14 de abril de 2016

La rueda del odio

Y la rueda echa andar. Un ataque y su respuesta. Una afrenta y su respuesta. Un muerto y su respuesta. El odio y el odio es su respuesta. Ataques y contraataques. La rueda gira y gira y la inercia es cada vez mayor. Y ya no hay quien pare el odio. Porque para parar ese odio tienes que terminar renunciando a lo que eres. Porque el odio se mete tan dentro que termina inoculando tus principios, tus costumbres, lo que entiendes por razón, verdad y justicia. Para parar el odio tienes que voltear todo tu mundo. Y no quedan dragones bajo los cielos capaces de lleva a cabo semejante tarea.

Maestro Mirssa de Boggelund.

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