21 de agosto de 2016

Orgullo y Admiración.

68.
Simone Biles

El espíritu olímpico, en particular, y el espíritu deportivo, en general, nos muestran una serie de valores positivos que son trascendentales en nuestra vida. 

La cultura de la entrega, de la dedicación, del trabajo duro y productivo, de la unión de mentes y esfuerzos, de la participación dando lo mejor que lleva uno dentro y mucha más cosas. También es la cultura de la victoria, del éxito y del triunfo.

La cuestión que saco a colación es que no hay lo segundo si no existe lo primero. Y la crueldad de los tiempos que vivimos nos hace olvidarnos de todos aquellos que no ganaron, que descuidemos a los que no triunfaron, y que ninguneemos a los que no vieron cómo el éxito les sacó en las portadas. El olvido se apodera de todos ellos. Y, en no pocas ocasiones, el desdén de muchos.

Lo que las Olimpiadas nos tratan de explicar -a pesar del dinero, la publicidad y las marcas comerciales-, y hemos olvidado, es que lo importante es participar dándolo todo, por uno mismo y por el grupo de gente que comparte tu existencia (el país). Los atletas que participaron y no subieron al podio lo saben; también lo saben sus familias. No me atrevo a llamarles perdedores. No puedo, ni quiero. 


Patty Mills

Bravos y olés por todos los que, y las que, ganaron medallas. A los que, y las que, compitieron con honor y esfuerzo mi reconocimiento, mi admiración.

#orgullosodetodosellos
#orgullosodetodasellas