4 de septiembre de 2015

Reflexiones Patibularias 96

Reflexiones Patibularias 96


XCVI

Llamamos ‘icono’ al “signo que representa un objeto o una idea con los que guarda una relación de identidad o semejanza formal”. Tenemos un hecho y lo reflejamos, o representamos, a través de una imagen. Esto es, una realidad pasa a ser un signo abstracto o gráfico. La iconización es un proceso de abstracción muy humano. No hay nada malo en ello. La utilidad es manifiesta. Pero hay días en el que este proceso se hace muy patente.
Es el día en el que la muerte del crío en la playa queda convertida en la foto del pobre crío en la playa. Y es ésta, la foto, el icono, la representación, lo que recorre las redes. 
Yo estoy viendo un problema aquí, y no es convertir la realidad en icono. Hace mucho tiempo un tipo desconocido fue muerto y crucificado en la gran puñeta. De ahí surgió un movimiento social y religioso que rápidamente acogió como icono a la cruz. El icono tuvo éxito, todo el mundo sabe lo que representa; y, además, ha llegado hasta nuestros días. 
El problema del pobre crío es que ha llegado a morirse a la orilla del consumo exagerado y sin límite. Ha llegado a morirse a una realidad donde las cosas duran lo que dan de sí, lo que tardan en consumirse. Y aquí se consume de todo, incluido el simbolismo, las imágenes y los iconos. Y se consumen con ferocidad rabiosa. Y los consumimos hasta que se consumen, esto es, hasta que se gastan y nos dejan de valer y buscamos otros nuevos. 
Los símbolos generalmente tardan un tiempo en eclosionar, en solidificar y que todo el mundo sepa qué quiere significar. Y cuando solidifican, por mucho que los uses y mangonees no se disuelven ni llevan al equívoco. Volvamos al símbolo de la cruz y su éxito como icono. Todos sabemos qué significa aunque se haya reducido el peso específico de tal confesión religiosa. Si alguna vez ésta llegara a desaparecer el icono quedará en los libros y los niños del futuro podrán comprender que una vez existió tal cosa. Lo mismo pasa ahora cuando vemos un ‘Ojo de Horus’ (el Udyat) y sabemos que representa a la religión egipcia, un credo completamente desaparecido pero que en su día suponía la realidad cotidiana de mucha gente durante mucho tiempo. 
El problema está en convertir al pobre crío muerto en icono, en representación, en material de consumo para usar y tirar. En estos tiempos que vivimos las cosas no tienen poso, no cuajan, no solidifican. Y precisamente es internet y las redes sociales lo que hace que no eclosionen las cosas. Las redes no son parte de la solución, son parte del problema. Problema que no se resolverá, desde luego, eliminando las redes. Es que el problema se las trae. Y el pobre crío huyendo de sus terribles problemas ha llegado a morirse a ésta nuestra orilla donde estamos a lo que estamos. ¡Pobrecito!
Y junto al icono se propaga la indignación. Una indignación igualmente icónica, representativa e ideal. Una indignación de consumo, que consume iconos como los coches consumen gasolina. Pero estos símbolos e imágenes se gastan y ya no dan combustible para la indignación. ¡Más madera!, decían los Hermanos Marx montados en aquel tren. La semana que viene ocurrirá otra tragedia que será convertida en icono. Y así hasta que nos consumamos nosotros mismos.
Yo tendría mucho cuidado con aquellos que quieren convertir la realidad en foto, el hecho en icono, y la indignación de verdad en pantomima de autoflagelación colectiva que dura dos telediarios. Estaría bien que hiciéramos las cosas bien esta vez. Y santificar con el éxito el icono del pobre crío muerto en la playa. Y que solidifique, que eclosione, que se haga indeleble en el tiempo, como la cruz y el udyat. Y nos recuerde a todos que no podemos dejar a los pobres críos morirse en las playas.
PD: ¿Por qué ahora, y no hace dos meses o dentro de dos meses? Me gustaría que alguien solvente pusiera sobre el tapete una explicación técnica de este éxodo masivo en el verano de 2015 cuando los combates en Siria llevan unos años. Las cosas no pasan porque sí. Quisiera tener en mi poder más elementos de juicio.