24 de enero de 2016

El espejismo

40.

Cuanto más cerca vemos nuestro objetivo -lo que queremos personalmente, lo que exigimos socialmente- más prisa nos damos por llegar hasta él. Si pensamos que está muy lejos, el objetivo funciona como un ideal normativo. En la lejanía, nuestros objetivos tienen forma de utopía. Y éstas nos mueven, nos ayudan a vivir. Pero cuando tenemos la sensación de que está cerca, o alguien nos dice -y nos convence- de que está ahí mismo, que se puede rozar con la punta de los dedos, nos entra la prisa, se apodera de nosotros el ansia y la desmesura.
El problema está en que nos cuesta trabajo detectar los espejismos. En que sea precisamente eso, la sensación de que está cerca, no que realmente esté cerca. Los espejismos juegan con algo vital en nuestras vidas: nuestras esperanzas. El peligro no está en las falsas ilusiones; el peligro está -siempre me lo ha parecido- en que agotan nuestras energías, nos agotan y colocan en situación peor de la que ya estábamos.