29 de marzo de 2012

ESTE BLOG NO HACE HUELGA...



I
El miedo es una de las fuerzas más poderosas que mueve al mundo. Mejor dicho... lo paraliza.
He llevado a mis niños al cole, y allí estaban TODOS los profesores, esperando como cada mañana a que la fila se componga delante de ella en el patio, para entrar en clase. Lo que hoy faltaba eran los niños, y sus padres y madres no los llevaron. He contado cerca de 50 chavales. Entiendo que los padres han tenido miedo de llevar a sus críos al cole y encontrarse con alguna sorpresa.
Esto es muy sencillo, no hay que acudir ni a utópicas construcciones de reinos de hadas, ni a ideologías de todo a 100, ni al clamor por la justicia y otros sucedáneos del café. Es el susto, el temor a la violencia, al daño físico lo que explica una cosa así. ¿Desde cuándo el miedo, el temor y la violencia generan progreso y trabajo?

II
El piquete informativo es el núcleo básico y fundamental de una huelga. La palabra piquete es una derivación de ‘pico’, ese noble y honorable apero, de puntiaguda estampa, que los mineros de todo tiempo y lugar usan para golpear la piedra dura. Así que la idea que transporta a nuestra mente la palabra piquete tiene que ver con la violencia devastadora, hacia la roca, por parte del pico y el sujeto que lo blande entre sus manos. Pero en vez de ser rocas son seres humanos. Piquete es, por tanto, la materialización de la fuerza bruta, de la violencia antropológica, de la agresividad, del fracaso más absoluto de las ideas y las palabras.
El pico, que revienta mobiliario urbano y público que pertenece a todos, que amedrenta con daño físico a los inocentes particulares, es la antítesis de la información. Aunque con el paso del tiempo hayan terminando casándose ambas palabras. Pero este casamiento tiene razón de ser. Lo explico. Dice mi Enciclopedia Encarta:
Informar. (Del lat. informāre). tr. Enterar, dar noticia de algo. U. t. c. prnl. || 2. Dicho de una persona o de un organismo: Completar un documento con un informe de su competencia. || 3. Fil. Dar forma sustancial a algo. || 4. ant. Formar, perfeccionar a alguien por medio de la instrucción y buena crianza.
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Un piquete no da noticia de algo. Un piquete no hace que te enteres con claridad de lo que supuestamente están defendiendo. Te pueden gritar, insultar, zarandear, escupir, reventar las lunas de coche, meter fuego a contenedores, llenar de silicona las puertas y cerraduras, gritar y chillar toda clase de consignas y eslóganes manidos y sin sentido, y eso es lo mismo que tratarte como un tonto o insultar tu inteligencia. Con lo que realmente no te estás enterando de nada. Solo pasas un miedo aterrador. Pero llegamos a la tercera acepción y vemos la luz: un piquete, al usar toda esta violencia, sí que está dando forma sustancial a algo, y no precisamente por la buena instrucción, como dice la cuarta acepción. Un piquete sí que da forma al miedo, al temor, a la violencia, a la angustia. Anula la razón y la capacidad de decidir. Y este caso sí que podemos llamarlo, con toda legitimidad, piquete informativo. Modifica con violencia la sustancia de algo, destroza la libertad e impone el miedo.
La Constitución Española defiende el derecho a la huelga y el derecho al trabajo. Cada ciudadano, en libertad, decide a qué derecho se acoge. Los piquetes informativos suprimen violentamente esta libertad de decisión. Pocas cosas hay tan anticonstitucionales como un piquete informativo. No informan a las personas sino que les dan una nueva forma a través de la coerción y la violencia. Si de verdad los que están detrás de la huelga, la mano que maneja a los piquetes, creyeran en la democracia constitucional, dejarían al libre albedrío de cada cual la decisión de ir o no a la huelga. Y no lo hacen. Los piquetes revientan el libre albedrío de los particulares. Es palmario que a los promotores de este horror, de este estado de terror, no les importa ni la constitución, ni los derechos de la gente. Lanzan al pico a que golpee la piedra, mandan a sus piquetes a amedrentar a la gente, a sustituir el miedo por la libertad. A zarandear al Estado de Derecho Constitucional.
Porque a estos, lo que de verdad les interesa es vencer, ganar la huelga. No defender los derechos de los trabajadores, ni los derechos constitucionales de los particulares. Quieren ganar la huelga, al precio que sea. Se toman esto como una especie de partida, un macabro juego. Pero resulta que están jugando con la vida de los ciudadanos. Con libertad plena, ellos no ganan. Con libertad tendrían que convencer a la ciudadanía, con argumentos, sin insultar nuestra inteligencia con estupideces sacadas del siglo XIX. Y eso requiere mucho esfuerzo. No hay pedagogía ni enseñanza en un piquete informativo. No hay diálogo, ni argumentación, ni deliberación en un pico. El pico sólo sabe golpear a la piedra, una y otra vez. Y sobre todo, con libertad tendrían que convencer a la ciudadanía dando ejemplo. La ejemplaridad es una virtud que no tienen ni los que están detrás de la huelga, ni mucho menos, los piquetes informativos. Ninguno de ellos da ejemplo de libertad, de legalidad. Un piquete informativo es cualquier cosas menos un ejemplo de libertad de elección. Tendrían que dar ejemplo en tiempos de crisis.
Dicen, ellos, que defienden los derechos de los trabajadores. Si no son capaces de respetar el derecho básico e inalienable de la libertad, ¿quién los puede creer cuando dicen que defienden el derecho al trabajo? Entiendo, que con las formas violentas y coercitivas pierden la legitimidad de lo que están haciendo. Son unos auténticos fracasados si tienen que acudir a la violencia de los piquetes informativos para hacer que la gente decida cuál de los derechos puede ejercer. Si ganan la huelga, si lo que les hace ganar la partida son los piquetes informativos y su violencia indiscriminada, perdemos todos, porque pierde la libertad, las leyes, la Constitución. Y, ¿este es el país que quieren estos, es este el mejor país que  quieren entregarles a los trabajadores que dicen defender, un país amedrentado por la violencia, un país atenazado por el miedo? Este país está peor con esta legislación laboral. Eso no lo discuto. Pero peor está con millones de parados, con un despilfarro que hiela la sangre; y ahora, el país sumido en el caos y con la violencia antropológica como principal argumento. ¡Vaya país!