28 de diciembre de 2015

Esas urnas charlatanas.

33.

¿Hablan las urnas? ¿Cómo? Me gustaría saberlo. 
Si es cierto que hablan, será una criatura hipócrita y peligrosa. Porque a cada uno le habla de una manera. A cada uno le dice una cosa. 
Hablar con las urnas no parece saludable, entonces. Sus palabras provocan separación y odio. Además de ardores y dolores de cabeza. 
A unos, les dicen que hay que pactar; a otros, les dicen que hay que pasar a cuchillo a los populares; a otros, les dicen que las izquierdas tienen que unirse para que los unicornios vuelvan a la Tierra. 

¿Hablan las urnas? ¿Y qué nos dijo? 
Si las urnas han hablado nadie se ha enterado. Menudo pareado, el que antes he presentado. No hablaría muy claro, estaría borracha. Quizás sea extranjera y no sabe castellano. O quizás hay tanto ruido de sables, de unos y otros, que nadie escucha lo que está diciendo.

¿Hablan las urnas? ¡Que sí, que sí, pesado! Que las urnas han hablado, pero todo está más liado, más jodido y enrevesado.


Las urnas han hablado. Pero nadie, absolutamente nadie, se ha enterado. O, quizás, queriendo decir tanto con tan poco, lo que está haciendo es provocar el equívoco. Lo mismo hay que volver a preguntarle, a ver si aclara la cantidad de chorradas que se están diciendo por aquí.

21 de diciembre de 2015

Cuídate

32.


¿Por qué tendría nadie que sentirse culpable por los aciertos, por las virtudes, cuando las cosas te salen bien, o cuando la suerte se convierte en tu aliada?
Cuídate mucho de aquellos que te penalizan por hacer cosas que consideras buenas, que te castigan cuando las cosas te salen bien, o que te maltratan cuando la fortuna se para delante de tu puerta. Y si no puedes evitarlos, que una de esas cosas buenas que haces sea que no dejar que te chupe las energías. 

A vuelapluma


1. A estas alturas de vida, ver la decepción de algunos por los resultados electorales de ayer me da la risa, la verdad. Verlos rasgarse las vestiduras me afila el cinismo, me aviva el sarcasmo. No se han enterado de nada. No saben de la sociedad donde viven.

2. Parece que éstas serán las últimas Elecciones Generales de todos los tiempos. Que no habrá un mañana. Que el Armageddon que se nos cierne hará imposible que dentro de 4 años (quizás antes) vuelvan a convocarse otras.

3. El pueblo habla (sic). La voluntad de los españoles, expresada en las urnas ayer, es que sigamos enfrentados y a la gresca. El pueblo no quiere ser gobernado, quiere ser ingobernado, quiere seguir menospreciando al otro que no votó lo mismo que tú.

4. Del dicho al hecho hay mucho trecho. Hay que sacar de la hemeroteca lo que los líderes han dicho en la campaña. Y ver si ahora hacen lo que dijeron o no. Más de uno se va a tragar sus palabras. Más de uno se va arrepentir de decir lo que dijo.

5. Por algún sitio hay que empezar. Si no se les ocurre nada, yo le aconsejaría que empezaran por cambiar las reglas de juego. Modificar la Ley Electoral, las Circunscripciones y la Ley D'hondt es perentorio. 

6. En el momento en el que tendríamos que estas sacando lo mejor de cada cual, y fijarnos en lo que nos une -para negociar y pactar- nos sale la hostilidad, nos a ponemos afilar los cuchillo, a cargar el tirachinas.

7. Ser de izquierdas es tener un don. Ser de derechas es tener una tara. El de izquierdas exhibe lo suyo como el pedigrí de su perro de raza y ve al otro como alguien que porta un mal infectocontagioso del que tiene que protegerse. En este caldo de cultivo se tiene que dar el 'Gran Pacto'. ¡Ni de coña! Al contrario también pasa, que conste.

8. Algunas cosas o terminas por aceptarlas y superarlas, o son esas cosas las que te superan y terminan  contigo. Me refiero, claro está, a que la corrupción en España no penaliza. Repito, no penaliza. Lo de Andalucía lo deja claro, lo de ayer lo confirma. Y esto hay que aceptarlo con empaque y madurez. Hay que dejar de poner cara de pánfilo, de sentir estupor y asombro. De patalear como un niño pequeño al que no le encajan las piezas del juguete. No seamos ingenuos, como si ninguno hubiera partido un plato en su vida. La corrupción no penaliza en España. El voto útil está antes en la lista de preocupaciones de la mayoría.
¡Qué soy un cínico!, pues claro. El cinismo es la única medicina que funciona un día como hoy. La ironía y el sarcasmo son los fármacos que hacen efecto. Yo la recetaría, si el PP me dejara hacerlo. Pero no me deja. 


20 de diciembre de 2015

Y que el mundo arda hasta sus cimientos... y solo entonces cambiará.



"Este kósmos, el mismo para todos, no lo hizo ninguno de los dioses ni de los hombres, sino que fue siempre y es y será: fuego siempre vivo, encendiéndose según medida y apagándose según medida".
Heráclito (1)

"El fuego transforma la esencia del cosmos. Cuando todo se consuma por el fuego, el cosmos resurgirá como una semilla, y de nuevo, a partir de ésta, se lleva a cabo el ordenamiento del cosmos tal como antes existía"
Zenón de Citio (2)

La transformación por el fuego es un cambio. La expiación por el fuego es un cambio. El mismo fuego es cambio. Esta noche lo he visto, he visto el fuego arder, he visto el cambio. Nadie aprende en cabeza ajena. Nadie hace caso cuando le dicen 'ten cuidado con eso'. No sólo no hace caso, se cabrea y hace justo lo contrario. La gente tiene que aprender por propia experiencia. Tiene que meter la mano en el fuego y quemarse. Este cosmos tiene que arder y descomponerse. Yo he cambiado esta noche. He cambiado de idea, he cambiado mi voto.
Sí se puede.

(1) Clemente de Alejandría, Strom. V 105 DK 22 B30.
(2) Variante a partir de Estobeo, Églogas I 20, 1 e, p.171, 2 W (Ario Dídimo, frag. 36 Diels). Stoicorum Veterum Fragmenta I 512.

19 de diciembre de 2015

¿Cuánto cuesta un peine?


Picoteando unas buenas aloreñas de Málaga, me pongo a reflexionar sobre lo que está por venir a partir del lunes 21, y me viene a la cabeza algo que decía mucho mi madre: "te vas a enterar de lo que vale un peine".

I.
Indeciso es el que no se decide en algo. 
Indeciso es el que todavía no ha elegido una opción de entre las varias opciones que se le plantean. 
Indeciso es el que todavía no ha optado por votar a IU o a Podemos. Es el que todavía no se decide por PSOE o Podemos. El que no se aclara entre PP o Ciudadanos. Y como éstas hay varias opciones dicotómicas más.
Indeciso es el que no tiene claro a estas alturas si votar en blanco, abstenerse y quedarse en casa o votar nulo (Meter en el sobre un lasca de chorizo, un billete de 500 o una misiva llamando a los políticos hijos de las cuatro letras).
Indeciso es también el que no dice su decisión, aunque esté tomada. El voto es secreto, con lo que -en cierto modo- todos tendríamos que ser indecisos. Pero sabemos que un español calladito, prudente y discreto es una especie en extinción. Aquí la indecisión tiene que ver con la vergüenza. Mucha gente que votará al PP (y al PSOE) calla y no lo dice cuando le preguntan o charla con los conocidos y familiares. Eso no pasa con los recién llegados (Podemos y C's), que como están encantados de haberse conocido cantan a los cuatro vientos de que son de allí.

II.
El lunes arreciarán los insultos y los improperios. Serán muy abundantes los ríos de tinta que se verterán aquí, en la red, por esto. Somos muy malos perdedores, y peores ganadores. Unos a otros se llamarán de todo, y nada bonito. Me comprometo a hacer un seguimiento de la sangre vertida, a traer lo peor de cada casa.

III.
Mucha importancia se da por estos pagos a la Campaña Electoral y muy poco al tiempo postelectoral. Ya lo vivimos en Andalucía y Cataluña. Lo veremos ahora con esto. Tómense un poco de valeriana que esto no va a terminar en las urnas. Los que decían que la democracia no es solo votar tienen razón. La democracia también es negociar, dialogar en busca de acuerdos y puntos en común.

IV.
El voto meditado, la elección sopesada, la valoración de pros y contras, etc. está finiquitada en la política española. Este día de reflexión sobra. Y sobra porque la propia reflexión está de más entre los españoles. El modelo de decisión racional por fin ha saltado por los aires. A ver si unos cuantos se dan ya cuenta al ver la explosión.
La gente vota con las entrañas, con las tripas y el corazón. Se vota con el resquemor, con el miedo y con la mala leche. Son nuestros traumas los que deciden, nuestras taras, nuestras heridas, nuestras fobias, nuestras desilusiones. Eligen nuestro inconsciente dolido, el recuerdo del pasado, las cuentas pendientes, las ganas de venganza.
Este pueblo tiene que mirarse al espejo para encontrarse con el monstruo. En este periodo postelectoral lo hará y entonces, es posible que sepamos lo que de verdad vale un peine.

17 de diciembre de 2015

Cuenten con mi voto

31.

Si hay que votar por el fin del capitalismo -por cruel, injusto, opresor y asesino-, y lo primero que del capitalismo se quita, elimina y destruye son las redes sociales, las tecnologías digitales, los mass media, el panóptico digital, el 4G, los memes y el Youtube, ya cuentan con mi voto. 
He dicho.

16 de diciembre de 2015

Con arcadas y ganas de potar.


Esto ya no es lo que era. Realmente no fue nunca lo que tenía que ser, pero vivíamos con esa falsa esperanza. Las falsas esperanzas son necesarias en un nivel macro, desde el comienzo de los tiempos. Pero algunos días la cosa se supera a sí misma, en un 'in crescendo' que ni un buen guionista sería capaz de atrapar. También se pierde la capacidad de asombro. Todo es tan flipante que el flipar mismo ya no es ni flipante. Es más como ascazo, como nausea, como ganas de potar, de vomitar en alto el asco que dan muchas cosas. Y hoy, a esta hora, el asco me lo dan los que jalean, aplauden y vitorean la violencia como forma de relación interpersonal; la agresividad como forma de expresar las opiniones políticas. Digo yo, que los que justifican la violencia de hoy -diciendo que el tipo se lo merece y cosas así, o peores- se cuidarán muy mucho de indignarse y rasgarse las vestiduras, otro día, con otras violencias. Les quedaría fea, la hipocresía y la mendacidad, digo yo.

15 de diciembre de 2015

De problemas, iniciativas y soluciones.


Tenemos un problema. 
Tenemos varias iniciativas para resolver el problema.
Tenemos iniciativas que agravarán el problema.
Tenemos iniciativas a las que el problema les viene grande de narices.
Tenemos iniciativas que no saben siquiera cómo meterle mano al problema.
Tenemos iniciativas que se diluyen como una azucarillo en el café antes de mirar el problema. 
Tenemos iniciativas que quieren convertir el problema en un unicornio de larga cabellera multicolor.


¿Y la solución?, me pregunto.
Los ciudadanos no decidimos la solución. La gente que votará el domingo tampoco va a decidir quién solucionará su problema. 
La gente decidirá, votando, qué iniciativa empezará a tratar con el problema.
La gente votará -realmente-, elegirá por uno de entre varios problemas. 
Por eso, la política puede ser a veces tan nefasta y mezquina: dar falsas esperanzas a la gente es de una crueldad intolerable.


14 de diciembre de 2015

Contravoto


Por si les sirve de ayuda, y el partido (o partidos) que acceda al Gobierno de la nación le da por hacer cambios significativos en la Ley Electoral, les dejo una propuesta para su valoración.

Las leyes han de ajustarse al tiempo en el que se sancionan. Tienen que ajustarse a las necesidades de la ciudadanía y, además, ser fiel reflejo de ese imaginario colectivo.

Por esta razón, la forma en la que votamos tendría que cambiar. Varias razones para ello. Un número altísimo de indecisos [No sabes a quién o qué votar]. Alto índice de abstención [Esa gente que no va a votar porque no le gusta nadie o está hasta las narices de todos y cada uno de ellos. Pero si pudiera votar al que más odia, seguro que saldría]. El voto vergonzante se dispara [Ese voto que emites pero sin decírselo a nadie, que lo mantienes oculto, o incluso lo niegas si sale la conversación]. El voto en blanco no para de crecer [Esa gente -entre ellos, yo mismo- que no comulga ni con las ideologías expuestas, ni con los programas propuestos, ni con los políticos que las gestionan, pero que piensan en el deber cívico. Si pudieran contravotar, más de uno dejaba de hacerlo en blanco]. Las fobias aumentan y no parece haber nada que las pare [El odio, la animadversión profunda y la ira vuelven a estar de moda. Es hora de vomitar en las redes todo el odio que llevas dentro. Se trata de insultar al contrincante, no de exponer tu programa político]. Se da la pésima combinación de muy malos perdedores [Los que sienten que han perdido se dedican a insultar a los que votaron al partido ganador], con muy malos vencedores [Aquí nadie cumple el programa electoral]. Todo el mundo dice que quiere acabar con la corrupción [Pero es una de esas mentiras gordas que nos autoimponemos para soslayar la mala conciencia. Claro, lo mío ni lo toques. Esta sociedad nunca ha sido -ni será- un monasterio de sabios budistas]. A pesar de los datos sobre niveles educativos y culturales, cada español lleva un presidente en su interior [Y un seleccionador nacional, por supuesto. En ningún sitio del mundo hay tantos cuñados expertos en política y en economía. Espero que algún día exista el mismo número de expertos en arte renacentista. El cambio sería tremendo]. 

Ergo:
Por cosas como éstas -y algunas más que me dejo en el tintero por no aburrir al personal, ni quitarle su preciado tiempo en decidir a quién vota- propongo el contravoto.

Se trata de votar no a quién sí quieres como Presidente, sino al que no quieres, al que te da más asco, te gusta menos, le tienes más odio o te cae como un grano en el culo. En una segunda vuelta, con los dos candidatos con menos haters se volvería a contravotar. Y tendríamos como Presidente al tipo al que menos gente del país querría verlo con derrame cerebral o alguna otra salvajada propia de este civilizado pueblo. El contravoto sí que sería, actualmente, la auténtica fiesta de la democracia.



Que usted lo vote bien el domingo....






7 de diciembre de 2015

Campañas Electorales

30.

Las campañas electorales que se hacen aquí funcionan en dos niveles: el nivel popular y el nivel hooligan.

El nivel popular es el de los eslóganes, los carteles, las pancartas, el ondear de banderas, las promesas, las ocurrencias, las paridas, los chistes, los aplausos, los besos a los niños, etc. Es el nivel de los mítines. Un acto -éste- en el que los candidatos entran en una especie de trance en el que largan a sus incondicionales toda serie de consignas estúpidas; tratándolos como subnormales profundos. Se produce una sinergia contagiosa entre votante y candidato. La plebe queda rendida a las tonterías y simplezas que ladra el baranda de turno. Éste, o ésta, se viene arriba y se lanza a prometer el oro y el moro. Luego nadie fiscaliza que se cumplan en los mandatos lo que se dice en los mítines. Si tuviéramos que medir la seriedad de los partidos según las promesas cumplidas en los mítines no quedaría nadie; ni de los viejos ni de los nuevos.

El nivel hooligan es de las discusiones, los dimes y diretes, las broncas en medio de un pasillo del Congreso, las acusaciones de drogadicción, las broncas entre tertulianos, etc. Que llega a su máxima expresión y cumbre en los debates televisivos. Un acto -éste- que la gente espera para ver cómo los políticos se atacan y descuartizan, cómo tratan de ridiculizarse. Un debate televisivo hace las veces de Anfiteatro romano. Los hooligans no quieren debate de ideas o proyectos, quieren sangre. Todo el mundo está pendiente de quién ganará, no de qué sacará de bueno el país y la sociedad. Gracias a las tecnologías digitales es ahora también el nivel de los vídeos virales en youtube, los memes groseros y los insultos disfrazados de ingenio en twitter. Este nivel canaliza las fobias, los odios y animadversiones que se tiene unos a otros. Es el nivel fundamental, a día de hoy.

La gente que piensa. La gente que tiene dudas. La gente que le gustaría saber qué se podrá hacer de verdad, en el mundo real. La gente que quiere que le cuenten proyectos posibles, no utopías realizables en el mundo de yuppie. La gente que opta por la crítica constructiva. La gente que se preocupa de las ideas. La gente que no sigue al pié de la letra lo que ordenan las siglas. La gente que no da pábulo al sectarismo. La gente que se preocupa de las tradiciones que están detrás de los partidos. La gente que prefiere el diálogo entre puntos de vista distintos. La gente que entiende la política no como un ajuste de cuentas, ni tampoco una metáfora de la guerra civil. La gente que mantiene a raya la fobia hacia unos y otros. La gente que no va a insultar cuando habla. La gente que aprecia el 'fair play', el respeto en el intercambio de ideas y la diplomacia, antes que el caos y el desorden de una pelea de gallos. La gente que no llamará fascista o rojo al que piensa distinto. 

No hay un nivel para toda esta gente en esta campaña electoral. Toda esta gente se ve avocada a decidir entre lo malo y lo peor. O entra en el nivel superficial de las ocurrencias mitineras de domingo por la mañana. O en el nivel agresivo de los insultos en el debate televisivo de máxima audiencia y las fobias de las redes sociales. Esta gente se tiene que buscar la vida de manera individual. Con suerte encontrará un grupo de personas similares con las que podrá comunicarse e intercambiar ideas y proyectos, no memes, videos e insultos. Pero ningún partido -ni viejo ni nuevo- se preocupa por esta gente.


PD: Mientras esto siga así, la política no solucionará nada. La sociedad no irá a ninguna parte. Todo seguirá igual. 

5 de diciembre de 2015

El plato de menudo

29.

Zaratustra bajó de la montaña. Estaba cansado de comer raíces y bayas. De parlotear con el águila. 
Se acercó al pueblo que languidecía abajo del todo.
Según decía su serpiente, había un bache donde ponían una papas aliñas y un potaje de menudo que quitaban el sentío.
Zaratustra tuvo suerte, y pilló sitio de terraza, al fresco.
Mientras el camarero tomaba nota se percató que había cierto jolgorio en la plaza.
Con la primera cerveza fresca aparecieron, en rebaño, un gentío de pequeños seres peludos, que al moverse agitaban las pequeñas campanas que apretaban sus pescuezos.
Llegaron las papas aliñas y unas buenas olivas. El ganado se agolpaba frente a un estrado.
Cuando llegó el menudo -humeante, maravilloso- Zaratustra preguntó al camarero qué era aquello. 
El camarero le dijo que era un mitín. Que en el pueblo estaban en campaña electoral.
Zaratustra dio buena cuenta del manjar. Haciéndole a la morcilla una reverencia especial. 
Y allí, frente al sabio hambriento, le ladraba uno a los animalillos lanudos, montado en una peana.
Para conmemorar semejante desperdicio de tiempo y de vida, Zaratustra le pidió café al camarero. 
Y una generosa copa de pacharán. 
Había que celebrarlo. El recuerdo. 
Recordar las razones que le hacían vivir arriba, en la montaña.
Zaratustra pagó lo que debía. 
Y comenzó a subir la cuesta, poco a poco. Que la digestión del menudo es cosa seria. 
Allí dejó a las alegres ovejas, pastando.


26 de noviembre de 2015

Sacrificios

28.

El chivo expiatorio.
La cabeza de turco.
El perro de paja.
El cordero degollado.
El animal sacrificial.

Este símbolo es tan antiguo como la misma humanidad. Y tiene varias lecturas más, además de la evidente y clásica perspectiva sacro-religiosa. En la política también hay de estos. En psicología, en las relaciones sociales, interpersonales y familiares también hay de esto. 
Es una figura muy compleja que acepta una gran cantidad de matices, incluso contradictorios. Encontramos a gente que es obligada a la expiación y al escarnio sin el acuerdo de su voluntad. Todas las víctimas de Siria por ejemplo. también las de Mali y Túnez. Y las de Bataclan, por supuesto. Y hay gente que asume y consiente la expiación y el castigo. Son personas que entienden que alguien tiene que hacerlo, sacrificarse por otros, asumir la pena y la violencia, física y moral, para que aquellos sigan viviendo con tranquilidad. Pienso en el San Manuel Bueno Mártir de Unamuno.
Para los que quieran conocer más a fondo este tema aconsejo la lectura de un libro de René Girard llamado 'El chivo expiatorio' (Ed. Anagrama).

https://www.dropbox.com/s/lrd9rz18jhk2xjt/Girard%2C%20Ren%C3%A9%20-%20El%20chivo%20expiatorio.pdf?dl=0

24 de noviembre de 2015

Todos dentro, nadie fuera.

27.

El marco teórico influye en la formulación de los conceptos.
Quien dice marco teórico, dice cosmovisión, paradigma, modelo, estructura, ideología o programa.
Y quien dice concepto, dice punto de vista, actuaciones, ideas, valores y argumentos.

Lo que algunos llaman objetividad es un marco teórico concreto, una determinada cosmovisión que, a su vez, determina un serie concreta de actos e ideas. Es uno de estos, no el único. Esta ideología de lo objetivo-racional arroja grandes resultados, funcionalidades innegables y mejoras en el modo de vida de mucha gente en esta época concreta de la historia. Tanta, que los promotores de esta sistemática científica-técnica-mecánica-digital, entendieron que ya no podía haber otros marcos posibles, otros paradigmas de existencia. Que era eso o nada.



Y piensan que pueden salirse de la burbuja de la realidad, y ver el mundo desde fuera. Para controlarlo, manejarlo, juzgarlo. Quisieron trascender y salirse del marco en el que estaban. Y tomar el papel del Uno omnisciente y todopoderoso, aunque depurado de elementos divinos. Este autoengaño masivo terminó en el mismo lugar de donde querían escapar. En las oscuras fauces de la metafísica. Eso sí, marca el paso en el mundo. 

23 de noviembre de 2015

La herencia

26.

¿Sería justo -o veríamos justo- que los hijos y los nietos se apoderaran del legado de sus padres, y de sus abuelos; que fueran ellos los que se se llevaran el mérito, las ganancias y el éxito?

¿Sería justo -o veríamos justo- que los hijos y los nietos pagaran las culpas de sus padres, y de sus abuelos; que fueran ellos los que tuvieran que expiar sus culpas, sus errores y sus males?


Dar al Cesar lo del Cesar y que cada palo aguante su vela. Esa es la opción responsable. La otra es que aquí, en esta sociedad, una buena cantidad de gente no solo hereda el collar de la abuela, la casa del abuelo, los ojos de mamá. También heredamos los pecados de nuestros padres, sus resentimientos, odios y fobias más profundas. Al final no fue libertad sin ira.


22 de noviembre de 2015

El tiempo pasa.

25.

Dando vueltas por las redes sociales, y leyendo sobre el reciente aniversario de la muerte de Franco, hago un breve resumen de una corriente de pensar-sentir-vivir que he visto con mucha fuerza:

Aquel que diga que "se hicieron barbaridades en ambos bandos" es un indecente. No se puede decir del que lo diga que sea una persona justa ni equilibrada. Hay que reprobar con severidad, a todo aquel que quiera 'igualar' en la contienda de la guerra civil española y el posterior periodo de dictadura. Es claro y meridiano quién fue culpable, responsable primero y último, y quién fue víctima. La memoria ha de mantenerse siempre viva y encendida. El recuerdo tiene que permanecer patente y manifiesto. No es venganza este estado de alerta frente a los culpables que siguen entre nosotros: es justicia. Por tanto, como quedan vestigios de aquellos momentos en estos tiempos, no es posible ni el olvido, ni el perdón, ni la reconciliación.

No haré comentario alguno, ni a favor ni en contra. Me remito a la epojé. Bueno, diré una sola cosa: 40 años no son nada.

21 de noviembre de 2015

No busques un enemigo donde podrías encontrar un aliado. El fracaso de los indignados.

24.

Comienzo con el planteamiento de una pregunta: ¿Por qué fracasa el despertar de la sociedad frente al status quo, los poderosos de siempre, etc.?

Frente al status quo, digamos que -a bote pronto- caben varias opciones básicas. La primera es el propio status quo, aquellos que pertenecen al mismo, los que lo desarrollan y defienden. Luego, encontramos a los que lo combaten, aquellos que tratan de derribarlo y que deje de existir. Son gentes que batallan hasta la extenuación, incansables al desaliento. Pero existe una tercera categoría intermedia inmensamente más grande que la suma de los dos extremos.

El status quo es una minoría que utiliza la realidad para su propio beneficio. Acumula ingentes cantidades de poder (y dinero, y materias primas, y propiedades, etc.). Además, castiga, maltrata y ataca a una buena parte de la mayoría; manipula de diversas maneras a otra buena parte y ningunea a otros tantos. Desde el siglo XIX un nutrido grupo de movimientos filosóficos, ideológicos, políticos, artísticos y culturales han criticado por todos los frentes posibles al status quo. Depende de quién cuente la película, los resultados varían en una horquilla muy amplia del éxito al fracaso.

Durante mucho tiempo, la resistencia se centraba en combatir contra el status quo mismo, atacando a aquellos que lo defendían y justificaban. Pero, de un tiempo a esta parte, la indignación ha saltado -como si fueran llamas- desde aquellos a la mayoría intermedia. Las razones que han llevado a los indignados a cabrearse con la mayoría daría para un libro bastante voluminoso. Y claro, no tenemos tanto espacio.

Esa mayoría silenciosa es un grupo heterogéneo inmensamente grande que acoge –entre otros- a los que aceptan sin más el status quo y siguen con el día a día, a los que se resignan a vivir en el status quo, a los que darían lo que no tienen por pertenecer al status quo y colaborar con este, a los que no niegan el inmenso poder del mismo comparado con él mismo, a los que les cabrea el status quo pero se siente pequeños e indefensos para responderle, a los que les importa un pepino el status quo y la Alianza Rebelde, a los que no tienen ni puñetera idea de todo esto que estamos hablando, a los quieren oponerse y no pueden, a los que pueden oponerse y no quieren; y así podríamos estar varias horas contando los grupúsculos de personas que componen esa mayoría. ¡Es enorme!

Hacer que un grupo tan grande sea definido por una sola categoría de adjetivos no es que sea, precisamente, una sabia decisión. No todos los que están ahí están resignados. Hay muchas formas de estar ahí, y una de ellas sí que es vivir resignado y entregado al status quo. Para hacer modificaciones significativas en el status quo se necesita -para empezar- coraje y valor (en el plano emocional) e ideas de cambio (en el plano racional). No todo el mundo en esa inmensa mayoría tiene de ambas cosas. Y no todos los que en esa inmensa mayoría tienen lo que hay que tener lo tienen del mismo modo. Hay variaciones tanto en los aspectos emocionales como en los racionales. No a todo el mundo le vale, ni quiere meterle fuego al status quo y que termine ardiendo el resto del mundo, por poner un ejemplo.

El problema llega -según mi pequeño y 'resignado' entender- cuando tratas como culpable al que no es culpable. Esa inmensa mayoría a la que estos encasillan en la resignación, sin rubor, no es culpable de nada. En todo caso habría que hablar de repartir responsabilidades, entre todos los que habitamos este lugar llamado mundo. Y no todos tendríamos la misma cuota. Y desde luego no sería justo endosar la cuota más grande a la mayoría, mientras en el status quo se parten de la risa, y los rebeldes se miran al espejo con soberbia autocomplaciente, sabiendo que cuando mueran irán directos al cielo de los justos, llenos de medallas, como premio a su valor en la trinchera. A lo mejor ese ha sido el engaño supremo del status quo, convencer a los indignados de que el enemigo ha sido siempre la mayoría silenciosa y durmiente, no el status quo. Menuda ironía.

Llamarlos a todos -sin distinción y con brocha gorda-, insolidarios, entregados, sometidos, dominados, conquistados, domados, colaboradores, traicioneros, vendidos, rendidos, dormidos, pasotas, negligentes, anestesiados, pasivos, indecisos, tibios, complacientes, sumisos, mansos, conformistas, abandonados, irresponsables, indiferentes, perdedores, vencidos, dejados, acojonados, acobardados, miedosos, asustados, desentendidos, obedientes, subordinados, humillados, indecentes, es muy mala estrategia. Muchos de ellos se sentirán contrariados e insultados. Los indignados tendrían que encontrar una forma menos agresiva de tratar a la mayoría. Es preferible tener algo en común con ésta, por poco que sea; algo es mejor que nada. Es cierto que no se puede dar la batalla por perdida, pero tampoco hay que estar con el palo atizando a todo el que no hace las cosas como sancionan los gurús de la indignación.

A los indignados se les olvida una cosa muy importante. Que haciendo las cosas solos no han conseguido nada hasta el momento. Que mejor les iría por la vida si actuaran tendiendo puentes y encontrando grupos de la mayoría con los que establecer alianzas. Se ha perdido la retórica que convence, que atrae y seduce. Muchos indignados se comportan como predicadores furibundos, y no hacen otra cosa que ladrar al oído de la mayoría, o darles palos de todos los colores. Quejarse de todos ellos y cargar las tintas en su contra, cuando no insultar al común de los mortales, no produce resultados significativos. Y así no van a ninguna parte, tratando de despertar al dormido a base de golpes. Si a uno le ladran al oído, lo normal es que le duela y se aparte. La 'verdad' se puede expresar sin agresividad, y la 'justicia' se puede defender sin aspavientos, sin superioridades morales ridículas, sin subirse en púlpitos y bombardear al personal con castigos infernales. 

En mi opinión, los indignados harían bien en usar la persuasión amistosa, también la pedagogía, para que sus filas se vean engrosadas por nuevos miembros. Y no atacar a todos esos a los que no han convencido. Algún día pueden ser potenciales aliados. Es lo que les digo: no trates como enemigo al que llegado el momento preciso puede ser tu aliado.

20 de noviembre de 2015

Elegir. Desprecio y ninguneo.

23.

Por días, me estoy convirtiendo en un pragmático calculador y utilitarista, añadiendo una buena porción de ataraxia estoica. No dejo que me afecte casi nada. Mucho menos las barbaridades de los que sólo quieren ver arder el mundo (Alfred Pennyworth, mayordomo de Batman, dixit).
A ciertos movimientos que defienden lo que defienden, ¿qué les hace más daño, la réplica o la ignorancia? Me parece que muchos problemas que tenemos con ciertos grupos e ideas vienen precisamente por relacionarnos con ellas. Y rebatirlas, criticarlas, atacarlas, incluso 'ponerlas en su sitio' ya es una forma de relacionarse (y de darles publicidad). ‘El mejor desprecio es no hacer aprecio’ dice el dicho popular del que soy defensor. Si estos lanzan la bola y nadie se la devuelve están jugando solos. Pero alguien siempre la devuelve, pensando que es de justicia, que no puede uno callarse ante estos atropellos, las mentiras, etc. Pero en la mente truculenta de algunos individuos salta un resorte cuando ven que les devuelven su pelota. Su movimiento ha tenido éxito en el momento que les respondes, sea cual sea esa respuesta: porque a estos les interesa el éxito, que se esparzan sus ideas y maldades, no la verdad, ni la justicia.

Lo difícil no está en hacer callar a estos descerebrados. Lo difícil es hacer que todos los que no pensamos como ellos los ignoremos, no les hagamos ni puñetero caso, ningunearlos directamente, que no nos afecten sus ladridos. Y es muy difícil, muy mucho. Ellos cuentan con nuestra sensibilidad, con que a alguien, seguro, se le salten los plomillos cuando lean alguna de sus barbaridades. 
Actuar así no creo que sea resignación ni colaboracionismo. ¿Ahora tenemos todos que responder la misma forma de respuestas?, ¿mientras defendemos a ultranza la libertad de expresión y conciencia? Tampoco estoy censurando al que elige responder, todo sea dicho. 

Pd: Este post viene a ser la respuesta a algo concreto. Pero me niego a ser altavoz de ese algo que entiendo despreciable. Si alguien quiere saber a qué, que se ponga en contacto conmigo.

Todo. Nada. Y resulta que en medio sí hay algo.


22.

1. Si no hay manera de alcanzar un 'máximo', es preferible quedarse con el 'mínimo' antes que con nada. 
2. Si no hay manera de alcanzar un acuerdo total y completo, es preferible quedarse con un acuerdo parcial e imperfecto que con nada.
3. Si no hay manera de encontrar una persona, o grupo, que concuerde con tus ideas o que defienda lo que tú, o tu grupo, es preferible quedarse con la persona, o grupo, que más se acerque a tus posiciones y posturas. 

A. Es más, el primer término del párrafo anterior nos lleva al pensamiento único y uniforme: todos con las  mismas ideas defendiendo las mismas posturas. El 'máximo' queda inutilizado y la utopía se convierte en tiranía. En un escenario así, se elimina el disenso, la peculiaridad individual y las diferencias; y, también, los acuerdos, los diálogos y la comunicación, las reconciliaciones.
B. Con nada, nada se hace, nada se tiene. La nada es nada, es vacío. La nada solo sirve para construir más nada. 
C. Con un poco, con algo, con un trozo imperfecto, con un mínimo se establece un puente, un diálogo con otro que, al menos, comparte algo contigo. Por lo menos, con ese puente, con esa parcialidad compartida, tienes un aliado. Y en un mundo lleno de contrariedades no es malo tender puentes y encontrar aliados.



18 de noviembre de 2015

Oda al pragmatismo y a la supervivencia.

21.


Si uno no quiere, dos no discuten. Si uno no quiere, dos no hablan, ni se comunican, ni tampoco dialogan, ni mucho menos llegan a acuerdos. Y hagan la prueba: Si uno quiere matarte, el otro puede defenderse, tratar de razonar con el que quiere matarte o dejar que el otro te mate. Imagínense en tal situación y piensen cómo reaccionarían.

Algo, un poco, una miajita, siempre es mejor que nada. Hay grandeza en ir a por todas, en querer lo mejor, lo bueno, lo perfecto. El maximalismo es encomiable. Pero un maximalismo sin moderación ni cordura es tan insoportable como un minimalismo que consiente lo que no podemos consentir. Es costoso y difícil, lo sé: hay que entender que, en no pocas ocasiones, lo conveniente, lo conseguido y obtenido no concuerda con lo esperado. Muchos no saben vivir en un mundo de grises. Muchos no saben andar por este filo de la navaja de las posibilidades, las necesidades, lo que se puede tener, lo que se puede negociar, lo que se puede conseguir.

Si entre las opciones que tenemos para elegir no aparece la buena, lo normal es escoger la menos mala de todas las malas, no empeñarse en escoger la buena o cabrearse con los que escogen el mejor de los peores. Cabrearse con el pragmático culpándole de los males del mundo es una pérdida de tiempo, además de una estupidez.

Todos hacemos cosas -o hemos hecho o haremos- que no nos gustan. Téngalo en cuenta, seguro como que amanece. En ocasiones hemos tenido que rebajar nuestras pretensiones y expectativas. O ser pragmáticos y buscar soluciones imperfectas a problemas jodidos. Pero atacar a otros cuando les pasa esto y justificarse cuando le ocurre a uno no es de recibo. Hay ciertos tipos de superioridad moral que no se sostienen: son ridículos. Y que además no son eso, lo que busca es insultar y menospreciar al que es distinto. 

En no pocas ocasiones somos testigos de que no se cumplen los ideales puros y normativos que debían de guiar los actos del mundo, la paz por ejemplo, o la vida o la dignidad y el respeto a los derechos humanos. Y nos indignamos y sufrimos cuando eso ocurre. Este mundo lleno de injusticias es terrible. Creo que cualquier persona de bien defiende estos principios, aunque no todos lo hacemos del mismo modo. Algunos lo hacen de modo condicionado y otros de modo incondicionado (¡ay la metafísica cómo se mete en los lugares más insospechados!). 

Suele ocurrir que el que los defiende de modo incondicionado se enfada con el que los defiende de modo condicionado. Le echa en cara algunas cosas feas. Hasta el punto de que muchos cometen el terrible error de igualar al criminal que destruye el principio puro y normativo con aquel que lo defiende de modo condicionado. Esa equidistancia es profundamente injusta. Esa incapacidad para hilar fino, y meter en el mismo saco de los criminales a aquellos que piensan distinto es peligrosa, y muy improductiva. Convertir una diferencia en una herida es una irresponsabilidad que comente muchos en estos tiempos de exageraciones y fobias. 

Y, además, los más duros en esto terminan inhabilitándose a ellos mismo como defensores del principio normativo, por la agresividad y violencia con la que critican al otro. Pienso que tendrían que poner esas energías en criticar al auténtico criminal en este asunto. Lo siento, no se puede igualar a unos y a otros. Es más, esa equiparación produce heridas muy importantes difíciles de curar. La auténtica separación está entre los criminales y los que no lo son. No entre los que defienden los principios normativos de manera fuerte e incondicional y los que lo defienden de manera débil y condicional, siempre mirando lo concreto y lo complejo. 


17 de noviembre de 2015

Fobos

20.

No acabo de entender cómo es posible que los que ahora se visten de pacifistas no hace mucho eran los que que querían asaltar el Congreso y poner guillotinas por las plazas para ajusticiar políticos corruptos. Y me resulta muy curioso que algunos quieran entablar diálogos con fanáticos radicales pero que se nieguen a hacer lo mismo con grupos políticos de aquí que, siendo de ideas contrarias, sí respetan los derechos humanos. El irenismo con el que se conducen para con ciertos actores políticos chirría con la fobia con la que se conducen contra otros. Me parece que este pacifismo querubínico es completamente impostado, por la intensidad y la desproporción del rechazo, que ralla en el odio, cuando no cae por completo en el mismo.  

Estamos viendo que cualquier cosa puede ser convertida en categoría política. Ahora es la fobia la que alcanza dicha posición. La fobia se ha convertido en la categoría política de moda en nuestra sociedad. Y ha encontrado en las redes sociales el aparato de reverberación idóneo. La 'PPfobia' es, de lejos, la categoría política que con más intensidad se ha implantado en nuestra sociedad. Seguido de cerca por la 'Progrefobia', seguramente como respuesta a lo anterior. Pero esa fobia, a no tardar mucho, les terminará llegando a todos los que ahora la alimentan porque les conviene.


15 de noviembre de 2015

Te conozco. Voy a por ti.

19.


Viernes noche. La gente sale a la calle a divertirse, a desconectar después de una semana de duro trabajo. Un estadio de fútbol en pleno partido internacional. El deporte que más seguidores tiene en Europa. Una discoteca -de mucha solera- donde acude gente joven a divertirse, bailar y demás. Una serie de restaurantes y cafés donde la gente no muy mayor, con un cierto nivel socioeconómico, se sienta a disfrutar de las buenas viandas, la compañía, la belle vie. Y todo esto, en la ciudad más importante de Europa, la más poblada, en la que se une el turismo, el arte, la ciencia, la ilustración, el civismo político, etc. París es Europa.Es la perfecta ejemplificación de quienes somos, de nuestro modus vivendi.

El aparato simbólico que está ahí expuesto no es un tema menor. Los criminales que han perpetrado la masacre saben tocar las teclas adecuadas para hacer daño. Como si nos conocieran mejor que nosotros mismos. ¿Qué sabemos de ellos?, ¿qué sabemos de lo que ocurre allí? Algo está fallando aquí y no queremos darnos cuenta. Hoy he visto en Youtube un video en el que en 5 minutos se explica con dibujitos la situación geopolítica de Oriente Medio. 
Es curioso cómo estas cosas que se deberían aprender en los colegios-institutos-universidades se aprenden hoy en día en Youtube y las redes sociales. Y con dibujitos, viñetas y demás material masticable para que al baranda de turno no se le fundan los plomos. Vivimos tan cómodos y confortables, con papa-estado dándonos lo que necesitamos que una parte importante de la sociedad sólo sabe que existe lo que vomita la pantalla de su Apple.

Para nosotros son sólo bárbaros, acémilas criminales, cabrones asesinos, fanáticos religiosos, sucios incultos con barba. Y al menospreciar su incapacidad técnica, nos sorprende la capacidad de sus cálculos; la sagacidad con la que planean sus actos; la minuciosidad con la que son ejecutados. ¿Cómo pueden esos cuasi animales integristas planear algo así?, se preguntan algunos con cara de haber visto un T-Rex en el jardín de su casa. Pues pueden, lo han hecho, ahí están los resultados. No solamente no son unos burros estúpidos, unos creyentes exagerados, sino que alguno de ellos saben perfectamente cómo hacer que el terror funcione. Que la inseguridad se agigante, que se rompa la normalidad y que el miedo tenga proporciones gigantescas. Nos dicen, "te conozco, voy a por ti, a joderte la vida y la existencia".

"No entiendo esto. No puedo comprender cómo hacen esto, cómo pueden ser tan insensibles, tan malvados". Esta frase -y similares- las estoy leyendo mucho en este fin de semana. Y claro, quiero decirles a estas personas, ¿cómo podría alguien normal y corriente entender esto?, es imposible, algo increíble, es algo inconcebible para una mente europea. Pero les diré algo más: es el problema de la razón insuficiente, de la lógica incapaz. A la razón le repugna tanto este tipo de actos -fuera de toda sensatez-, que parece incapaz de contemplarlos y analizarlos. Mucha gente queda como anonadada, en profundo estado de shock. Y se encasquillan en la pregunta del porqué y del cómo, las que se hacen para comprender lógicamente el asunto. Es difícil asumir que exista gente capaz de este mal y de este fanatismo. La constatación, la evidencia rotunda de la muerte en masacre es un cortocircuito que muchos no saben cómo manejar.

El paradigma europeo de vida y existencia, que es racional-lógico-ilustrado, el de la democracia, los derechos humanos y la dignidad, el de la serenidad, la condena enérgica y los lazos de colores, necesita una revisión. Una especie de kit de herramientas en caso de accidente o un rómpase en caso de incendio. Este paradigma le ha hecho creer al europeo medio que es la razón y la lógica lo que mueve el mundo. Que el centro neurálgico de la toma de decisiones del individuo es la razón pura, o el sentido común o el interés económico, por lo menos.

Personalmente, me parece que son las fuerzas irracionales, las voliciones inconscientes, las que dominan la vida. Para obtener una visión o perspectiva clara de este horizonte en el que estamos empezando a vivir, en el que nos hemos despertado de un bombazo, hay que introducir nuevos elementos a la pura y simple razón. Hay que empezar a tirar o echar mano de lo irracional, de lo atávico y bestial, de otras categorías no lógicas ni sensatas e ilustradas; esas que son inconscientes, profundas y lógicamente repugnantes. 

No quiero que se colija de mis palabras que haya que empezar a descartar el modelo de vida europeo ilustrado. Que tengamos que convertirnos en racistas insensibles, o en bestias vengativas y dejar de cumplir las leyes que nosotros mismo nos dimos. Nada más lejos de la realidad. Antes de llegar a ese extremo hay varios estadios intermedios que contemplan la sagacidad, la minuciosidad y la contundencia. Pero no hacerlo, no empezar a introducir elementos que ayuden a la comprensión del mundo en el que vivimos es hacer lo que dicen los cuentos que hace el avestruz cuando siente el peligro. Es cierto, con la cabeza metida en el agujero negro dejamos de ver a la bestia que se acerca para atacarnos. Pero es cierto que en ese boquete oscuro nos convertimos en un blanco fácil y seguro. Ya lo hemos visto, por desgracia.

14 de noviembre de 2015

El espectáculo del horror

18.

Decimos que algo es paradigmático cuando un hecho determinado puede servir de modelo o puede presentarse como ejemplo de otros muchos. Por eso digo, que la cadena de atentados de esta noche en París es el paradigma del terrorismo moderno. Es un ejemplo modélico de lo que persigue el terrorismo.
El espectáculo del horror, la celebración del miedo, la contemplación del terror. En su estado más esencial. Destilado en su pureza más exquisita. El horror del que habla Kurtz en Apocalypse Now. El terror por el terror, sin más. Y no visto por 3 o 4, no. Será observado, escudriñado y analizado por millones y millones de personas en todo el mundo. Buscan que este miedo visceral potentísimo -y ojo, que será masivo y desaforado- traiga cambios en la forma de vida del que sufre el horror. Ahí está el origen y la meta de este acto terrorista paradigmático, de esta masacre: cambiar el modo de vida de la gente. Que no sigan viviendo como hasta ahora, que comiencen a planear respuestas, y se encadenen nuevas acciones, para que el horror siga y siga, como la rueda que gira sin parar cuesta abajo.   
Si el Estado francés permitiera a los medios de comunicación emitir todos los materiales recogidos esta madrugada nos quedaríamos petrificados. Ahora estamos en shock, pero si nos mostraran las peores imágenes de lo acontecido nos quedaríamos al borde del colapso. Un espectáculo dantesco, como aquel que vivió el poeta en compañía de Virgilio en su camino por los niveles del Infierno. 
Y el europeo medio -ilustrado, enciclopédico, digitalizado y tecnificado- comparece esta mañana con escuadra y cartabón. A ver si logra explicarse esta tremenda barbarie tomando medidas. Tratando de analizar cartesianamente esta matanza mirando los elementos sustanciales del evento. 
Decimos que algo es paradójico cuando un hecho determinado nos parece sorprendente o contradictorio, pero también puede ser exagerado, absurdo y disparatado. Por eso digo, que la cadena de ataques de esta noche en París es la absoluta paradoja del terrorismo hodierno. El absurdo incondicional por antonomasia, el disparate llevado a su esencia más brutal, la atrocidad sin paliativos. Una pista de hielo mortal para una razón que se mueve sin patines, y que no para de caerse y de molerse los huesos con cada caída. 
¡Vaya!, ¿son estos los momentos más oportunos para ponerse con la filosofía? No lo sé. Habrá quienes sientan consuelo con estas reflexiones; y habrá quien no esté para nada más que no sea la rabia y el lamento.

Desde aquí, desde ésta mi humilde tribuna, mi solidaridad con el pueblo francés -ese que me vio nacer-, transmitirles mi consternación y mi pena. Que descansen en paz los fallecidos. Mi sentido pésame a sus familiares y amigos, a toda la nación. Mi condena sin paliativos al terrorismo criminal indecente e inhumano.

La barca de Dante (1822) del pintor francés Eugene Delacroix.

5 de noviembre de 2015

NO SE PUEDE HACER UNA TORTILLA SIN ROMPER LOS HUEVOS

17.


Algo se muere en el alma cuando el ser humano descubre esto. 

Hay un momento en nuestra vida -en el primer mundo occidental suele llegar en la adolescencia o primeros momentos de la juventud-, en el que la justicia de perfección aritmética, el bien incondicional y la bondad de pura belleza, se tambalean. Trascurre un poco de tiempo más de convivencia entre nuestros iguales, y terminas viendo como todo eso se cae. El proceso de maduración tiene muchos paralelismos con el proceso de desmitificación. El mundo dista mucho de ser perfecto, bueno y justo. Es bello a rabiar, aunque la belleza no está donde pensabas. Con un poco de suerte eres de esos capaces de ver las pepitas de oro -de perfección, bondad y justicia- entre toneladas de escombros y turba.

Durante el resto de nuestra vida echamos de menos esa pureza que perdimos. También la inocencia y la confianza. De algún modo seguimos pensando que hay algo en nuestro interior prístino, que no puede corromperse. Y que portamos algunas esencias en nuestro espíritu que no pueden ser alcanzadas por la lobunez. Por eso nos cabreamos cuando vemos a otros cometer tremendas injusticias. Por eso nos indignan las corrupciones de los demás. En estos tiempos que corren, la brújula moral es terrible para con los otros. Pero muy comprensiva con nuestras propias faltas.

Sin darnos cuenta de que los demás somos también nosotros, que los otros somos uno mismo. Que lo lobuno está dentro de nosotros y que las esencias se quedaron en la niñez. Que hay que aprender a manejarse en esa constante marejada de grises. Que en este toma y daca constante de la vida algunas veces haces las cosas bien y en otras actúas con mala fe a sabiendas. Eres corrupto para obtener beneficio, o eres injusto para proteger algo que consideras bueno. Sí, así es. En no pocas veces actuamos de mala manera pensando que es la única manera de conseguir algo bueno. 

Lo dicho, no se puede hacer una tortilla sin romper huevos. Esa noche puedes comer otra cosa: te picas una poca de lechuga, te hace un filete de pollo a la plancha o te comes un yogur rico en bifidus. Pero si quieres tortilla tienes que romper los huevos.

Quiero una pastilla, déjese de tonterias

16.

Quiero una pastilla que me cure doctor, que me quite este padecimiento, este problema que me fastidia la vida. Y el doctor en numerosas ocasiones le receta lo que corresponda. Pero en otras muchísimas ocasiones le dice al paciente -o a la paciente- que no le receta nada, que para dejar de padecer lo que padece tiene que cambiar sus hábitos, su dieta, su forma de vida, en definitiva. Y, entonces, se lía una buena.
Las expectativas de la ciencia médica están ahí. Son maravillosas y estupendas. Pero esas expectativas se han manejado de muy mala manera. Por parte de los gestores y administradores, y en no pocas ocasiones por parte de los profesionales. De algún modo, la gente piensa que siempre tiene que haber un remedio artificial (farmacológico) para todo lo que perturba su salud. Es rápido y sencillo. Un vaso de agua, la cápsula y se acabó. El problema está -uno de ellos, claro- en que junto a estos avances no hemos tenido una educación sanitaria que eduque a la ciudadanía en que las panaceas no existen. Que junto con la ciencia (los medicamentos) tenemos que poner hábitos de vida saludables. Esto es, que hay que hacer cambios, esfuerzos, y -en ocasiones-sacrificios.

El Sr. Fulano tiene unos problemas de estreñimiento tremendos. Y se cabrea con su doctor porque todas las pastillas que le manda no le hacen efecto. El día que el médico le dijo que tenía que cambiar de hábitos ya fue el acabose. Menudo rufián. El médico dejo de recetarle comprimidos y le mandó una dieta rica en fibras. Le pidió que dejara de fumar. Le aconsejó que hiciera ejercicio moderado (que además es bueno para el corazón). Que bebiera una buena cantidad de agua al día (que además es buen para el riñón). Que intentara llevar una vida sin tanto sobresaltos (que además es bueno para la tensión arterial). O que, al menos, tratara de manejarlos sin tanta tensión y enfado. Que no se enfrentara a la situación de tener que sentarse en el WC; que eso lleva su tiempo, y hay que afrontarlo con serenidad. Le conminó a que comiera todos los días a la misma hora, estableciendo nuevas rutinas y costumbres. Y que lo hiciera en una situación cómoda y relajada. Sin estrés, que masticara bien todos los alimentos. [Cuando el médico le dijo que masticara bien fue cuando el Sr. Fulano montó definitivamente en cólera].
¡Qué médicos más malos hay en el seguro! le dijo el Sr. Fulano al médico pegando un portazo.

Está feo decirlo, pero el seguro tiene pacientes muy poco colaboradores. El Sr. Fulano se niega a dejar de vivir como vive. Y es ese modo de vida el que le provoca el estreñimiento (por ahora, luego llegarán cosas peores). Y como el Sr. Fulano hay muchos otros. Que no tienen intención de aceptar los cambios, de encajar en su vida los esfuerzos, de hacer sacrificios en pos de una mejora en su calidad de vida. El Sr. Fulano quiere una pastillita y seguir viviendo como le plazca. Es posible que nadie le haya enseñado que detrás de esos esfuerzos y sacrificios hay una mejora importante. También puede darse el caso de que sí se lo hayan enseñado pero al Sr. Fulano no de la sale de las narices aceptarlo. 

Los hábitos de vida saludables, como el ejercicio, la dieta variada, evitar el estrés, sanear la mente, dejar de fumar y consumir alcohol, etc., no son tonterías. En no pocas ocasiones, son tanto o más eficaces que la farmacología. El mundo de la ciencia sanitaria tendría que comenzar a pensar en cómo gestiona las expectativas y los avances. Dejar de venderlos como si fueran mercancías, dejar de ponerse medallas por los adelantos, para empezar. La ciudadanía no puede perder de vista el principio de realidad y empezar a dar por hecho que la panacea de la vida eterna está al alcance de un comprimido. Una educación sanitaria rigurosa y de calidad, que funcione y marque las diferencias, tiene que contar todo lo bueno que se puede hacer; pero que las panaceas milagrosas no existen. El esfuerzo, la entrega, el trabajo con uno mismo son ineludibles. 

27 de octubre de 2015

La cuestión de los epítetos

15.
No creo que nadie piense -al menos yo no lo hago- en lo siguiente: mi madre hetero. Y lo mismo creo que nadie diría para sí: mi hijo gay o mi hermana lesbiana. Tampoco mi amigo vasco o mi compañera catalana. Las relaciones familiares y fraternales, el amor y la cordialidad, el afecto y el cariño convierten esas coletillas, esos adjetivos, en absurdos metafísicos. Son mi madre, mi padre, mi hijo, mi hermana, mi sobrina, mi amigo del alma, mi compañera de avatares. El 'mi' es mucho más importante que la calificación sexual o toponímica. Ese posesivo contiene la información precisa, la única necesaria. Tratamos con personas, no con condiciones sexuales ni accidentes geográficos.
Cuando tratamos con personas que nos son ajenas o lejanas la cosa cambia. Al no haber relación alguna de cercanía, los epítetos se nos escapan, muchas veces de manera automática, inconsciente. Dejamos de controlar esos calificativos, y terminamos usando etiquetas prejuiciosas sin esfuerzo. Nos salen así, sin más. Hemos sido -y somos- educados en poner etiquetas. Y todo empieza por la simpleza de llamarse en los colegios por los apellidos. Esto allana el camino para empezar a ver a nuestros congéneres como si fueran rótulos en vez de personas. 
Esto es una cosa, la fuerza de la costumbre. Otra cosa bien distinta es la mala leche rebozada de estulticia. Hay gente -y no poca por desgracia- que disfruta ofendiendo a los que son de sitios diferentes, y que no quieren respetar las opciones sexuales distintas a las suya. Esta gente enganchan varios epítetos a la vez y los convierten en hipérboles ofensivas que no voy a proferir en mi blog; pero que todos hemos escuchado, y mucha gente padecido.
Las costumbres pueden cambiarse. Los automatismos pueden modificarse. Uno de los pilares de la educación ha de ser el respeto a la diversidad. Y en casa, los padres haríamos bien en enseñar a nuestros hijos lo que es la empatía, entre otras cosas. La mala leche, sin embargo, es harina de otro costal. 
Para empezar, habría que dejar de darles pábulo, a estos incapaces del mínimo respeto. Que esas manifestaciones homofóbicas malsonantes e insultantes -por ejemplo- dejen de tener relevancia social. Todavía nos encontramos con que ciertas actitudes son premiadas socialmente. No son poco los que se jactan pública y notoriamente de metérsela doblada a Hacienda. O el típico 'macho ibérico'. Hay que dejar de alentar estos comportamientos, no jalear más estas manifestaciones. Que la gente anónima de bien les haga el vacío a todos estos. Es un punto de partida. 
  

EXAGERACIÓN... una vez más.

14.

Ayer, lunes 26 de octubre, saltó a los medios informativos una noticia que partía de una de las sedes de la OMS, la Organización Mundial de la Salud en Lyon (Francia). El titular dice así:El Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer evalúa el consumo de la carne roja y de la carne procesada”.
El panóptico digital en el que vivimos multiplica exponencialmente todo lo que toca. En poco tiempo –horas- la noticia ya ardía en las redes. Y claro como la mayoría de la gente escribe sin pensar la bola de nieve se convirtió en avalancha en muy poco tiempo. Lo que resulta curioso es que la llamada prensa seria entrara en el juego. Este es el titular que El País dio ayer a esta noticia: La OMS declara cancerígena la carne procesada”. 
http://elpais.com/elpais/2015/10/26/ciencia/1445860172_826634.html
Un día después, con la polvareda montada en todo su esplendor, es cuando aparecen las explicaciones, los matices, los estudios sosegados, las opiniones expertas que ponen en contexto la cuestión. Ayer no, hoy sí. 
Así funcionan los sistemas de noticias actualmente. Se pega el pelotazo. Cuanto más escandaloso sea tu titular mejor. Más –y mejor- se mueven las cosas por las redes. Y ya habrá tiempo de templar gaitas y explicar las cosas con mesura. La OMS ha clasificado la carne procesada como cancerígena. El verbo clasificar, tan científico él, no le viene bien al que vende periódicos o al que cobra por publicidad en la web. Por eso pone el verbo declarar, que es muy cañero y contundente. Lo que lanza la OMS es un comunicado de prensa en el que se presenta de manera sencilla y sucinta una evaluación de algo, sin profundizar. Y esto tan liviano y corto se convierte en algo de peso, en una especie de declaración tremenda de algo inaudito y terrible. Mucha gente ha sobrepasado aquí los límites de la prudencia y el sentido común.
Está de moda, que no nos quepa ninguna duda al respecto: Exagerar sin misericordia ni rubor. La OMS exagera, la prensa exagera, las redes exageran. Yo mismo exagero con las negritas y los subrayados. ¡Vaya!, es que si no exageras eres un don nadie, un ente invisible al que nadie hace caso.
Resulta que ‘eso’ que ha sacado la OMS es un comunicado de prensa (el 240 para ser exactos). ¡Un comunicado de prensa!, de 2 folios. Y dos míseros folios han dado para que se líe parda. 
Y da la posibilidad de enlazar a otra página que dice:Carcinogenicidad del consumo de carne roja y de la carne procesada”, una batería de 27 preguntas, y sus correspondientes respuestas. http://www.who.int/features/qa/cancer-red-meat/es/
El estudio sobre el que está basado esta noticia no está colgado. Todavía está en el nivel de los expertos, no ha pasado a la opinión pública. Y sin embargo se ha montado la mundial porque la prensa y la red dicen que la OMS ha dicho algo.
Sobre dimes y diretes se ha montado un espectáculo dantesco, de manipulación mediática, un ejercicio de miedo a escala mundial, de afrenta contra un grupo de industrias y negocios, y un largo etcétera.
Y el informe respecto a la carne roja habla de:
- … una revisión exhaustiva de la literatura científica acumulada… No es un estudio nuevo ni original. Han hecho un remix científico de algo que ya sabíamos. ¿porqué sale esto ahora, por qué se remueve esto precisamente ahora si no hay datos nuevos realmente?
- …clasificó el consumo de carne roja como probablemente carcinógeno para los humanosLa negrita es mía. El estudio establece una probabilidad, no una seguridad. De traca¡¡ Leen el probablemente pero se lo pasan por el saco escrotal. 
- … basado en evidencia limitada de que el consumo de carne rojaEncima son evidencias limitadas, no totales y objetivas, ni fuera de toda duda razonable. 
- … se han visto asociaciones con el cáncer…. Dicen asociados al cáncer no que haya una relación causa-efecto necesaria e ineludible.
Y sobre la carne procesada dice:
- La carne procesada se clasificó como carcinógena para los humanos (Grupo 1), basada en evidencia suficiente en humanos de que el consumo de carne procesada causa cáncer colorrectal. En 28 palabras, -¡sí en 28 palabras¡- quieres sentar cátedra y que todo el mundo te haga caso. ¿Sólo con carne procesada se tiene cáncer? ¿No hacen falta más elementos, además de éste? ¿Y la gente que no para de comer esta comida y no tiene cáncer, de ningún tipo? ¿Y la gente con cáncer colorrectal que apenas toma carne procesada? Es muy difícil defender esto, querer abarcar tanto con tan poco, sin ofrecer más datos, más información. Querer establecer una verdad indudable por cojones, porque yo lo digo que soy la autoridad y tú me haces caso y punto. Es lo que se llama argumento ad verecundiam, que ya instituyeron los pitagóricos 500 años de Cristo. ¿Por qué produce cáncer la carne procesada?, porque la OMS lo dice. Y por qué esto, por qué aquello, por qué lo otro…. porque la OMS lo dice, así hasta el infinito. 
No doy con la tecla, no entiendo la razón de que la OMS saque este comunicado de prensa diciendo estas cosas tan superficiales, tan obvias, tan simples. No entiendo cómo da pábulo a este enredo tan increible.
Realmente, esto no es un documento científico. Es un documento de prensa. Lo suyo hubiera sido que desde el primer momento –y no al día siguiente- se hubiera realizado una hermenéutica responsable del mismo. Un trabajo de exégesis honesto y fiel, por gente experta en el asunto. Y no convertir una nota de prensa en una avalancha a nivel mundial. Es el viejo problema filosófico de la literalidad frente a la interpretación. Y como cuando se hacen las cosas mal, sin honestidad ni prudencia, a la ligera, se puede provocar un problema que antes no existía.
Y luego está la estulticia comunitaria. Cualquier médico de familia, facultativo especialista y enfermera de atención primaria o especializada le dirá que hay que llevar una dieta sana, hábitos de vida saludable y demás. Pero no ahora. Desde hace 25 años. El mismo tiempo que llevamos defendiendo la dieta mediterránea, el consumo de frutas y verduras desde la infancia, el ejercicio moderado, etc. Hacer caso al comunicado es obviar lo que se ha conseguido en educación sanitaria en décadas. !Que hay que seguir perseverando, pues claro¡ Pero este episodio no creo que ayude a concienciar a la gente. La alarma, la enfada y cabrea, pero no la educa.
Y desde hace más tiempo sabemos cómo son los hábitos alimentarios de los norteamericanos. Y sí, el abuso brutal que hacen de las carnes procesadas. Y aquí nos damos por aludidos como si fuéramos como allí. Como si la industria cárnica no pasara controles de calidad. Como si fuera una especie de mafia criminal y asesina que busca provocar cáncer en la gente. Este informe se ajusta como el guante a una mano a la sociedad norteamericana, y mucho menos a los europeos.
A título personal: A los que piensan que peor no se puede estar, que más bajo no se puede caer, que tenga en cuenta el episodio de ayer. Queda mucha cuesta abajo. Y espérate a ver si no seguimos cayendo arrepentidos de no habernos quedado como estamos.