19 de diciembre de 2015

¿Cuánto cuesta un peine?


Picoteando unas buenas aloreñas de Málaga, me pongo a reflexionar sobre lo que está por venir a partir del lunes 21, y me viene a la cabeza algo que decía mucho mi madre: "te vas a enterar de lo que vale un peine".

I.
Indeciso es el que no se decide en algo. 
Indeciso es el que todavía no ha elegido una opción de entre las varias opciones que se le plantean. 
Indeciso es el que todavía no ha optado por votar a IU o a Podemos. Es el que todavía no se decide por PSOE o Podemos. El que no se aclara entre PP o Ciudadanos. Y como éstas hay varias opciones dicotómicas más.
Indeciso es el que no tiene claro a estas alturas si votar en blanco, abstenerse y quedarse en casa o votar nulo (Meter en el sobre un lasca de chorizo, un billete de 500 o una misiva llamando a los políticos hijos de las cuatro letras).
Indeciso es también el que no dice su decisión, aunque esté tomada. El voto es secreto, con lo que -en cierto modo- todos tendríamos que ser indecisos. Pero sabemos que un español calladito, prudente y discreto es una especie en extinción. Aquí la indecisión tiene que ver con la vergüenza. Mucha gente que votará al PP (y al PSOE) calla y no lo dice cuando le preguntan o charla con los conocidos y familiares. Eso no pasa con los recién llegados (Podemos y C's), que como están encantados de haberse conocido cantan a los cuatro vientos de que son de allí.

II.
El lunes arreciarán los insultos y los improperios. Serán muy abundantes los ríos de tinta que se verterán aquí, en la red, por esto. Somos muy malos perdedores, y peores ganadores. Unos a otros se llamarán de todo, y nada bonito. Me comprometo a hacer un seguimiento de la sangre vertida, a traer lo peor de cada casa.

III.
Mucha importancia se da por estos pagos a la Campaña Electoral y muy poco al tiempo postelectoral. Ya lo vivimos en Andalucía y Cataluña. Lo veremos ahora con esto. Tómense un poco de valeriana que esto no va a terminar en las urnas. Los que decían que la democracia no es solo votar tienen razón. La democracia también es negociar, dialogar en busca de acuerdos y puntos en común.

IV.
El voto meditado, la elección sopesada, la valoración de pros y contras, etc. está finiquitada en la política española. Este día de reflexión sobra. Y sobra porque la propia reflexión está de más entre los españoles. El modelo de decisión racional por fin ha saltado por los aires. A ver si unos cuantos se dan ya cuenta al ver la explosión.
La gente vota con las entrañas, con las tripas y el corazón. Se vota con el resquemor, con el miedo y con la mala leche. Son nuestros traumas los que deciden, nuestras taras, nuestras heridas, nuestras fobias, nuestras desilusiones. Eligen nuestro inconsciente dolido, el recuerdo del pasado, las cuentas pendientes, las ganas de venganza.
Este pueblo tiene que mirarse al espejo para encontrarse con el monstruo. En este periodo postelectoral lo hará y entonces, es posible que sepamos lo que de verdad vale un peine.