31 de diciembre de 2012
30 de diciembre de 2012
Reflexiones Patibularias 43
XLIII
No creo que exista ni un sólo pensamiento, ni un sólo argumento que no pueda retorcerse y retorcerse a nuestro antojo.
Me parece a mí, que la voluntad de poder es más fuerte que la lógica.
26 de diciembre de 2012
Reflexiones patibularias 42
XLII
Un padre y su hija charlan a la orilla de un río, mientras éste prepara lo que parece ser el brebaje del almuerzo. Detrás de la pequeña puede verse cómo una comitiva fúnebre porta una persona muerta. Todo indica que estamos en un país asiático y que el padre de la niña o es un antropólogo o es un médico, quizás un misionero ya que puede verse cómo le cuelga una cruz del cuello.
Niña: ¿Qué le ha pasado a ese hombre?
Padre: Ha muerto.
Niña: ¿Porqué no le ayudas papá?
Padre: No quieren mi ayuda. Su dios es distinto al nuestro.
Niña: ¿Porqué ha muerto?
Padre: Tarde o temprano todos moriremos.
Niña: ¿Como mamá?
Padre: Como mamá.
Niña: ¿A dónde van?
Padre: Cada uno lo llama a su modo... cielo, paraiso... se llame como se llame es un lugar precioso.
Niña: ¿Cómo sabes que es precioso?
Padre: Por que así he decidido creerlo...
Decidimos cosas a cada instante. A veces son cosas nimias y otras tan importantes como creer o no en el más allá. Somos así, construimos y construimos, el aquí y el ahora, pero también construimos y creamos lo que hay dentro de nosotros. Creyendo, creamos incluso lo que hay más allá. Somos dioses. Somos creyentes creadores de nosotros mismos al querer creer lo que estamos creyendo.
[El diálogo lo he sacado de la película de Ridley Scott, 'Prometeus', una de las mejores películas de este año (para mi, ha sido la mejor junto a Dark Knight Rises). Mucha gente ha entendido muy mal esta película, y no le gusta porque esperaba de ella una orgía sangrienta de sangre y mocos verdes. Y Prometeus no va de lo que pasaba antes de Alien, Prometeus va de lo que pasaba antes de todos nosotros. Es una película que invita a pensar, a filosofar sobre nosotros mismos, nuestro origen y las creencias que sobre estos tenemos y construimos. Claro... gente poco acostumbrada al pensamiento en su día a día cotidiano es normal que diga que es un churro de película. Por eso esta gente decide creer que la peli no vale nada. Una peli salvaje de sangre y visceras de miedo y terror te deja el cerebro anestesiado durante un buen rato. Una película que te hace pensar, que mueve los más profundos cimientos suele incomodar].
21 de diciembre de 2012
17 de diciembre de 2012
8 de diciembre de 2012
Reflexiones patibularias 40
XL
Todo progreso tecnocientífico tiene un correlato inevitable: las consecuencias imprevistas. Los técnicos diseñan, prueban y testean pero no son dioses para establecer a priori todas y cada una de Las consecuencias que sus avances depositan en la sociedad. Cada nueva oleada de avances invade la realidad de la vida antes de que sepamos cuáles serán sus efectos. Así, cada nueva oleada es un experimento social masivo y a gran escala: la Modernidad convierte al mundo en un laboratorio, y a nosotros en cobayas.
La última oleada viene de la mano de los smartphones, el Ipad, el android, las app, el Whatsapp, el Instagram, etc. El mundo se lanza a usarlos y consumirlos, y en pocas horas están tan acostumbrados que parece que forma ya parte de sus vidas, y si les falta,les falta el pan y la sal.
Con esta reflexión no estoy haciendo una llamada a las armas contra la tecnología. No se puede negar los beneficios. Pero no se puede negar, tampoco, que tras estos hay imprevistos funestos. Repito lo que siempre repito: NO HAY MONEDAS DE DOS CARAS.
6 de diciembre de 2012
El vínculo de las relaciones interpersonales con la salud y la enfermedad
En el estamento sanitario hay personas de buen corazón, pero es cada vez más evidente que la cultura médica reprime, llegando a destruir, el interés empático y convirtiendo al paciente en una víctima del tiempo y del dinero. Tan confiados estamos en la tecnología médica, tan preocupados en ser objetivos, en respetar escrupulosamente el método científico que se olvida al paciente y su cuidado. Dejamos que las máquinas y las pruebas se ocupen del paciente. Y ahora, en esta última década, con el desembarco de la gestión y el miramiento por el dinero, el asunto empeora.
Hay que volver a cuidar al paciente, a prestarle atención, no solo a los síntomas de su enfermedad; estos viene 'dentro' de una persona. A toda ella hay que cuidarla. El componente emocional en el mundo sanitario ha sido desplazado al banquillo de los suplentes. Relegado por irracional e inservible, por entorpecer lo que se supone auténtica labor científica. Se valora extraordinariamente la competencia técnica individual, pero poco o nada la competencia emocional con el paciente y con el resto de miembros del equipo sanitario.
Y resulta que lo relacionado con la competencia emocional y con la incidencia de las relaciones positivas sobre la salud no tiene nada de charlatanería acientífica o el curanderismo primitivo. Hay muchos trabajos científicos que hablan de esto. El más conocido quizás, por el impacto mediático que tiene, es el trabajo de Daniel Goleman, Doctor en Psicología por la Universidad de Harvard. Expongo un fragmento de su obra:
“Los sistemas biológicos clave que vinculan el estrés a la salud son el
sistema nervioso simpático (SNS) y el eje hipotalámico-pituitaria-adrenal
(HPA). Cuando nos hallamos en una situación estresante, el SNS y el eje HPA
asumen el reto, segregando hormonas que nos preparan para hacer frente a la
emergencia o la amenaza. Pero para ello apelan, entre otros, a recursos
procedentes de sistemas tan esenciales para la salud como el inmunitario y el
endocrino, lo que puede acabar debilitándolos, ya sea durante un instante o
incluso, en ocasiones, durante años. El estado emocional activa o desactiva los
circuitos del SNS y los del eje HPA generando estrés, en el peor de los casos,
y felicidad, en el mejor de ellos. Y dado el poder que tienen los demás sobre
nuestras emociones (a través del contagio emocional, por ejemplo), el vínculo
causal va más allá de nuestro cuerpo y llega a extenderse al mundo de nuestras
relaciones. Los cambios fisiológicos asociados a los altibajos aleatorios de
las relaciones no tienen, en este sentido, mucha importancia. Sólo cuando esos
altibajos perduran durante muchos años pueden acabar provocando niveles
elevados de estrés biológico (técnicamente conocidos como carga alostática) que
precipitan la aparición de una enfermedad o empeoran sus síntomas.
El modo en que una determinada relación influye en
nuestra salud depende de la sumatoria de interacciones emocionales positivas y
negativas que tengamos a lo largo de los meses y los años. Cuanto más débiles
nos hallemos como sucede al comienzo de una enfermedad grave, durante el
proceso de recuperación de un infarto o cuando alcanzamos una edad muy avanzada
más poderoso es el impacto de las relaciones en nuestra salud”.
Este fragmento lo que cogido del libro 'Inteligencia Social'; la quinta parte del mismo, 'Las relaciones sanas' sería una lectura obligatoria para todos los profesionales sanitarios. Las emociones tienen mucha importancia
en la salud. El reconocimiento, la consideración, el trato amable y atento, alivian
el sufrimiento; mientras que el estrés, las prisas, la poca atención, lo intensifica.
Aunque el diccionario diga lo contrario, la compasión no es tener lástima ni pena
por el otro que sufre. Compasión es la conexión emocional que se establece entre
una persona que sufre y otra persona que la apoya y cuida.
Un último fragmento:
“la proximidad emocional resulta mucho más
valiosa en el caso de los pacientes clínicamente más frágiles, es decir, los
que padecen enfermedades crónicas, los que tienen un sistema inmunitario más
débil y las personas ancianas. Con todo ello no quiero decir que este tipo de
atención sea una panacea, pero los datos de las investigaciones realizadas al
respecto ponen claramente de relieve su extraordinaria importancia. En este
sentido, el amor resulta sumamente valioso, porque no sólo mejora el tono
emocional del paciente, sino que también constituye un ingrediente
biológicamente activo en cualquier tratamiento”.
Hay que recuperar la compasión por el otro en el cuidado. ¡Menudo reto!
El libro al que hago referencia es:
Goleman, D. Inteligencia Emocional, Kairós 2006 (ISBN 9788472456303)
Daniel
Goleman es Doctor en Psicología por la Universidad de Harvard. Trabajó como periodista
y divulgador científico en el periódico The New York Times. Ha
sido editor de la revista especializada Psychology
Today y profesor de psicología en la Universidad de Harvard.
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