16 de octubre de 2013

TE HAGO UN SCHLEIERMACHER

Cuando digo hacerle un schleiermacher a otra persona me estoy refiriendo a que, a pesar de lo dicho y escrito por esa persona, yo lo interpreto como me sale de las narices, en función de lo que a mi me parece. 
Friedrich Schleiermacher es un filósofo y teólogo alemán a caballo entre el s. XVIII y XIX. Para los filósofos, la importancia de este buen hombre radica en ser uno de los padres fundadores de la hermenéutica. Según nos cuenta Gadamer, en Verdad y Método, lo que busca este Schleiermacher es comprender a un autor mejor de lo que el mismo se habría comprendido. De aquí me tomo la libertad, y la ironía, de crear esta expresión para describir una cosa que ocurre con muchísima frecuencia
Tomado este pensamiento en su radicalidad, es como si cualquiera, antes que el mismo individuo, fuera capaz de saber el sentido y el significado de sus propias palabras. Hay un tú ahí fuera que sabe mejor que tú mismo lo que piensas, sientes y comunicas. 
Y rizando el rizo, hay un tú ahí fuera que sabe mejor que tú mismo el porqué has dicho lo que has dicho y no has dicho lo que no has dicho. 
Esta hermenéutica psicológica (no filosófica) parte de la base de que una vez dicho lo dicho o escrito lo que está escrito se le escapa a cada uno la autoría de pensamientos y palabras y todos pueden, y deben, meter mano a su producción, diseccionándola por completo, y mostrando todo aquello que ha querido decir además de decir lo que ha dicho.

¡Vaya, quien no ha le ha hecho un schleiermacher a otro!