21 de diciembre de 2013

Frentismo... mientras que el cuerpo aguante.

Reflexiones patibularias 70

LXX


En estos último meses, gracias a dos ministros populares, Wert y Gallardón, tenemos asegurados, como poco, casi una nueva década de frentismo y de guerracivilismo político que se trasladará, velis novis, a la sociedad. Lo han anunciado los líderes del partido socialista opositor. Gracias a estos también, claro está.
Dentro de 2 años, o dentro de otros 4, y serán 6, cuando entren en el gobierno desharán la LOMCE (la de Wert) y la Ley Orgánica de Protección de la Vida del Concebido y de los Derechos de la Mujer Embarazada (la de Gallardón). Pero claro, estas dos leyes del partido conservador, son a su vez, ajustes de cuenta con el pasado, con leyes del partido de izquierdas: la Ley de Salud Sexual y Reproductiva e Interrupción Voluntaria del Embarazo (la ley Aído de 2010) y la LOE (la ley de Mª. Jesus San segundo de 2006). Una ha durado 3 años y la otra 7.
González ajustó cuentas con el Franquismo. Aznar ajustó cuentas con González. Zapatero ajustó cuentas con Aznar, ahora Rajoy ajusta cuentas con Zapatero y cuando el Partido Socialista arregle el pifostio que tiene montado con el candidato, le ajustará las cuentas a Rajoy cuando lleguen al gobierno dentro de 2, o de 6 o de 10 años. Y los sucesores de Rajoy ajustarán cuenta dentro de 15-20 con los que serán sucesores de los que ahora sucederán a Rubalcaba. Podemos apostar a caballo ganador. Si algo sabemos de la política española es que quien a hierro mata a hierro muere y seguro que dentro de unos pocos años, estoy aquí escribiendo un post parecido a éste. ¡Cuánto cuesta aprender en este país! Bueno, a lo que vamos...
En muy mal lugar deja esto a TODOS los políticos de la nación que parece que no se han enterado de lo que pide la ciudadanía y siguen enfrentados, como si la Batalla del Ebro no se hubiera terminado. Claro está, también queda retratada, escandalosamente, el intento de pacificación de la Constitución del 78. Un fracaso total y rotundo, queda demostrado en cada evento político importante y trascendente que sucede en este país. Aquello fue un parche para salir del atolladero, pero es un instrumento inservible para el futuro, nuestro presente.
Y claro, los políticos profesionales de este país ganan su energía a base de enfrentar a la gente, de no parar de abrir las heridas que antaño hicieran que lucharan hermanos contra hermanos. Miramos a Alemania, donde no hace mucho el partido conservador y el partido de izquierdas han hecho coalición para gobernar en su país... ¡y en el resto de Europa!. El pragmatismo antes que la ideología, lo que les une antes que los que les diferencia, lo que importa es lo que ganan y no lo que pierden. Aquí es impensable algo así. Evidentemente, así nos va a nosotros y así les va a ellos. 
Seguimos en Alemania, que hace 60 años estaba destrozada por una Guerra Mundial y traumatizada por la figura de Hitler. Los partidos conservadores de allí (el partido de Merkel) cortaron sus lazos con el nazismo desde el minuto cero. Y los partidos de izquierda de allí nunca han echado en cara a sus contrarios que tuvieran relaciones con ellos. Hicieron borrón y cuenta nueva, de verdad. Y ahora miramos aquí, y vemos cómo el odio más tremendo caracteriza las relaciones de ambos; la reconciliación no es posible en la calle porque no tiene cabida en el discurso político. 
Y son tan parecidos, que bien podrían pasar por hermanos gemelos. No hay más que ver las tertulias y los editoriales y contar las veces que oímos y leemos, 'Este país se va a pique' en los que son de derechas o 'Esta sociedad se viene abajo' en los que son de izquierdas. Y hace años decían, 'La izquierda está acabando con todo'; y ahora dicen, 'La derecha no está dejando nada en pie'. Unos ven terrible que el clima moral esté destrozado por la tibieza de los otros ante el asunto de la doctrina Parot y la supervivencia de ETA. Otros ven inadmisible que el estado bienestar se desmonte por la actuación contra lo público de estos unos. Y piensan que lo suyo es lo importante de verdad y que lo de los otros son poco menos que estupideces. Y no se dan el beneficio de la duda, y no se escuchan, y no quieren dialogar en serio, y no quieren saber nada de lo que el otro puede decirles, y sólo largan la consabida retahíla de frases hechas que no convence a nadie, solo enardecen el ánimo de los suyos. Y vemos como el Facebook, por ejemplo, se inunda de montajes de todo tipo, con toda clase de insultos de unos hacia otros y de otros hacia uno. Y la bola de la animadversión crece y crece. Y ya hay varias generaciones de gente que se odia a muerte por unas siglas. Y sin embargo no hay problema alguno para pactar la componenda del Tribunal Supremo, ¿pero estos dos no estaban peleados? ¡Qué cosa!
Siendo tan diferentes, no pueden ser más iguales, para la desgracia de todos nosotros. En uno de los lados, dan por hecho y por supuesto que su ideología es la verdad, aportando incluso un buen puñado de argumentos objetivos, y también de evidencias empíricas y que ser de izquierdas es lo peor que se puede ser en este mundo, poco menos que el anticristo, seres dementes y radicales. ¡Cómo se puede ser otra cosa que no ser de derechas! Y desde el otro, dan por hecho y por supuesto que su credo es la verdad, aportando incluso un buen puñado de argumentos objetivos, y también de evidencias empíricas y que ser de derechas es lo peor que se puede ser en este mundo, poco menos que un genocida, seres retrógrados e indignos. ¡Cómo se puede ser otra cosa que no ser de izquierdas! Y entran en una especie de juego a ver quién puede decir en menos de un minuto todos los epítetos insultantes que se les ocurran. Creen estar haciendo algo correcto y lo que están haciendo es caricaturizarse mutuamente. Se miran al espejo y se ladran, como los perros. ¿Qué tendrán otros países y otras sociedades que han superado esto? Y los que no escogemos esquina en el ring, tenemos dos enemigos, y sendas acusaciones de ser de los otros, como si en este mundo hubiera que escoger, sí o sí, entre carne y pescado.
Y éste es el panorama que tenemos. Y un buen amigo mío, Xj, tiene fe en que las nuevas generaciones de jóvenes aprendan de esto y no perpetúen el horror y la infamia del frentismo constante; de no parar de buscar puntos por los que discutir e insultarse. Y yo, que soy más pesimista, y otro amigo, Mileto, creemos que la cosa está más bien perdida. Una parte de nuestra juventud está muy preocupada con lo de 'Mujeres y Hombres y viceversa'; y la otra parte que no se preocupa con esto, está preocupada en elegir bando y posición en la trinchera, para que el frentismo no decaiga, y una nueva generación no eche a perder la virulencia que caracteriza a la de sus padres y abuelos. Espero equivocarme.