13 de enero de 2016

Política de gestos.

En días como el de hoy, en el que se inaugura la undécimo primera legislatura en el Congreso y el Senado, veo claramente como la llamada 'nueva política' es la instauración de la 'política de gestos'. Pero no de una política cargada de simbolismo, sino la política del histrionismo y de las muchas fobias. 
La base y fundamento de la nueva política es afear la política de siempre con cualquier gesto; con lo que sea necesario. Allí donde aquellos vean algo trascendente y esencial, éstos lo convierten en un circo y en tremending topic.
No está bien que lo haga, pero lo haré y me autocitaré:

"Las formas de los de siempre aparecen ahora ante la opinión pública como vacías y sinsentido, es más, puro cinismo e hipocresía. En no pocas ocasiones las formas pulcras, encorsetadas e institucionales enfadan a la masa social, que las ven como pomposas, elitistas y aburridas. Estos nuevos que están muy atentos a lo que late en la muchedumbre han descubierto este enfado y lo explotan en beneficio propio. Al hacerlo, al pisotear claramente las formas y fórmulas añejas matan dos pájaros de un tiro; quedan bien delante de los potenciales votantes y fastidian a los de siempre. Porque para los de siempre estas formas, estas fórmulas, representan una especie de liturgia o de sacralidad que ha de ser respetada. Y uno de los objetivos de los nuevos es afear la existencia toda de los de siempre. (...) Está justificado, fastidiar todo aquello que los viejos consideran serio, importante y valioso; es legítimo y rentable políticamente. (...) Se trata de desmontar este tinglado, esta cueva de ladrones, y la primera puerta que tienen que derribar es ésta".