdo. Recordar es negar el futuro arrojándose al pasado y olvidar es ignorar el pasado para darlo todo por el futuro. El equilibrio está en  un presente que contenga la dosis justa de recuerdo y de olvido. Si uno se preocupa de rememorar el pasado constantemente corre el riesgo de que el peso del drama te paralice o termine bloqueando la posibilidades que pueden abrirse en el futuro; y seas incapaz de sentir la felicidad, o que la cordura termine siendo aniquilada por el rencor. Si uno se preocupa de olvidar todo el pasado, evita todo el dolor, apostándolo todo al futuro sin mirar atrás; la felicidad te alcanzará pero a un coste muy injusto, por el deplorable ejercicio de insolidaridad con las víctimas sufrientes del pasado.
El equilibrio entre una posición y otra, vivir el presente en el presente, y no en el pasado ni el futuro, es una actividad muy difícil, que requiere un constante esfuerzo emocional y racional. No es un simple colocarse aquí y ahora, es estar constantemente ejercitando la mente para discernir y discriminar lo justo de lo injusto, lo posible de lo imposible, lo aguantable de lo insoportable. Un auténtico tour de force, que muchos no están dispuestos a realizar... así que olvidan y sólo olvidan unos, y recuerdan y solo recuerdan otros. Por voluntad propia deciden irse a uno de los extremos. Cada vez queda menos gente viviendo en el esfuerzo del equilibrio, en el esfuerzo del propio esforzarse, en recordar y en olvidar la dosis idónea para poder vivir con uno mismo y en el mundo con dignidad. 

14 de enero de 2012

Lo humano y lo inhumano



Una de las obras maestras de de Don Miguel de Unamuno, 'Del sentimiento trágico de la vida', comienza haciendo referencia a una célebre frase de un autor latino llamado Terencio. Dice así:
"Homo sum: nihil humani a me alienum puto, dijo el cómico latino. Y yo diría más, nullum hominem a me alienum puto".
La célebre frase se traduce como sigue, 'Soy hombre y nada humano me es ajeno', pero Don Miguel matiza diciendo que 'Soy hombre y a ningún otro hombre estimo ajeno". Es la solemne proclamación de la verdadera hermandad de los hombres de carne y hueso.
Yo, a Don Miguel lo quiero como si fuera de mi familia. Lo conozco, a través de su obra, pero no lo he tratado nunca. Hay gente a la que se quiere, pero a la que no se ha conocido ni tratado nunca. Es la humanidad que tenemos, esa humanidad que nos convierte en seres excepcionales. Como a Marta, como a los padres de Marta. Se les quiere y aprecia sin conocer nada de su vida. Se les quiere por el sufrimiento, por el padecimiento, por la rabia de la injusticia. Por la entereza, por el afán de lucha, por intentar salir del pozo de la pena y la angustia. Es un amor egoísta el mío, tal vez. Les quiero porque lo que les ha pasado a ellos les podía haber pasado a cualquiera de nosotros. A mí mismo, a mi hermana, a mis hijos. Y como nada de lo humano me es ajeno, no me es ajeno el sufrimiento terrible de la niña aquel día. Ni el sufrimiento de los padres desde entonces. Ni me es ajena la justa rabia por la injusticia perpetrada por las leyes esta semana que acaba. 
Pero de algún modo hay algo aquí que retumba por dentro. Precisamente Don Miguel enseña como nadie que lo humano es contradictorio. Por eso, junto a lo humano que nos convierte en seres excepcionales, está la humanidad del monstruo, conviviendo día a día, chocando y destruyendo a su paso todo lo bueno que somos capaces de construir. Ahí están los innombrables. Humanos pero innombrables. Ellos son los sin nombre. Para mí, en esta mi casa, mi blog, no tienen nombre, ni figura, ni rostro, ni voz ni voto. No les niego su humanidad, les niego la capacidad de humanizarse mediante su nombre. Son los innombrables, las Erinias de la Grecia antigua, las diosas de la venganza y la sangre. Ellos, todos, en lo más deleznable de su humanidad, le negaron a Marta lo más humano de su humanidad: la vida. Ahora nosotros, todos, ahítos de sufrimiento, debemos apretar los dientes y tratar con humanidad a quien no dio humanidad. Ser racionales y mantener la calma. Y no ser como ellos, no convertirnos en Erinias vengadoras y cruzarles el alma con lo primero que se pille a mano. No perder el rostro, ni la voz. Ha de existir una diferencia, un salto entre la humanidad que nos humaniza a nosotros que sufrimos impotentes y esos innombrables. No hay hermandad posible entre los monstruos innombrables, sin rostro ni voz, y nosotros. No la hay, no puede haberla. Ese nombre, Marta, es y será, para muchos, más que un nombre, una voz o un rostro. Será el símbolo indeleble de la humanidad maravillosa que somos y que corre tanto peligro ante la sangre y la venganza de los sin rostro, de los sin nombre. Los humanos sin humanidad. Y no podemos ser como ellos. Pero no sólo corremos peligro ante los innombrables. Resulta que la humanidad no ha encontrado un aliado en el lugar esperado. La ceguera.
Porque esto no queda aquí. Esto no termina aquí. Porque el quebranto que la humanidad innombrable ha infringido sin misericordia sobre Marta, sobre su familia, ha sido posible gracias a una ceguera. Y que me perdonen los ciegos y los sordos por usar esta metáfora. Hay quien no quiere mirar a la cara de los que tienen rostro, hay quien no quiere mirar a la cara de Marta, de su familia. Hay quien no quiere escuchar la humanidad de un llanto y un legítimo grito de auxilio. Hay una humanidad que no ha querido darle humanidad a Marta. Una humanidad ciega que antepone su ceguera a su humanidad. Una humanidad que antepone la sordera al auxilio, al socorro de la víctima. Yo soy sanitario y tengo el deber inexcusable de auxiliar al enfermo, al que sufre enfermedad. El ciego, el sordo, sus relucientes togas, sus magníficos tronos, sus mazos contundentes, su ceguera, su sordera no han socorrido al menesteroso, al necesitado, al débil, a Marta. Es la ceguera, la sordera inhumana que ningunea a la humanidad. Sostiene impasible su balanza mientras a sus pies se sufre hasta la muerte. ¿Cómo podemos ser hermanos de estos ciegos y sordos? De los que no quieren mirar con humanidad, de los que no quieren oír con humanidad, de los que no quieren razonar con humanidad. De unos humanos que pudiendo ser humanos no han querido serlo y han decidido ser ciegos y sordos. De los que han terminado por favorecer a los innombrables. ¡¿Cómo?! Nada de lo humano me es ajeno. La ley no es humana por eso la humanidad no le interesa. Nada de lo legal me es ajeno, dirá la ley. La ley está en la cabeza de los ciegos y los sordos. Son como unos robots, son unas máquinas, unos mecanismos, que actúan inhumanamente, como la ley inhumana ciega y sorda, como la letra escrita por unos políticos estúpidos. A los humanos, a los que miramos, a los que tenemos voz y rostro, nos juzgan unas máquinas, sin visión, sin oído, sin tacto, sin emociones ni sentimientos. Nos juzgan unas máquinas, unos seres cibernéticos a los que todo lo humano les es ajeno. Marta le es ajena a sus mentes tabuladoras, maquinadoras, calculadoras, inhumanas. Su cálculo, su raciocinio robótico, su ceguera, su sordera, su pasividad, su neutralidad inhumana no ha podido con los innombrables, con la sangre y la venganza. La ceguera que no ve la muerte, la sordera que no oye los lamentos, el cálculo racional y robótico que no llega siquiera a rozar y entender cómo se le puede hacer tanto daño al alma de esa niña.

Ya termino, desde aquí, desde un lugar donde nada de lo humano es ajeno, se sufre por Marta y su familia. Se desespera por la ceguera y la sordera de los robots no humanos. A los innombrables que los parta un rayo.

5 de enero de 2012

Días macabros

El tiempo... un Lunes cualquiera de uno de estos años fatídicos que estamos viviendo...
El lugar... Penitenciaría Cuerno de Toro... Corredor de la Muerte....para ser exactos

El día parece que llegó. A tiempo, ni antes ni después, justo en el momento en que se le esperaba.
El reo se levantó temprano. No quería que su destino perdiera el tiempo.
Apenas desayunó. Hay viajes que hay que hacerlos con poco equipaje.
Permaneció tumbado en la cama toda la mañana. Si hay que ir se va, pero ir para nada es...
A la hora del almuerzo, junto a la bandeja aparece un alguacil. Se ve de venir...La digestión va ser fastidiosa.
Señor reo -dice el alguacil. Señor reo -repite el alguacil, con el mismo tono neutral y exacto... como si fuera un señor con corbata que trabaja para la Banca y recibiera a un incauto en su despacho.
Dígame Sr. alguacil -le dice el reo con voz de muerto anticipado.
La Comisión se ha reunido hoy temprano -le contesta el alguacil con idéntica e imperturbable mirada- y ha decidido una medida de gracia para con usted.
Efectivamente... le han fastidiado el almuerzo al reo. Con miradas alternas al bistec humeante de la bandeja hasta la cara de pez del aguacil, y de vuelta a la guarnición, el reo pensaba...¡estos tíos me van a tener jodido hasta la última comida de mi vida!
Sr. reo -vuelve a comenzar el alguacil- la Comisión no tiene muy claro como acabar con usted; y ha decidido que aun siendo un criminal, peligroso e indigno, por su buen comportamiento, por su talante borregil, sumiso y dependiente, por nunca decir una palabra más alta que otra, por nunca poner pegas a todas las fechorías cometidas en su contra, porque nunca ha tratado de darse a la fuga, se le permite deicidir la forma y manera en la que se le dará la muerte.
No hay duda... el reo se caga mentalmente en su mala sombra... y en aquel día que decidió irse a trabajar a un Hospital público, porque tenía vocación de ayuda al prójimo... Sin probar bocado el corte de digestión ya está asegurado.
El reo pensaba que con el dineral que cobran esta gente que todavía no tengan decidido como darle boleto es para... ¡qué mancha de ineptos! ... A estas alturas el bistec ya estará duro y frío ... como algunos corazones.
Sr. reo - ya se está poniendo pesado el alguacil- tiene que decidirse...le digo las opciones y usted se lo piensa mientras almuerza. Hasta pronto -se despidió.

 Horca por bajada de sueldos...


  Inyección letal por aumento de horas de trabajo...


  Silla eléctrica por subida del IRPF...


  Paredón y fusilamiento por que te vas al paro como te escantilles...


Hambriento, desencajado... La cara del reo era un poema. La carne estaba dura como un leño.
¿No habrá alguna manera de suicidarse con el bistec? pensaba el reo...sólo para joder a estos cabr...

PostData: A los que acaban de entrar, pero sobre todo, sobre todo, a los que acaba de irse... os deseo, para Reyes, un bonito y coqueto hueco en el fucking Averno, es grande y entrareis todos.