4 de abril de 2013

Reflexiones Patibularias 57... Soluciones o culpables

LVII

Hace doce años, a lo mejor trece, tuve la maravillosa fortuna de cruzarme con una persona que me ayudó a centrar mi realidad. De las muchas cosas que aprendí, una se ha quedado grabada profundamente: "Si tienes un problema, céntrate en la solución, no malgastes tus fuerzas en buscar culpables, no desaproveches tus energías en patalear desahogándote". 
Muchas veces lo consigo, consigo canalizar la energía mental hacia la construcción de soluciones. Otras veces no puedo. En fin, uno mismo está siempre en obras, en construcción. La maduración personal termina el día en que estiras la pata. 
Me pregunto: ¿esto que muchos hacemos individualmente, puede hacerlo el conjunto de la sociedad? Mucho de lo que ocurre ahora, me parece, va por estos derroteros. Entiendo que casi cualquier magnitud de enfado e indignación puede recalibrarse si hay una buena voluntad, un buen consejo al lado, y una confianza creciente. La gente, el pueblo, la ciudadanía (llámalo X), tiene un cabreo in crescendo; el cual se está comiendo cruda toda la buena voluntad que había acumulada en esta sociedad. Si a la mala leche creciente, a la animadversión que se despereza, le sumamos la total y completa falta de personas intachables y de prestigio reconocido en quien confiar, la bola de nieve que empieza a bajar por la ladera es ya considerable. Se junta el hambre con las ganas de comer. No queda nadie intachable, no hay organización ni institución ejemplar en quien podamos confiar. La espada cada vez está más afilada y la pared cada vez más fría y dura. Esta sociedad está llegando al punto de no retorno. Habló el cuervo, me dirá alguno.... (Por cierto, ¡Ánimo Jon Nieve, estamos contigo más allá del muro!). Cada vez hay menos gente centrada en la solución. El que tiene que darla, los que tienen que darla, ya no tienen crédito... bueno dinero en Suiza sí... crédito moral, ninguno. La silla está coja, vamos a terminar de romperla. Si de nuestros dirigentes no sacamos la ejemplaridad, seamos nosotros peores que ellos.... Y se amontonan todos aquellos que prefieren linchar culpables, como si eso fuera a solucionar algo. Y algunos de estos, las están pasando tan canutas, con el agua tan al cuello, tan desesperados, con tan poco que perder, sin que nadie decente, que no quiera manipular su dolor para sus propios fines les eche una mano, que no están para estas disquisiciones tan reflexivas. ¡Ven un capote azul con gaviotas, un par de Pes, y embisten con ganas! Quieren devolver el daño con más daño, su solución es el pataleo y el desahogo. O no... no lo sé, no soy omnisapiente.
He aquí una promesa incumplida más de la democracia patria, otra más, de la que se habla poco: facilitar a la ciudadanía herramientas racionales de convivencia y resolución de conflictos. El pasado, apenas ha servido de maestro a este pueblo; ni siquiera de banco de memoria que nos recuerde los errores para no cometerlos una y otra vez.