31 de enero de 2015

Reflexiones patibularias 85... los que van detrás del sorpasso

Reflexiones patibularias


LXXXV

Hay cosas que no se pueden negar, y el que lo hace es estúpido.

Podemos ha reunido a mucha gente y se han venido arriba con lo del tic-tac-tic-tac. Las endorfinas y la dopamina de estos chicos deben de estar por las nubes, después de ver toda esa muchedumbre. Pero cuando se les pase el subidón, cuando la gente vuelva a lo suyo, seguirán sobre la mesa las mismas cuestiones de siempre. 
Sí, 'Podemos' ha logrado sacar a la calle a mucha gente. Ahora tiene que lograr que vayan a votarles toda esa ingente cantidad de gente y .... bienvenidos a la realidad... algunos millones más. 
Para ganar con mayoría absoluta y gobernar -¡ahí con un par!- en un escenario clásico de nuestro país, rondando el 70 % de participación, necesitaría sacar 10 millones de sufragios como mínimo y que su principal competidor, el PP, no pase de 8 millones (resumiendo mucho la cosa). 
¡Pero claro, esto no sólo es un vuelco electoral, es un vuelco sociológico! Para que ocurra una cosa así tendría que fagocitar por completo el electorado de IU (eso no es difícil) y que el PSOE termine siendo un partido cuasiresidual -al perder por lo menos a la mitad de sus votantes-, porque el PP incluso en las elecciones que no gana no baja de los 10 millones de votos. Pero si el PSOE cae digamos que un 50% y el PP digamos que un 25%, lo que tenemos entre manos no sería un sorpasso político, sería un terremoto social y cultural profundísimo. La sociedad española se daría la vuelta casi como un calcetín. 
Y eso es lo que no veo. No veo en las calles y en el día a día ese cambio social tan tremendo. Internet es otra cosa, es una parte de la sociedad sí, pero no es el espejo real de la sociedad. Es evidente, hay cabreo e indignación a punta de pala, una mala leche que rezuma por los colmillos de más de uno, unas ganas tremendas de joder bien jodido a más de dos, y odio a raudales (nada nuevo en nuestra sociedad que lleva odiándose todo el siglo XX y parte del XXI). Pero más allá de esta exacerbación emocional de las masas populares y digitales no me parece que la gente haya cambiado tanto; por lo menos el número suficiente - más de 10 millones- para que haya un cambio radical en las urnas. 
Aunque seguramente en los 80 muchos pensaron lo mismo y llegó Felipe González y Alfonso Guerra y arrasaron con todo lo que había. Está claro, las armas (las elecciones en este caso) las carga el diablo. En el puro nivel de estrategia, al Gobierno le interesa muy mucho llegar hasta donde la legalidad vigente le deje en esta legislatura. Muchos son corruptos, pero no todos son tontos.