27 de octubre de 2014

LA CARA B DE LOS RECORTES

REFLEXIONES PATIBULARIAS 82

LXXXII

El PP llegó al poder en medio de una crisis económica y financiera grande de narices, por no decir grande de cojones.
Tenían que sacar dinero de debajo de las losetas para pagar la deuda. Yo no sé si la deuda era legítima o no. Pero ahí estaba la cabrona.
Y los del PP pensaron que iban a pagar la deuda recortando con dos cojones, por no decir que con tijeras en las dos manos. Podían haber recortado del ingente sistema político, de la Administración del Estado, de las Autonomías éstas del diablo, del Senado, las Mancomunidades y Municipios, de los enchufados en Empresas Públicas y toda una larga lista de cosas como éstas. Pero no, decidieron recortar más abajo.
Recortaron derechos sociales y recortaron a los trabajadores públicos. Dejaron de contratar; y a los que contrataban les pagan menos; y a todos los que ya estaban les quitaron un pellizco bueno de la nómina. Les quitaron pagas extras, días libres y demás. ¡Muy bien!
Los del PP pensaron: esto lo aguantamos que somos unos tíos duros. La gente se cabrea, se indigna, encumbra al feo de la coleta. Se manifiestan aquí y allá. Una marcha verde, una marcha blanca. ¡Qué anden coño, que es bueno para la salud¡ Eran los maestros, los sanitarios, los carteros, las secretarias y demás gente. Esa gente tiene muy poco poder real. Ladran mucho pero no muerden. Pensaron, como aquí en España tenemos tanta mala leche con nosotros mismos, mucha gente se alegrará de pura envidia. Se alegrarán de que les recortemos el sueldo a los funcionarios que están todo el día sentado tocándose los huevos. Y los del PP se quedaron tan anchos. 

Pero los del PP me parece que no han contado con la cara B de los recortes. No ha contado de verdad con esa mala leche de la hablaba antes, esa que nos define tan bien a los españolitos de a pié. No contó con el cabreo y la mala ostia de cojones (una vez más) de la policía, los jueces, de los fiscales y demás gente relacionada con estas cosas. Esta gente sí muerde. 
Mal enemigo se ha echado el PP. Después de años y años de corrupción a punta de pala, del PP, del PSOE, de IU, de CIU, de todos, sin que nadie investigara casi nada, una miajita nada más. Se han cometido tropelías de todos los colores.
Ahora, a los fiscales y jueces no hay quien los pare contra el PP. ¡Los van a joder vivos¡ y vamos a estar aquí para verlos, por supuesto.
Siento mucho la decepción que sentirán algunos: esto no es por amor a la justicia, el bien y la verdad. Es encabronamiento puro y duro... Pero saben qué... Eppur si muove.... que es lo que dijo Galileo cuando no tuvo más remedio que abjurar de su teoría.... Aun a sí se mueve... Con esto es suficiente, nos vale, todos al talego....

15 de octubre de 2014

Ardiendo a lo Bonzo.

Reflexiones patibularias 81

LXXXI

BONZO. Una alternativa al estado de indignación generalizada de la ciudadanía.

El estado de enfado e indignación de la ciudadanía, actualmente, es tan grande, está alcanzando tal temperatura, que corre el riesgo de terminar provocando la combustión misma del cuerpo social y que termine inmolado a lo bonzo para nada. Se trata de degradar el justo y necesario estado de indignación en un estado emocional constantemente catártico, que o bien dejará exhausta a la gente, o bien terminará por quemarla. Al final terminarán ganando los de siempre.
Se trata del problema de estar entre la espada y la pared. O el término medio (hexis) de Aristóteles: la virtud está en el justo medio, entre dos extremos, entre dos excesos. También el asunto de que la potencia sin control no sirve de nada. 
El pasotismo es la pared. El no hacer nada, el no sentir ni padecer ante tantos atropellos de los poderosos, de las injusticias de los políticos. La indolencia ante los desahucios. La insensibilidad ante el paro galopante. No conmoverse frente a los niños que no tienen para comer. Pero la espada, en el otro lado, también hace daño. El espada es el otro extremo. Y la espada es tan injusta como la pared.
La ola de indignación se termina convirtiendo en marea, y ésta en tsunami. Pero lo que quisiera advertir es que este oleaje afectará a los propios indignados. Les hará consumirse en sus propias jugos ácidos. Esta potencia de indignación hiperactivada es como el fuego de los estoicos, la ekpyrosis que todo lo consume. Una conflagración que termina desactivando toda acción crítica y de cambio práctico, real y verdadero.
El fuego se azuza, se aviva y se estimula. Se está viendo a diario. En internet y en las tertulias vemos cómo los pirómanos quieren sacar provecho de la indignación popular para sus intereses. Y no sólo éstos advenedizos. Los grandes poderes de siempre están detrás de esto también. Lo vengo diciendo desde hace algún tiempo. Se ha pasado de un estado de cosas en el que todo estaba oculto y negado, a otro en el que todo sale a la luz, a trompicones, sin solución de continuidad. Decía Groucho Marx en aquella cinta del Oeste, ¡más madera!, ¡más madera! No hay ahí un afán de justicia, ni de verdad. Nadie quiere aclarar las cosas, nadie quiere solucionar nada. Hay un afán de manipulación, a través de la indignación para que ésta se convierta en aversión y terminar creando una sociedad adicta al odio.
Se convierte la crítica en estado emocional hiperactivo que necesita constatemente de una nueva dosis. Sabemos cómo funcionan las adicciones. El adicto, o el consumidor habitual y frecuente, cree que su voluntad es la que manda, que tiene el control. Y la voluntad nunca puede con el metabolismo. La farmacocinética es mal contrincante.
La mala gestión política del caso de Ébola, por ejemplo. La corrupción sistemática y prolongada en el tiempo de las tarjetas negras de Bankia.  ¿Y si estos casos no son lo que parecen? ¿Y si ocurren o se destapan para otra cosa? Provocan enfados mayúsculos que se verán acrecentados cuando, no dimita nadie en el caso del Ébola; y los delitos hayan prescrito en el caso de Bankia. Cuando esto pase, y pasará, la gente se encabronará más todavía. 
Y llegará un momento en este estado de indignación que será la indignación misma la que importe, no el asunto, ni el cambio. Y necesitará la sociedad una nueva dosis de indignación. Y saldrá un nuevo caso para que la gente se lo chute. No importará solucionar el problema, la reparación del daño, la verdad o la justicia. Sólo que se jodan los cabrones del PP. Y luego habrá que joder a los cabrones del SOE. Y más adelante, visto lo visto, habrá que joder a los de Podemos. Sí, para entonces esta deflagración será incontrolable.

10 de octubre de 2014

El Ébola, el subdesarrollo, los recortes y los irresponsables con responsabilidades políticas

Reflexiones Patibularias 80


LXXX


Reúno en el blog dos aportaciones que otros días había colgado en el Facebook. ¡Ánimo Teresa!


1.

7 de octubre 2014
A ver por dónde sale la cosa¡¡ 
Uno se ha criado leyendo los Tbos del Super Humor: Mortadelo y Filemón, Pepe Gotera y Otilio, Sacarino, Carpanta, 13 Rúe del Percebe, Zipi y Zape, Super López, Anacleto Agente Secreto y muchos más.... Mis padres nos regalaban a mi hermano y a mí, un ejemplar para Reyes. Buen regalo, desde luego. Una magnífica iniciación a la lectura, y al espíritu irónico frente a la vida.
La caricatura humorística española siempre ha estado plagada de surrealismo, lanzando cargas de profundidad sobre muchas de nuestras imperfecciones. Una de las cosas en las que yo me fijaba siempre era que el fondo de lo que había, la civilización en la que se movían los personajes, reflejaba que seguíamos siendo casposos y retrasados (lo de Bacterio es hilarante). 
Más chulos que un ocho, pero con edificios, vehículos, infraestructuras y tecnologías llenas de remiendos y de clavos por todas partes. Insectos y colillas por aquí y por allá, calcetines agujereados y zapatos llenos de boquetes, gente en babuchas por doquier, puertas desvencijadas y tuberías descompuestas
Uno piensa que son exageraciones. ¡Pero no lo son¡ No queremos pensarlo, nos negamos a admitir que puedan tener razón más allá de la bromita cachonda del subdesarrollo profundo en el que la viñetas nos hacen estar.
Y hoy nos acostamos con el contagio del Ébola en una compañera de Madrid. [Desde aquí mi solidaridad y apoyo a esta persona, sus familiares y a todos los implicados en su cura y cuidado] 
Y pienso, que somos más chulos que un ocho, bien pagados de nosotros mismos, ufanos de toda nuestra tecnología y avances, pero se nos ha colado esta cosa tan tremenda por la puerta de atrás.
Y como sea cuestión de los recortes, por darnos para trabajar elementos de bajo coste y mala calidad y que cada vez somos menos profesionales trabajando mientras la demanda no decae; como digo, si esto es por eso, nos vamos a despertar del sueño idealista para caer de bruces en una realidad casposa y remendada con batas de papel que se hacen jirones a la primera, con guantes de latex y vynilo de paupérrima calidad, y usando cinta de carrocero para sujetar los guantes malos a esas batas de segunda.
A ver por dónde sale este TBO¡¡



2.
9 de octubre 2014
Algunas consideraciones:
- El riesgo O no existe. Las certezas absolutas, aritméticas del tipo dos y dos son siempre cuatro, tampoco. El azar cuenta, para bien y para mal. También cuenta, y mucho, el buen hacer y la preparación. La paciencia es una virtud que la ciudadanía tendría que volver a retomar. También el sentido común, el aplomo y la confianza en los profesionales. La histeria y la presión no ayudan, todo lo contrario.
- Ningún protocolo es perfecto. Todo procedimiento es mejorable. Hay elementos de difícil cuantificación que forman parte, aunque le pese a los gestores, de los protocolos y los procedimientos. Para que nos entendamos, puedes tener un procedimiento muy bueno pero que falla en la implantación porque tienes a cuatro gatos para hacerlo. Cuadros de personal escualidos e insuficientes, con formación deficiente y lamentablemente remunerados son aspectos que también tienen que ver en los protocolos. Las hojas de papel lo aguantan todo; sobre el terreno todo es distinto.
- Un fallo humano, un error personal es, sin duda, un fallo y un error del sistema puesto que esa persona-profesional no trabaja sola. No es un lobo solitario en una estepa fría. Trabaja en una organización, en un equipo, en una estructura de miles de personas que mueve miles de millones de euros. Peor que el fallo humano es la improvisación de los administradores, preocupados en ajustar sus cuentas, en proteger sus beneficios monetarios personales si cumplen los objetivos económicos. Peor es que obliguen a personal no cualificado tratar con patologías con las que no están familiarizadas. 
- Trabajar bajo presión no es sencillo. Trabajar bajo el yugo de los gestores tampoco. Trabajar con la amenaza de los usuarios mucho menos. Trabajar bajo el peligro de la propia muerte es terrible. Habría que valorar muy mucho la entrega de los profesionales. Los gestos involuntarios son inevitables, los tics también. Tocarse el pelo, arrascarse la mejilla, agarrarse la nariz, etc. son acciones reflejas que hacemos miles de veces todo los días. Hay que estar muy bien entrenado en el control corporal para no hacer esto. La gente que trabaja con elementos peligrosos lo saben y se entrenan para no caer en estos actos reflejos.
- Que alguien quiera pasar página y no asumir responsabilidades tras el presunto fallo profesional es lamentable. Lo es, de manera desproporcionada, que un político llame mentirosa a la persona afectada. Habría que ver a este señor con un equipo de esos atendiendo a enfermos graves. Este tipo de sujetos son despreciables. Hace un flaco favor a la ciudadanía a la que se debe y engrandece el desprecio de la sociedad hacia los políticos.
- Hay que poner el foco en otros lugares además de en el presunto fallo personal. El primero es dejar a la improvisación y al azar el control de la salud de todos los profesionales que participaron en este evento. Es un fallo estructural y del sistema. Otro fallo, provocado por el escaso personal debido a los nefastos recortes, es no controlar cómo esa profesional se quitaba los equipos especiales. Es el problema de los 'cuatro gatos': ¡A ver sí se dan cuenta de una vez el problema tan grande que supone recortar en personal! Las elevadas cargas de trabajo que soporta un personal escaso hace que se pasen por alto detalles que luego se ven como determinantes. Luego se culpa al profesional. en realidad es culpa de la administración que exige la excelencia a un grupo reducido de trabajadores.

7 de octubre de 2014

Reflexiones patibularias 79

Reflexiones Patibularias 79

LXXIX

I
Arde la hoguera de las tarjetas negras de Bankia. ¡La lista de corruptos de este país no tiene fin!

Algo me intriga.... ¿por qué ahora sale toda la mierda y no antes? ¿por qué no se tiró de la manta en los 80, en los 90, en el 2000? Si siempre ha existido la corrupción en este país. Si siempre ha existido corrupción en esta sociedad nuestra. 
Despertemos.... Creo que son muchos de los que antes trincaban y ahora, con la crisis, han dejado de trincar los que están delatando a los otros. Con la crisis ya no hay corrupción para todos. Durante décadas el sistema estaba bien lubricado de billetes. Ahora no. Por eso no creo que sea un síntoma de recuperación moral de nada ni de nadie. Es el encabronamiento de muchos que han dejado de trincar lo suyo y se lo hacen pagar a los que siguen trincando.


II
¿Qué ocurriría si a cualquier españolito de a pié nos dieran (yo me meto también) una tarjeta de crédito de esas negras y le dijeran que puede quemarla para lo que quiera sin que le dijeran nada? ¿Cuántos bastiones de la verdad y la honestidad de esos que se indignan en internet y no escatiman en insultos no la cogerían, no gastarían nada? Ay Platón, déjame hablar con Giges, préstame su anillo¡¡

III
Aviso a navegantes, los que piensan que la cuestión de la corrupción política se acaba en dos telediarios y/o poniendo a un señor con coleta en el Gobierno. 

Es una metáfora muy fea, lo sé; fea de narices.
El tema es la corrupción. La metáfora el cáncer.

La cuestión es eliminar la corrupción, el cáncer. Sabemos que hay que operar, que hay que dar quimioterapia y radioterapia. Hay que pasar un infierno, ver reducida al mínimo la dignidad humana. Y nada garantiza la curación. Nada garantiza que no vuelva a aparecer. Nada garantiza que no salga en otro sitio. Sabemos que mucha gente se cura. Sabemos que mucha gente se muere. Sabemos que mucha gente se cura pero el impacto del tratamiento es desolador y demoledor. El infierno está asegurado, sea como fuere. Esto no tiene paños calientes, es así de duro.

La corrupción en el cuerpo social no está sólo en los políticos y en las cuestiones políticas. Es como ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio. Es justo culpar al político corrupto, llevarlo ante la justicia; y que sufra el escarnio social por el daño hecho. Es una cuestión de escalas. Mucha gente lo hace con poco y esta gente lo hace con mucho. Pero ¡todos lo hacen¡
Pero es muy fácil culpar al político de lo que hace y justificarse a uno mismo cuando engaña y miente en su vida cotidiana, aduciendo que lo que uno hace es poca cosa comparado con lo suyo. Es una justificación patética, la verdad. Cuando hay mucha gente así dice muy poco de nosotros como sociedad.
Hay un cambio que no es político, que no viene con cambiarse de siglas o de partido. Es profundamente ético y cosmovisional. Dejar de ser Sancho Panza, dejar de ser el pícaro ladrón y embustero, dejar de ser ventajistas y trileros; en el día a día, en el trabajo, en la calle.

Para acabar con la corrupción una de las primeras cosas que hay que hacer es terminar con la autocomplacencia de pensar que no somos como ellos. Sí somos como ellos, ¡es que somos ellos¡ Los políticos son de aquí, han salido de esta sociedad. Esta laxitud tan nuestra es lo que se convierte luego en corrupción cuando empiezas a tratar con el poder y a ver cómo se mueven los billetes de 500. 
Sacar la corrupción de la sociedad es como sacar el cáncer del cuerpo. No es fácil, no es sencillo, es muy doloroso, el sufrimiento será agónico, nada garantiza el éxito.

4 de octubre de 2014

Reflexiones patibularias 78

Reflexiones patibularias 78


LXXVIII


No nos vamos a poner de acuerdo. No vamos a coincidir en lo que es el Bien, en lo que es la Justicia, en dónde reside la Verdad, cuál es el auténtico Dios. Es más, pensamos que estamos en lo cierto y vosotros equivocados. Por eso nos hemos estado matando durante siglos. Por eso nos odiamos, por eso no nos aguantamos, nos miramos con inquina y nos tratamos con desprecio. Nos hemos separado en religiones, ideologías, tribus, pueblos y naciones, estados y federaciones, partidos políticos, corrientes de pensamiento y un largo etcétera. Siempre buscando lo que nos diferencia en vez de lo que nos une. 
Luego critican a los utilitaristas, a los pragmáticos, a los negociadores, a los debolistas, a los que relativizamos las cosas. A los que nos centramos en las soluciones y no en los culpables, a los que nos centramos en los mínimos comunes razonables y no en las culpas.