XXXV
No hay nada más importante que la felicidad de un niño. Y pocas cosas hay en la vida más gratificantes que ver a un niño disfrutando, sonriendo, pasándoselo bien junto a otros, corriendo de aquí allá. A los adultos, especialmente a alguno de ellos, bien que podría partirnos un rayo cien veces cada vez que impedimos la felicidad de uno de ellos.