3 de agosto de 2012

Permítame que le responda Sr. Presidente

Hace un par de horas que el Sr. Presidente ha comparecido ante los medios en rueda prensa para hacer balance de los primeros meses de Gobierno. Aquí queda constancia:

Obviedades, vaguedades, ocultismo, mentiras y verdades incompletas. Una vez más y de nuevo, los políticos fracasan estrepitosamente ante la ciudadanía y los votantes. Parecía que estas cosas terminaban con el anterior Presidente del Gobierno. ¡Pues no!, parece que el cargo y la Moncloa subyugan la mente de estos sujetos. Y más aun, tratando al ciudadano medio como si fuera menor de edad (por no decir algo más grosero).

Sr. Presidente: "No podemos arreglar la situación si no actuamos sobre las variables macroeconómicas, como el déficit y la deuda".
Esto una obviedad de perogrullo que además lleva dentro y esconde una escandalosa falta de valentía. Ya sabemos lo que se debe, ya sabemos lo del déficit y todo los datos. Tienen que dejar ya de parapetarse tras las maldita herencia recibida que nadie, con una salud mental normal, niega. Ya no está usted en la Oposición, ahora tiene que trajinar con el condenado morlaco.

Sr. Presidente: "Hemos vivido en España durante mucho tiempo del crédito, demasiado tiempo y demasiado crédito".
Esta frase manda narices señor mío. Tras una media verdad late una mentira como un piano de grande. Si fuera Pinocho tendría ya medio palmo de narices. Falta usted a la verdad, no la dice toda ella entera. ¿Quién ha contraído esa deuda señor mío? El ciudadano medio que ha ido más allá de donde debía está a día de hoy penando lo que debe, desahuciado y sin casa, embargado, y otras muchas penurias. Si a usted le interesara la gente, sabría algo de esto. El ciudadano medio ya está pagando por sus desmanes y equivocaciones. ¿Quién ha contraído la deuda, repito? Han sido ustedes, la casta política, los grandes partidos y el aparato burocrático que han instaurado en el Estado. Así que está usted mintiendo, por omisión, señor Presidente. Está usted mintiendo en nombre de la casta a la que representa mandando al pie de los caballos a la ciudadanía. Nos está castigando a nosotros por un pecado que cometieron ustedes, que eran los que gestionaban y administraban.

Sr. Presidente: "Es muy incómodo hacerle difícil la vida a los españoles con nuestras medidas, pero es lo que hay que hacer si queremos salir y no hundirnos más".
Ya me está usted pareciendo un canalla Sr. Presidente. Vuelve usted a salir con una media verdad, con una verdad incompleta que además oculta cosas. Oculta lo mismo que antes. Usted reconoce la canallada de estar jodiendo a los españoles cargando sobre ellos los mayores sacrificios pero sigue sin tocar ni de lejos el asunto de los privilegios de la casta política y burocrática. Sigue sin tocar ni de lejos los problemas que la estructura del Estado provoca en la economía. Nada de eso. Usted nos machaca a nosotros sin misericordia mientras que usted y los suyos, los políticos, siguen viviendo a cuerpo de rey. 

Sr. Presidente: "No prometemos milagros, porque sabíamos que no los iba a ver, pero nadie puede decir que el Gobierno en circunstancias muy difíciles y ha tomado decisiones o que no ha trabajado, porque la actividad de trabajo ha sido intensísima".
Pero alma de cántaro, deje usted de insultar mi inteligencia. Basta ya de estupideces y de vaguedades cara a la galería, que ya no estamos en fechas electorales y el victimismo de los milagros ya no da más de sí. Nadie le critica el trabajo. Si la tijera de su casa está exhausta de tanto trabajo. Lo que queremos es que usted trabaje de otra manera. Que con la misma intensidad y compromiso recorte de otros sitios donde sí puede recortar y no le sale de los..., del alma, no le sale del alma recortar en otros sitios.

Habla usted mucho de la economía, pero no habla nada de la gente, de los problemas de la gente que está detrás de los números y los recortes.Es usted como todos, perdió la empatía en alguna maldita campaña electoral. Habla de pitos y flautas sin dar de verdad información concreta a los españoles. Habla de sacrificios, de esfuerzos, pero no es capaz de repartirlos equitativamente entre todos. Recórteme si es necesario, pero haga algo también con las grandes fortunas, con el dinero negro, con la Banca, con los privilegios de la clase política, es que de eso usted no dice ni pío, y me parece muy injusto. Y, además, no puedo creerme, ni concebir que un Estado soberano no pueda defenderse de las especulaciones del Mercado. Es que no me lo creo, que la legislación soberana de nuestra patria no pueda tener en su mano la defensa propia ante los que desde fuera quieren vernos defenestrados. Porque si es cierto que estamos maniatados, esto es un fraude. Este país, este Gobierno, este Estado, esta Democracia es un fraude y usted el payaso mayor del reino.

Hasta nunca Sr. Presidente.

Reflexiones patibularias 8

VIII

La escalera que desciende hasta los Infiernos es muy larga, baja y baja y no parece tener fin. Si están mal las cosas, siempre -repito- siempre podrán ir a peor y a mucho peor. Esta idea es una de esas que es mejor mantener guardada en la mente, y compartirla con poca gente. Y es que, a groso modo, la gente no tiene muy claro este axioma de la existencia y llama pesimista o cenizo a los que sí lo tienen claro y tratan, al menos, de estar preparados para bajar por ellas. Tendemos a negar o bloquear lo que nos hace daño, y claro está, la verdad y la realidad son cosas muy jodidas que hacen pupa de la buena. Hay que estar preparados y atentos: si la cosa va mal, aguanta el tirón que siempre es susceptible de empeorar; no metas la cabeza en el boquete y trata de frenar la caída antes de tirar para arriba.