22 de agosto de 2012

Reflexiones patibularias 26

XXVI

Hoy en día lo revolucionario está en no ser revolucionario. Lo distintivo está, realmente, en no ser y hacer las cosas como los demás. Porque la fuerza, el rompe y rasga, la indignación, la erística, se ha convertido en el modus viviendi de tantos y tantos. Es más, hay toda una competición para ver quién es el que es capaz de hacer la cosa más grosera, más gorda, más insultante, más montaraz; para que la tempestad llegue a los corazones de sus seguidores y termine ardiendo Troya, cueste lo que cueste, porque lo importante es estar indignado y ajustar cuentas, y no solucionar las cosas que nos pasan. Lo nuevo y minoritario, está ahora en no querer que arda todo, en no pensar que la violencia y el caos sean la solución. En la mensura, en el sentido común, en la prudencia, en el primero oir y escuchar para luego opinar, en el estudiar antes de lanzarse a sentar cátedra, en decir las cosas bien dichas sin destemplanza o falta de educación. Llegará el momento en que haya que dejar de destruir y habrá que comenzar a reconstruir.