19 de febrero de 2012

Demostración de fuerza

Nada nuevo bajo el sol. Las mismas cosas se repiten constantemente. Vivimos en una especie de ‘dejá vu’ cíclico que nos muestra una y otra vez las misma caras, los mismo gestos, las mismas respuestas, las mismas montoneras de gente, la misma fanfarria. No es esta una época de avances ni de novedades, desde luego. Es más de lo mismo, lo de unos y otros. Nadie, entre los miles de incendiarios e irresponsables que pululan por ahí, es capaz de parir una nueva idea, un nuevo progreso que posibilite una salida.

Los anglosajones lo llaman 'Show of Force', y los franceses lo llaman 'Tour de Force', en nuestro castellano patrio se llama 'Demostración de fuerza'.
Este es un concepto de la terminología militar pero de franca aplicabilidad política. Detrás de esto lo que hay es, simple y llanamente, violencia y coacción. La de unos es soterrada y la de los otros es evidente. Y no aprenden. Algunos seres humanos se empecinan en repetir una y otra vez los errores de los muertos. Debe ser una especie de tara mental que impide a los prohombres del presente aprender de los aciertos del pasado, parece que sólo se quedan con lo que no funcionó nunca. Y la violencia no funcionó nunca, la lucha tampoco. Estamos en 2012, hay cientos, ¡qué digo! miles de ejemplos en la historia de la Humanidad que nos han mostrado que este tipo de demostraciones o no han llevado a ningún sitio, por ser meras bravuconadas; o, si iban en serio, terminaron en terribles conflictos. Conflictos humanos, que superan con mucho el mero conflicto social. La violencia y la lucha no funcionó nunca, lo único que consiguió fue que murieran inocentes. Y a todos estos que se les llena el pecho de alegría por este tipo de demostraciones de violencia latente, les aconsejaría la visita a un psiquiatra. Son un peligro para ellos mismos, sus hijos y los de los demás, también los míos, por eso me pongo en alerta cuando una cosa de estas ocurre. ¡Cuánto enfermo hay suelto por ahí con notoriedad e influencia pública!
Lo que quiero decir con todo esto, es que: si van a tirar por esta senda, si estas personas quieren tirar a la ciudadanía por estos derroteros, no tendrán más remedio que asumir todas las consecuencias de lo que ocurra, todas y cada una de ellas, incluidas las más dolorosas.
Si se impone la política del kamikaze, y van a empezar a estrellar los aviones contra los barcos, inmolándose y llevándose por medio la vida de los inocentes, más les vale tener una buena razón para ello, una razón que trascienda lo puramente ideológico y particular, porque aquí, vivimos más gente con otros intereses y puntos de vista. Porque la sangre que se va a derramar no será la suya, la de los incendiarios, la de los líderes, sino la de estúpidos que se meterán en el conflicto en su nombre. Por eso después de la guerra, hay muchos menos soldados y muchos coroneles, generales y almirantes.
Repito, si vas a la guerra, o ganas o pierdes, no hay otra posibilidad en juego. Y pase lo que pase, tendrán que asumir la responsabilidad con sus cabezas. No vale después ir llorando por las esquinas, cuando vas a dejar las aceras llenas de cadáveres.