25 de junio de 2014

La cuestión de la ejemplaridad, de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo

Reflexiones patibularias 75

LXXV

1.
Siempre he pensado que uno de los problemas básicos del común de la sociedad española es que toleramos muy mal los pecados ajenos mientras justificamos esos mismos pecados en nosotros mismos. Tiene esto que ver con la tan nuestra e inveterada ausencia de mesura y equilibrio en nuestras manifestaciones públicas. Aquí queremos y odiamos a lo grande, desde siempre. Por poner un ejemplo muy en boga: estamos crucificando a los políticos por no estar a la altura en cuestiones en las que muchos tampoco lo están en su vida cotidiana.  Y siguen muchos sin entender que la casta no llegó de ningún sitio, siempre estuvo ahí. Estos no han llegado de Marte, salieron del mismo sitio en el que vivimos todos, así que dudo mucho que sea posible una renovación en la casta política si no hay antes una renovación en una buena parte de la sociedad. Tranquilos: ¡No estoy tratando de defender lo indefendible! Así que mañana a primera hora espero no encontrar a la salida del trabajo a un piquete de indignados dispuestos a quemarme vivo. Está bien lo de cabrearse pero pienso que junto a la indignación hay que hacer un esfuerzo por mantener la cordura y el equilibrio, a la vez que la tolerancia por las otras formas posibles de criticar todo lo que haya que criticar. La potencia sin control no sirve de nada, decían un anuncio de neumáticos en el que salía Carl Lewis, lo mismo que la indignación sin introducir nuevas categorías en el comportamiento de una masa crítica social que sea ejemplarizante, hacia "arriba", con los estratos políticos. También digo que si fermenta de verdad este rollo pasivo-agresivo tan de moda, que se ve mucho en las redes sociales, con memes llenos de insultos, con constantes llamamientos a la violencia y demás, terminaremos por pasar de una clase política poco honrada a una masa de hoolingans con chaqueta y corbata que terminarán por dirimir las diferencias políticas como antaño: a mamporros y con guillotinas y hoces. Y veremos esas imágenes tan alucinantes de los congresistas dándose de mamporros en las Cortes.

2.
Hablando de ejemplaridad, ahora hacia "abajo". Hoy el candidato de IU a Europa ha dimitido toda vez que se ha sabido que tenía un dinerillo metido en una SICAV de Luxemburgo. Nada ilegal, es cierto, pero entonces, ¿por qué dimite? 
La ejemplaridad es un asunto esencial y nuclear en la cuestión política. Que afecta, además, a todos los espectros ideológicos. El predicar con el ejemplo, como nos decía la abuela. Lo normal, a día de hoy, a ambos lados de la calle es "haz lo que digo, pero no lo que hago". Y nos encontramos con gentes de derecha, conservadores de toda la vida mandando a sus hijas a abortar a Londres. O gente que dice defender la patria a capa y espada pero que esconde su dinero en Suiza, lejos de las tributaciones patrióticas que todos los demás hacemos. Y nos encontramos con gentes de izquierda mandando a sus retoños a estudiar a elitistas colegios o acudiendo a hospitales privados cuando se ponen malitos. Ahora este señor, azote de los ricos, esos diablos con afilados colmillos a los que debemos los males de la Humanidad, resulta que tiene un buen puñado de euros a buen recaudo y lejos de las correspondientes fiscalidades patrias.
La gente se indigna, claro... para no cabrearse y perder los nervios.